Greenleaf: la iglesia viste de Prada

Muy posiblemente, en esta crítica, se nos esté diciendo lo que no debemos hacer y, sobre todo, lo que no debemos ser.

ESPAÑA · 09 DE DICIEMBRE DE 2019 · 18:04

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- Chica al chico: '¿Quieres colocarte?'

- Chico a la chica: 'Pero... ¿tu no eres cristiana?'

- Chica al chico: 'Soy cristiana, pero no chiflada'.

Este es un pequeño diálogo de ejemplo, uno de tantos, que aparece en la serie de televisión llamada Greenleaf (Netflix / Temporada 4, Episodio 3). Dicha serie, producida por la mismísima Oprah Winfrey, entre otros, trata sobre la familia afroamericana Greenleaf  y su gran super-hiper-mega iglesia situada en Memphis, Tennessee.

Mi objetivo no es hacer publicidad de dicha serie, ni mucho menos. Sin embargo, Oprah Gail Winfrey (29-01-1954), que es periodista, actriz, activista, productora y presentadora de TV, filántropa y un largo etcétera, es además una de las mujeres más poderosas del mundo según el canal de TV estadounidense CNN y también para las revistas Time y Forbes. En el año 2010 la revista Life nombró a Winfrey como una de las cien personas que cambiaron el mundo junto a Jesucristo y Elvis Presley (Life: "100 people who changed the world", August 20, 2010). Ante esta carta de presentación, sería muy insensato por nuestra parte no prestarle la suficiente atención a la actriz de "El Color Púrpura (1985)".

En Greenleaf todo es postureo, un puro aparentar por convicción. La supuesta disciplina y perfección de vida religiosa de la que el clan familiar hace gala esta repleta de secretos, mentiras, intrigas y escándalos que harían enrojecer a la reina Jezabel y a toda la iglesia de Corinto juntas. A un lado quedan sus trajes a medida de Armani, sus coches lujosos, sus enormes mansiones, sus grandes despachos de diseño y sus espectaculares iglesias a lo Yoido Full Gospel Church en Corea del Sur. Esto es lo de menos.

Lo malo de este 'Falcon Crest' evangélico es que la familia Greenleaf se cree dueña y señora de la iglesia, la cual es del Señor Jesucristo (Mateo 16:18; Efesios 1:22-23). Sus turbios negocios alrededor de ella están envueltos por la avaricia, el poder, el adulterio, la prevaricación, la mentira, la hipocresía y otros inconcebibles pecados. Dicen ser obispos, predicadores y hermanos en la fe, pero en realidad son aprovechados con peluca y trompeta; son, en definitiva, oportunistas con biblias.

- Uno le dice a otro: 'Dios es bueno'.

- El otro, contesta: 'Constantemente'.

Este es el saludo fariseo que tienen por bandera. Lo peligroso de tal afirmación es que ni ellos mismos se lo creen, no tienen fe. O al menos creen más en ellos mismos, en sus argucias y artimañas, que en Jesús nuestro salvador. Sin embargo, no seré yo quien les juzgue o les apedree como los fariseos hicieron con la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8:1-11). Son humanos, como yo.

Habría que preguntarse, qué pretende la influyente Oprah y sus colaboradores con sacar a la palestra esta elogiada serie televisiva, basada en un mundo evangélico sin escrúpulos. Aparte del obvio interés lucrativo de todo negocio, sería muy sugestivo interpelar a una mujer tan reputada y galardonada como ella, cómo y por qué le ha echado el ojo a este sector de la sociedad. Porque, sin duda, ha visto algo en el colectivo evangélico; algo muy sucio, ruin y obsceno que no le ha gustado un pelo. En su crítica, muy posiblemente nos esté diciendo lo que no debemos hacer y, sobre todo, lo que no debemos ser.

El título de la serie, Greenleaf (hoja verde), me recuerda el pasaje bíblico donde Adán y Eva, conscientes ya de su pecado, se quieren tapar con unas hojas al verse desnudos. Pero Dios, en su amor, que es más grande que ninguno, les provee de túnicas de pieles de animales para que tapen sus vergüenzas, derramando así la primera sangre inocente, que apuntaría al sacrificio de Cristo muchos siglos después, también sangre inocente, que cubriría todos nuestros pecados.

Tan solo espero que la ficción de la serie de TV solo quede en eso mismo, imaginación y quimera, y cualquier parecido con la realidad sea puro espejismo.

 

Diego Iglesias Escalona – Ldo. Teología – Sevilla (España)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - DIEGO IGLESIAS ESCALONA - Greenleaf: la iglesia viste de Prada