Alex Campos, Jesús Adrián y el Vaticano (Segunda parte)

Noel Navas

Noel Navas

29 DE MARZO DE 2015 · 19:24

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Los cantantes evangélicos y el Vaticano.

Ahora que he regresado a escribir habitualmente a La Aventura de Componer una de las cosas que me he propuesto, a petición de varios, es escribir entradas más cortas. Creo que ese ha sido un defecto de mis publicaciones, que escribo demasiado largo y algunos lectores me lo han hecho ver.

Basado en lo anterior una desventaja que enfrentamos quienes estamos aprendiendo a ser más breves es que en nuestro intento de sintetizar nuestros pensamientos omitimos otros con tal de no ampliar demasiado una entrada. En mi afán de sintetizar la vez anterior quise compartir mis convicciones en cuanto al tema de los cantantes evangélicos y su participación en eventos ecuménicos con católicos, dejando en algunas mentes la impresión de que tengo una aversión hacia quienes profesan dicha fe.

Nada más lejos de la verdad.

Muy por el contrario, amo a quienes profesan la fe católica así como amo a cualquier persona que profese una fe distinta a la mía; sin embargo, mi amor y aprecio por ellos no los puedo desligar de la verdad. Es más, nadie que afirme ser un seguidor de Jesucristo debe desligar la verdad de su amor por su prójimo independientemente de las creencias que ellos hayan decidido adoptar.

No hay verdadero amor sin verdad. Y como le oyera alguna vez a John MacArthur: “No hay nada más amoroso que puedas hacer por alguien que decirle la verdad”.

En este sentido, mi afirmación… y no solo mía eh… porque curiosamente mi entrada coincidió con la publicación de Coalición por el Evangelio titulada: Un evangélico en el Vaticano (de clic en el título para leerlo: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/un-evangelico-en-el-vaticano) y de Don Critiano titulada: Mi opinión sobre la participación de Alex Campos en el Vaticano (de click en el título para leerlo: http://doncritiano.com/mi-opinion-sobre-la-participacion-de-alex-campos-en-el-vaticano/) donde ambos sitios fueron más contundentes que yo en sus aseveraciones sobre por qué es incorrecto asistir a ese tipo de actividades. En este sentido, la afirmación de que no es correcto que un evangélico participe en eventos ecuménicos es totalmente sustentable y no contradice el mandamiento de que amemos a nuestro prójimo. Por el contrario, callar la verdad (o solaparla) es no amarlos.

Una declaración aún más osada fue la que hice al afirmar que un católico no es cristiano, afirmación que maticé al declarar también que el hecho de que alguien diga ser evangélico tampoco garantiza que sea un verdadero cristiano. En lo personal me considero un discípulo de Jesucristo afín a la doctrina evangélica protestante. Reconozco que en nuestras filas hay evangélicos que no han nacido de nuevo y que tampoco deberían ser considerados cristianos. Es decir, no solo veo a católicos que no son cristianos, sino también a evangélicos.

Todos somos llamados a evaluar concienzudamente nuestras propias vidas y revisar si concuerdan con el cristianismo bíblico que decimos profesar.

Volviendo al tema: ¿debe un cantante evangélico participar en eventos ecuménicos con los católicos? Insisto: no. ¿Existe alguna licencia para participar en alguna actividad de esa índole? Sí. ¿Cuál es esa licencia? La misma que tiene un predicador o cantante de ir a un evento con personas que no son cristianas, es decir, la de proclamar claramente el evangelio y sin censura. Lo cual implica decir abiertamente que Jesucristo (no María, no los santos ni ningún otro mediador) es el único camino al Padre y que la única manera de recibir el perdón de los pecados es a través de la justificación por fe (no por obras ni por méritos humanos).

Eso es predicar el evangelio. Claro y simple.

¿Alguien fue a un concierto ecuménico y no hizo eso? Entonces solo fue a entretener. ¿Es malo el entretenimiento? Depende del contexto y el lugar. En el caso que hemos abordado puede considerarse incorrecto porque el hecho de solo entretener sin predicar con palabras o mediante las letras de las canciones tácitamente dio a entender que católicos y evangélicos somos lo mismo cuando a todas luces eso no es así.

He allí mi punto.

Vamos, amo a los católicos así como a los evangélicos que dicen ser algo que no son y también a quienes profesan una fe distinta a la mía. Mis oraciones son con ellos y por quienes se acercan (más de lo yo lo puedo hacer) para hablarles la Palabra con fidelidad. Al hacer esto, confío que Dios obre en sus corazones a modo de que juntos nos levantemos para adorar, conforme enseña la Escritura, al único Dios verdadero y a su Hijo Jesucristo, a quien el Padre ha enviado (ver Juan 17:3).

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