10 preguntas para los cristianos pro-homosexuales

Es hora de decidir dónde te posicionas. La verdad ofende a la mentira. La luz ofende a las tinieblas. La Palabra de Dios ofende a Satanás.

25 DE JULIO DE 2015 · 21:37

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Ha llegado la hora de definirnos claramente en España.

La Iglesia Protestante Unida de Francia aceptó la homosexualidad públicamente en mayo y la de Bélgica en junio. Gracias al Señor la mayoría de las denominaciones evangélicas en la península ibérica se han opuesto al matrimonio gay en términos bien claros.

No obstante, a lo largo de los últimos años, me he topado con algunos creyentes en España que, profesando ser seguidores de la Palabra de Dios, apoyan la homosexualidad.

A nivel nacional nos estamos encontrando con tres reacciones ante el tema:

  1. Los que están cien por cien a favor de la homosexualidad porque sí.
  2. Los que están cien por cien en contra citando la revelación de Dios como su suprema autoridad de fe y conducta.
  3. Los que están en contra pero optan por no decir nada por miedo o por temor a ofender a otros.

Este tercer grupo es el más peligroso. Aquí meto a toda la gente que predica, enseña y escribe sobre el tema de una forma tan absurdamente ambigua que es casi imposible saber lo que creen.

Después de oír algunos discursos y de leer algunos artículos cristianos, me siento hasta mareado. ¿Por qué no dicen lo que creen y punto? ¿Por qué tantos rodeos interminables? ¿Por qué tanto politiqueo evangélico? ¿Por qué no ir al grano? Todo esto tiene un nombre: miedo.

Sí, señor.

Miedo a ser fiel a la revelación de Dios.

Miedo a oponernos a la sociedad.

Miedo a quedar mal con la gente.

Miedo a que nos cierren puertas ministeriales.

Miedo a perder amigos, fans y seguidores en las redes sociales. Una pregunta: ¿cuántas superestrellas evangélicas han compartido sus convicciones al respecto en términos claros? ¡Casi ninguna! ¿Por qué será?

Miedo a que nos tachen de fundamentalistas, homófobos, legalistas y dinosaurios.

Miedo, miedo, miedo.

“No, hermano Will, simplemente queremos amar a todos. No queremos ser una piedra de tropiezo para nadie”. Suena bien, pero de nuevo, no es nada sino miedo vestido de ropaje evangélico. Primero, todos los creyentes nacidos de nuevo amamos a los homosexuales.

Esto está claro. Hasta la fecha, nunca me he encontrado con una sola iglesia evangélica o un solo pastor en España que trataría a un gay con menosprecio u odio. Eso de que la iglesia evangélica discrimina a los homosexuales es pura ficción. No corresponde a la realidad a no ser que ‘discriminar’ ahora signifique ‘no estar de acuerdo con alguien’.

Segundo, en cuanto a lo de no ofender. ¿Alguna vez te has parado a leer los sermones de los profetas del Antiguo Pacto y los apóstoles del Nuevo? ¿Te parecen tolerantes? ¿O qué tal los mensajes del Señor Jesús? ¿Acaso no ofendía Cristo a los enemigos del Reino de Dios cada dos por tres? ¿De dónde, entonces, este afán posmoderno por no querer ofender a nadie, de no ser una piedra de tropieza para nadie?

Miedo, miedo, miedo.

O estamos con la Palabra de Dios o estamos con lo que dice el mundo. Así de sencillo. Es hora de decidir dónde te posicionas. La verdad ofende a la mentira. La luz ofende a las tinieblas. La Palabra de Dios ofende a Satanás. John MacArthur dijo: “No suavices el Evangelio. Si la verdad ofende, entonces deja que ofenda. La gente ha estado ofendiendo toda su vida a Dios”.

O como lo explicó R.C. Sproul: “Si algo en la Biblia te ofende, el problema no está en la Biblia. El problema está en ti”. El primer anunciado del Evangelio es sumamente ofensivo: ¡eres pecador!

Pero en vez de hablar conforme a todo el consejo de Dios, hay algunos predicadores contemporáneos que ya no optan por tocar los temas más ‘chungos’ de la Biblia. Se dedican a usar el púlpito para hablar sobre estrategias de iglecrecimiento, métodos de liderazgo exitoso y sobre cómo aumentar tu autoestima. Y si en alguna reunión deciden predicar sobre un pasaje bíblico, siempre será un texto positivo y agradable. El siglo pasado el heraldo de Dios David Wilkerson llamó a los tales “cobardes” y “profetas de Jezabel” (entre unas cuantas cosas más).

¡Oh, Señor Dios todopoderoso, líbranos de tales predicadores leves y miedicas que predican por otros motivos que no sean tu gloria! ¡Protege esta nación de España! ¡Envíanos mensajeros bíblicos, maestros bíblicos, siervos bíblicos! Amén.

Las 10 preguntas

Llegamos entonces a diez preguntas urgentes que me gustaría hacer a todos los cristianos pro-homosexuales que están por aquí en la península ibérica. En mis charlas con los creyentes pro-gays, me he quedado muy insatisfecho con las respuestas que me han ofrecido al respecto. Por eso, he querido compartirlas públicamente. Y tengo tres propósitos al hacerlo:

Uno, para que aprenda más a nivel personal.

Dos, para que los pro-homosexuales empiecen a preguntarse si están siendo fieles a la revelación de Dios.

Tres, para que los creyentes bíblicos se animen a hacer las mismas preguntas a otros cristianos gays.

  1. ¿Cuáles son los versículos que te llevaron a la conclusión de que la homosexualidad es una bendición de Dios?
  2. ¿Por qué Jesús citó el patrón de Génesis 2 cuando definió el matrimonio entre un hombre y una mujer?
  3. ¿Qué haces con todos los pasajes bíblicos que condenan la homosexualidad en términos explícitos?
  4. A lo largo de la historia, ¿por qué la iglesia cristiana –sea la rama ortodoxa, la católica o la protestante- siempre ha condenado la homosexualidad junto con todos sus gigantes teológicos?
  5. ¿Estás seguro de que tu postura pro-gay no se debe a tu contexto socio-cultural en el siglo XXI?
  6. ¿Me puedes dar una definición bíblica del matrimonio y del amor?
  7. Si estás a favor del matrimonio gay por consentimiento mutuo, ¿por qué no podrían tres o cuatro personas casarse o miembros de la misma familia o dos menores de edad?
  8. ¿En qué se diferencian para ti un discípulo de Cristo y una persona no convertida?
  9. En vez de tacharnos de ‘homófobos’, ¿entiendes la verdadera razón por la que los evangélicos bíblicos nunca podremos aceptar la homosexualidad bajo ningún pretexto?
  10. ¿Te parece éticamente correcto seguir llamándote cristiano si violas abierta y públicamente la voluntad de Dios y animas a otros a hacer lo mismo?

Allí están. Espero que te sean útiles y que generen un poco de diálogo.

Ah, y sólo para aclarar –sin politiqueo y sin rodeos- yo, Will Graham, estoy cien por cien en contra del cristianismo gay. Pero no me hagas caso a mí. Haz caso a la Palabra de Dios. No soy nada sino su esclavo.

Nos vemos la semana que viene.

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