Valencia sigue tocada

Comienza una ovación cuando llega un grupo de bomberos, con el mono rojo y los cascos amarillo fluorescente. Tres lloran al mirar a la gente que les homenajea, como no sabiendo qué decir. Otro, lleva a su niño pequeño a la espalda en una mochila con el lema: “Ni oblit, ni perdó” (ni olvido, ni perdón).

25 DE OCTUBRE DE 2025 · 23:21

'Alcemos la voz por los que ya no pueden alzarla', dicen familiares de víctimas de la Dana en Valencia, durante la manifestación del 25 de octubre de 2025. / Foto: Joel Forster.,
'Alcemos la voz por los que ya no pueden alzarla', dicen familiares de víctimas de la Dana en Valencia, durante la manifestación del 25 de octubre de 2025. / Foto: Joel Forster.

Son las 17:40 y en la Plaza San Agustín un grupo de unos 15 vecinos se colocan con una pancarta color barro con fotos de la destrucción que forman el nombre de su barrio: La Torre. Uno de ellos, con mirada muy seria, levanta con los dos brazos su cartel, también ‘manchado’ de lodo, donde dice: “Volem Justícia”.

A otra agrupación de víctimas, más adelante, van llegando niños, adultos, varios de origen inmigrante. Ellos también han perdido a un padre, a una hija, a un abuelo, tal como muestran las fotos que sostienen.

Miles de personas esperan el inicio. Algunos visiblemente emocionados observan a cierta distancia la dignidad de las familias que hoy 25 de octubre de 2025 salen a pedir responsabilidades por decimosegunda vez. 12 concentraciones en un solo año, en memoria de los 229 muertos.

Llegan las 18:30, hace media hora que debería haber arrancado la marcha por las calles centrales de Xàtiva, Colón, hasta la Plaza de la Virgen, junto a la sede del gobierno de la Generalitat Valenciana, a cuyo presidente, Carlos Mazón, le piden que dimita. “El president, a Picassent”, se oye una y otra vez. Picassent no sólo es un pueblo de la Horta Sur de Valencia afectado por la Dana, sino también el centro penitenciario más conocido en la Comunidad Valenciana.

Un hombre le dice a sus amigos que esto de manifestarse está muy bien, pero que él cree que debería hacerse algo “más gordo”. Otro recoge firmas para que se dediquen más recursos a Sanidad.

Mientras esperamos, irrumpe una ovación cuando aparecen tractores para ponerse al frente de la manifestación. Esos que vimos durante semanas en otoño en nuestras calles sacando coches de garajes, transportando toneladas de lodo a las afueras, retirando todo tipo de escombros.

Más aplausos cuando llega un grupo de bomberos, con el mono rojo y los cascos amarillo fluorescente. Tres lloran al mirar a la gente que les homenajea, como no sabiendo qué decir. Otro, lleva a su niño pequeño a la espalda en una mochila con el lema: “Ni oblit, ni perdó” (ni olvido, ni perdón). Hay una madre que amamanta a su bebé en medio del gentío, más adelante un par de niños en su carrito tocan tambores de juguete como si estuvieran en clase de música.

Valencia sigue tocada

 Un bombero porta a su niño en la espalda con el mensaje: 'Ni oblit, ni perdò'. Un afectado por la Dana pide justicia. / Fotos: J. Forster 
 

Más niños aún en la tradicional moixeranga, que construye pequeños castillos humanos, mientras se oye percusión a ritmo lento.

A las 19:30, la noche comienza a caer sobre el centro de Valencia, y aún hay centenares que no han podido arrancar en el punto de partida. Oigo que la periodista de TVE le comenta al cámara que le acompaña: “El Telediario comenzará, y esto aún no habrá terminado, ¿eh?” El bloqueo es masivo porque se une a la marcha gente de las calles colindantes. Muchos, como yo, terminan por salirse para atajar por las calles repletas de turistas hasta el punto de llegada de la manifestación, que será frente a la catedral. Las autoridades cifran en 50.000 los asistentes.

De camino a casa, miro a ver qué se dice en redes y en la prensa. En el metro, reviso la galería de fotos de mi propio móvil y veo una pancarta en la que se lee: “A Dios rogando, y Mazón matando”. No sé que quería transmitir ese manifestante. Lo que está claro, es que el enojo sigue ahí. Que salir a la calle es una forma de canalizar la frustración y el dolor que no se va. Valencia no olvidará la Dana de 2024, como tampoco olvidó la ‘pantanà’ de Tous del 1982, o la riada de 1957.

No olvidaremos. Pero ojalá, sí nos encontremos con el perdón. Un perdón que no rebaja la gravedad de lo ocurrido ni la petición de justicia donde fallaron quienes no estuvieron a la altura de la responsabilidad que se les había otorgado. Pero sí un perdón que vaya trayendo sanidad e incluso esperanza al día a día de los que no pueden pasar página porque ya no están aquellos que formaban parte de su vida.

A los que solo hemos tenido pérdidas materiales y podemos ver el progreso (vale la pena ver esta galería del antes y el después), pese a que nos falte un ascensor, o el garaje siga teniendo muros caídos; nos queda la responsabilidad de mirar más allá de nosotros mismos. Y estar cerca de aquellos que, ahora que llega el primer aniversario, volverán a  sentir la angustia del día que el agua y el barro se colaron por todas partes.

Me acuerdo de nuevo de la promesa de Jesús, en los evangelios, de ser una roca firme en tiempos de torrentes de destrucción. Doy gracias a Dios por su iglesia (en singular), que estuvo y está aún respondiendo al dolor.

Orad por los 75 pueblos afectados de la Horta Sud de Valencia estos días. Como dice una vecina aquí en el pueblo: “Ahora viene una semana que va a ser emocionalmente dura”.

Joel Forster, residente en Paiporta. Director de Evangelical Focus.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Actualidad - Valencia sigue tocada