4 pasos para no pecar nunca y no tener ganas en la vida

Alex Sampedro

21 DE ENERO DE 2013 · 23:00

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¡Deja de comprar esos libros!
Simplificar el evangelio, hacerlo utilitarista, manejable y práctico, muy práctico (demasiado pragmático). Una mentalidad hija de este siglo y de otros continentes allende los mares. ¿Para qué predicar algo tan teórico como la cruz si puedo contarte como ser excelente en el trabajo y un excepcional gerente de tus recursos? (Hablo como un loco)
¿Para qué invertir horas en estudiar y escuchar acerca de la santificación, la redención, el carácter de Dios, la condición del hombre y de la creación si puedo darte 3 principios para ser el mejor en tu universidad?
Nos han vendido la moto, y nosotros la hemos comprado a gusto. Hemos creído que lo interesante que debe conocer la gente es algo que puedan hacer inmediatamente, “experimentar”, el nuevo ídolo postmoderno. Y si no, no sirve.
Tienen que verlo, sentirlo, tocarlo. Sin ni siquiera entender las cosas pretendemos que cumplan principios que les damos arbitrariamente sacados más bien de psicólogos humanistas que de la Biblia y queremos que la gente viva vidas según Dios, sin darles los cimientos necesarios. Eso sí, que el escaparate de las vanidades esté bien llenito.
Me temo que lo importante, como siempre y como en todo, es lo que no se ve. Mientras tanto la burbuja inmobiliaria eclesiológica sigue creciendo sin saber que una pequeña aguja la hará estallar. Porque está sobre la arena.
Cuando todos sabemos que debería estar sobre la roca. Jesús.
Mientras todo va bien no se nota la diferencia de cimientos, pero cuando llegue la tormenta, que llegará, veremos.
Si la gente no conoce a Jesús no podrá amarle, y por lo tanto no podrá servirle. Podremos enseñar a ser buenas personas, aparentemente, incluso buenos feligreses, pero no discípulos de Jesús. Quizá dejen antiguos hábitos y sus vidas vayan mejor, asistentes incondicionales de nuestros eventos motivacionales, pero eso no significa que seamos hijos de Dios.
El evangelio es sencillo pero profundo, nuestro mensaje es trascendente e inmutable. Dios quiere reconciliarnos con Él, a través de Jesús.
Y ese debería ser el eje central. La urgencia de la necesidad del momento ha sustituido la esencia de lo que significa el reino de Dios: Que hay un rey y que su nombre es Jesús. Iesus estin Kyrios. Y punto.
Los resultados naturales de ese reino vienen como fruto imparable: Justicia social y espiritual, paz mental, emocional, relacional y gozo profundo y efusivo. Todo bajo el control del espíritu Santo. Y lleno de amor allá donde estemos, la casa, el trabajo, la iglesia o en el paro. Porque empezar la casa por el tejado es una auténtica locura, Fito lo sabe.
Mientras todo va sobre ruedas nadie se acuerda del mecánico ni del fabricante.
Quizá Dios permita algún pinchacito, a ver si nos volvemos a Él, aunque sea por necesidad, sé que en su misericordia nos recibirá. Como siempre.

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