Los evangélicos crecen unidos en Zamora con sus diferencias denominacionales

El Diario de Zamora ha publicado un reportaje sobre el aumento de los protestantes en esa ciudad. El artículo habla de cuáles son las denominaciones más presentes en la región y cuál es la visión de las iglesias evangélicas. También realza la gran unidad que existe entre ellas a pesar de sus diferencias doctrinales.

ZAMORA · 14 DE SEPTIEMBRE DE 2008 · 22:00

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Dentro del mundo globalizado que enreda al siglo XXI, la sociedad es un conjunto heterogéneo compuesto por múltiples y diversas capas sociales y, como consecuencia, religiosas. No todos los zamoranos profesan el catolicismo, ya que una pequeña porción se afilia con otro tipo de religiones. Por un lado están los musulmanes, mientras que por otro está la diversidad de ramas de la iglesia cristiana, dentro de la cual hay tres movimientos: el católico, el ortodoxo y el protestante. Pero las subdivisiones no concluyen ahí. Integrada en los protestantes hay una gran amalgamas de grupos. Se encuentran bautistas, pentecostales, metodistas, independientes, y otros, pero todos son evangélicos. Su origen se remonta a la reforma de Lutero en el siglo XVI. «Nosotros, la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios, cabemos dentro del paraguas de los protestantes», explica Guillermo Jackson, pastor de la Asamblea de Dios en Zamora. En España hay más de un millón de protestantes, según la Federación de Entidades Religiosas de España (FEREDE), de los que 400.000 son españoles, mientras que el resto son comunitarios o extra comunitarios que han vivido en el país un mínimo de seis meses. El crecimiento de los fieles evangélicos ha sido vertiginoso en las últimas décadas. Si en los años 60 contabilizaban 40.000, ya en el 2004 esa cifra se había multiplicado por 10. «La llamada Segunda Reforma enraizó especialmente en zonas rurales y costeras, teniendo poco acceso a las minorías privilegiadas económicas y sociales, que estaban en armonía con la Iglesia Católica», apunta la página web de la FEREDE. A lo largo de los últimos años, Zamora ha visto como los protestantes ganaban adeptos. En total, en Zamora se contabilizan siete sedes de este tipo. Pero no todas pertenecen al mismo movimiento. Por un lado se encuentra la Asamblea de Dios, cuyo pastor es Guillermo Jackson. Sin embargo, la Iglesia Evangélica de Filadelfia es la más extendida, con un total de cinco centros de reunión. Por último, la congregación Asambleas de Hermanos sólo contabiliza un local, pero en una zona céntrica de la ciudad. La Iglesia Evangélica de la Asambleas de Dios y la de Filadelfia son pentecostales. «Nosotros creemos que los poderes del Espíritu Santo están vigentes». Mientras que las Asambleas de Hermanos no lo son. Las diferencias entre los tres no son grandes, ya que creen en Jesucristo para recibir una nueva vida. Tal es la hermandad entre ellos que en enero las tres congregaciones se reúnen para orar todos juntos. «Evangelista es un persona que evangeliza. El término correcto sería la iglesia evangélica. Nuestra razón principal es evangelizar, es decir, compartir el evangelio, que consiste en el hecho de que el hombre es pecador, y siendo pecador es apartado de Dios», comenta Jackson. Las tres congregaciones protestantes trazan su comienzo con Lutero, pero no con la misma doctrina. Las diferencias con los católicos son palpables. Mientras que los evangélicos no veneran las imágenes, porque «la Biblia lo prohíbe», los católicos sí lo hacen. Además, los evangélicos consideran que la salvación es un regalo que reciben por fe, «arrepintiéndonos y aceptando el perdón de Cristo». Los evangélicos deciden serlo por ellos mismos, a diferencia de los católicos, que desde el bautismo ya lo son. «Nosotros tomamos la decisión de tomar a Cristo», dice Jackson, quien se animó a los 24 años. TESTIMONIO DEL PASTOR La historia de Jackson, pastor de la Asamblea de Dios en Zamora, es un ejemplo de salvación gracias a la Iglesia Evangélica. Fue criado en una familia de evangélicos en su país natal, los Estados Unidos. Pero con el paso de los años comenzó a perderse en los vicios de la bebida y las drogas. Alcohol, marihuana, anfetaminas, L.S.D. y heroína. «Mi vida había perdido ya toda esperanza». Hasta que un día, un pastor evangélico pasó por su casa. «El pastor me explicó que Jesucristo había muerto en la cruz para darme el regalo de la vida eterna». Desde ese momento comenzó su vida evangélica, que le llevó a España, país que ya había visitado en su etapa de militar de los Estados Unidos en Alemania. Jackson lo tuvo claro, ya que ser pastor en Norteamérica tiene un gran prestigio, y comenzó el camino. Sin embargo, una noche recibió la llamada del Señor para incorporarse al Ministerio. Eso y un evangélico que estaba de propagador de la Palabra en Brasil le convencieron para hacerse misionero. En 1994 aterrizó en Zamora. Ahora, la Asamblea de Dios de Zamora acoge a cerca de 35 personas. Se reúnen para orar los martes y jueves a las 19.30 hora y los domingos a las 19.00 horas en el local que tiene la Iglesia en la calle Colón, única sede de esta Iglesia Evangélica en la provincia. Pero Jackson no está solo. Su mujer, Diana, también atravesó una vida muy dura hasta que se integró en la Iglesia Evangélica. En los años 70, Diana no tenía dinero y tampoco dónde vivir. La recogió una familia de «cristianos fanáticos». Ella había formado parte del movimiento hippy y estaba segura de sus creencias. Incluso, había leído varios libros relacionados con el hinduismo. «Pero entonces recibió un nuevo corazón y empezó a creer». Ambos tienen dos hijos, Betaña y Ross, pues la Iglesia Evangélica permite que los pastores formen una familia. Este matrimonio americano encabeza las reuniones que celebran tres veces a la semana. Es martes, y en la pequeña sede de la calle Colón no está a rebosar. «Cuando más personas hay es el domingo», advierte el pastor. En una pared blanca con unas letras azules está escrito una lema: "Jesucristo es el Señor". Dos guitarras, un teclado y una pandereta empiezan a sonar. La música es un hilo conductor fundamental de la ceremonia y sirve para dar las gracias al Señor. El entusiasmo rebosa en todos y cada uno de ellos. A continuación, Jackson abre la Biblia e indica la lectura de Juan capítulo 3, versículo 16. «Nuestro preferido», indica el pastor. De Marcos, capítulo 1 versículo 14; a Efesio, capítulo 2, versículo 8;. Cada uno de ellos lee un fragmento y tras ello Jackson explica el significado. Al final, todos se ponen en pie para glorificar al Señor. Uno de los más veteranos es Miguel Carrascal. Desde hace seis años, acude puntualmente al local de la Asamblea de Dios. Sin embargo, lleva mucho más tiempo dentro de la Iglesia Evangélica. «Hace 37 años que entré en una. Buscaba a Dios en la Iglesia Católica, pero cuando entré en una iglesia gitana sentí la atmósfera y lo encontré». A la ceremonia acuden personas de todos los ámbitos sociales. Mujeres, hombre, niños, ricos y pobres. Así lo deja claro Jackson. La gente relaciona a los evangelistas con la etnia gitana, pero en esta congregación tan sólo hay un familia. Se trata de la familia de Cipriano Romero, que desde hace ocho años forma parte de los evangélicos. «Antes yo ere un delincuente, un ladrón», se autodefine Cipriano, que toca la guitarra en las ceremonias. Cuando quiso salir del mundo del trapicheo no pudo. «Empecé a probar centros médicos y todo tipo de soluciones. Pero donde ellos no pudieron, llegó Dios», confiesa. Desde entonces, raro es el día que Cipriano, su mujer y sus tres hijos faltan las oraciones. «Afortunadamente, mis hijos sólo me han conocido como fumador. Y hace cinco años que lo dejé», apunta. «Esto no es sólo para el ladrón o el drogadicto, sino para todo aquel que quiera recibir a Dios», apostilla. Manuel Seisdedos también ha encontrado al Señor en la Asamblea de Dios. «Un día escuché a la hija de Jackson en la plaza de La Marina, donde ella y un grupo de americanos dieron una charla». Manuel, quien ahora está jubilado, trabajó en las zapatearías Seidedos cuyo propietario era su hermano. Diez años después del primer contacto y tras un principio lleno de dudas, Manolo acude de vez en cuando al pequeño local de la calle Colón. «Su hija también viene a menudo», apunta el pastor. Sin embargo, su mujer no ha decidido unirse a la Iglesia Evangélica y acude a las ceremonias católicas. «No pensé mucho en creer. Pero cuando vine, no lo dejé». Manuel, fumador empedernido «desde un montón de años», dejó de fumar gracias a la ayuda del pastor americano. «Pero no sólo abandoné el tabaco, sino también otros vicios, como las máquinas», puntualiza. Otra de las congregaciones de la Iglesia Evangélica es la de Filadelfia. En total hay cinco sedes en la capital zamorana. Una de ellas se encuentra en el barrio El Sepulcro. Se trata de la iglesia La Luz. José Salazar es el pastor desde hace tres meses «Desde que era chiquitito mis papas me enseñaron en esto. Pero yo estoy convencido en lo que estoy haciendo. Nadie me obliga». Salazar no habla de diferencias con otros evangélicos, porque «nosotros creemos en el señor Jesucristo como salvador de nuestra alma. Y también creemos en la resurrección de Jesucristo». Entre 35 y 45 personas se congrega cinco días a la semana, a eso de las 19.30 horas, para dar la gracias a Jesucristo. Su objetivo es «ir en busca de la gente para ayudar a los necesitados», airea Salazar. Todos son de etnia gitana. Según la Ferede, un 15% de los gitanos son evangélicos. La Iglesia Evangélica de Filadelfia arribó en Zamora hace ahora 35 años, y en total puede haber cerca de medio millar de zamoranos. Carlos Jiménez profesa dicha orden desde hace 30 años. «Nosotros no nos sentimos marginados por nadie. Pensamos que estamos en lo cierto. Pero no creemos que seamos mejores que los demás», afirma este hombre de 50 años que acude junto con toda su familia a la reunión que encabeza el pastor Salazar. Mientras, en el interior, algunos de los feligreses ya entonan los primeros cánticos de alabanza. La música es una parte básica, así lo indica uno de los salmos de la Biblia. Dos mujeres, con micrófonos en mano, transmiten su júbilo con sus bellas y sonoras voces. Un piano electrónico les acompaña. En la parte central de la sala, sobre una tarima, un hombre comienza a leer algunos de los versículos. Cada vez que concluye, todos le ovacionan. Es miércoles y la iglesia La Luz no está llena, pero casi. Cerca de una treintena de personas se sientan en los bancos para escuchar las enseñanzas del pastor Salazar. Mujeres y hombre, pero también niños y niñas que merodean por la zona, entran a la hora señalada. Por delante les espera un hora intensa, durante la cual el pastor Salazar impartirá la Palabra, llena de enseñanzas para acercarse más a Jesucristo. LOS EVANGÉLICOS Y EL DINERO DEL ESTADO La Iglesia Evangélica es una de las pocas congregaciones que se alimenta de sus propios recursos. A diferencia de la Iglesia Católica, los evangélicos no reciben financiación del Estado, porque «son los creyentes mismos los que deben sostener la Iglesia». Sin embargo, Jackson y su esposa Diana perciben dinero de las iglesias de Estados Unidos para poder sobrevivir en Zamora. Pero lo gastos de la sede de la calle de Colón se sostiene por el dinero de los hermanos a través de los diezmos y las ofrendas. «Nosotros respetamos al Gobierno, acatamos sus normas, siempre y cuando no vayan en contra de la palabra de Dios». La luz, el agua y el resto de material que utilizan en la Asamblea de Dios sale de los bolsillos de ellos mismos. En el mismo caso se encuentra la Iglesia Evangélica de Filadelfia. «No recibimos ayudas del Estado ni de nadie», señala el pastor de la iglesia de La Luz. Ellos, al igual que la Asamblea de Dios, se autofinancian con el dinero que ganan de sus negocios. «La financiación que tenemos es personal», apostilla uno de los miembros de la congregación. Lejos quedan los miles de millones de euros que desde siempre ha percibido la Iglesia Católica del Estado. El Estado aporta al catolicismo entorno a 5.000 millones de euros anuales, aunque también es cierto que se la Iglesia Católica se encarga de la educación religiosa. No obstante, también están exentos de los principales impuestos municipales y estatales. En el año 2006, el Gobierno inició unos contactos con el resto de religiones con notoriedad en el país para abordar el tema de la financiación. Sin embargo, mientras la FEREDE se mostraba satisfecha, otra organización, Alianza Evangélica Española, incidió en que las religiones no deberían percibir dinero alguno salvo como cualquier ONG o entidad social. Por su parte, la comunidad judía mostraba sus dudas sobre la posible inclusión de una casilla en el IRPF. Por último, los musulmanes presentaron un borrado en el que solicitaron un parte de la imposición sobre la renta o el patrimonio neto, además de la exención de impuestos para la difusión de mensajes, traducciones o libros religiosos.

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