Por el Dios vivo que llevo dentro

Versículos donde Dios está en carne viva, previsor en cuanto a su amparo a quien le sigue. Este poema también es un homenaje a Samuel Escobar, por sus 16 lustros de vida y por su magno ejemplo de práctica cristiana.

12 DE JUNIO DE 2015 · 08:25

Cordero de Dios, de Miguel Elías. / Miguel Elías,cordero de Dios
Cordero de Dios, de Miguel Elías. / Miguel Elías

Versículos donde Dios está en carne viva, previsor en cuanto a su amparo a quien le sigue. Este poema también es un homenaje a Samuel Escobar, por sus 16 lustros de vida y por su magno ejemplo de práctica cristiana.

 

POR EL DIOS VIVO QUE LLEVO DENTRO

Nada sino este Dios vivo que me llena

con sus lágrimas cayendo

cual palomas dentro de mi carne amplificada

hasta picotear las vértebras del alma

donde cobijo los cantos rodados

del Pastor que sopla la zarza

hasta el tuétano de mis noches

o días rugientes: el fuego está en el agua;

el aire surca la tierra

y yo fijo los ojos en el porvenir

que no está empapado de cielos preciosos

sino de amor humano desviviéndose

por el sueño común de espantar miserias

a ras del hambre de los hombres,

hombro con hombro por la chabola infeliz

donde silenciosos gritos se derraman

bajo las enormes ganas de la resignación

o de la muerte.

 

Nada

sino este Cristo al que no dejo

que lo vuelvan a clavar en su forma de estar aquí,

a gusto dentro de mí, pero también de ti

y de aquel otro que limpia su sangre

por cariño al Espíritu,

siendo siervo no por desesperación ni saciedad,

ni tampoco por la estatua de María.

Hombre de Dios, criatura, hijo o hermano

soy de Él: ¡qué más da!, pero lo soy

sumando

lo que me sostiene de la noche a la mañana:

las mitades de mi Amor

no levantado con hipócritas palabras;

mis geológicas y unánimes voces en primer plano

aunque ocultas por el deslumbramiento;

mis poderosas razones

para seguir dándole la mano a la esperanza…

 

Nada

sino este Dios

que hace que yo siga siendo peruano

en esta España mía, mía…

fraternalmente mía porque yo la quiero

como al ardiente Cordero por quien escribo en paz

y por quien mi barro humano tiembla

en el paisaje de Toral.

 

No más muertes ni trasmuertes:

¡Vida bailarina con la piel ilimitada!

¡Vida sin amarguras y menos deudas!

¡Vida en la tierra pero sin borrar el cielo!

¡Vida con el pecho henchido

por el Dios vivo que llevo dentro!

 

(Para Samuel Escobar)

 

Samuel Escobar y Alfredo Pérez-Alencart, en Salamanca. / Joel Forster

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - Por el Dios vivo que llevo dentro