Las nuevas masculinidades

Las ‘nuevas masculinidades’ resultan de una lectura parcial de los hechos y de la Biblia.

México · 09 DE OCTUBRE DE 2018 · 10:31

Photo by Bruce Dixon on Unsplash,
Photo by Bruce Dixon on Unsplash

Una de las elaboraciones feministas que más recientemente está impactando a parte de la Iglesia latinoamericana es la conocida como “nuevas masculinidades” (NM). 

Las NM son en primer lugar un enfoque de género. Surgen, antes que nada, de la concepción de la identidad humana conformada por dos áreas básicas: el género, que se entiende como un producto cultural, y el sexo, el cual es asignado desde el nacimiento en atención a los órganos genitales. Lo primero es una construcción social mientras que lo segundo es biológico.

La premisa de esta teoría feminista de las NM es que el hombre, varón, es violento. Explica que ha fracasado viviendo su masculinidad bajo los antiguos estándares tradicionales, sociales y religiosos, incluida por supuesto la cosmovisión cristiana contemporánea.

Las NM le denominan “binarismo de género” a la alineación de género y sexo, con su respectiva atracción heterosexual. Considera que este binarismo de género ha provocado una enorme crisis en la identidad de los varones y sus relaciones con la mujer, así como también ha evitado el reconocimiento de la transexualidad y homosexualidad en general como parte de las identidades válidas y normales dentro de la sociedad.

Los varones violentos pertenecen a la histórica “masculinidad hegemónica”. Esta se compone de la formación de varones dominantes, cerrados a la sensibilidad, que buscan gobernar sus hogares, a sus esposas e hijos, y consideran la heterosexualidad como la única alternativa en el desarrollo de su sexualidad. El feminismo dice que la masculinidad hegemónica es responsable del dogma de que el hombre debe liderar.

Las NM dicen que vivimos en una sociedad binaria en la que la sociedad premia a los que son hombres. Los números en que se basa para decir lo anterior atienden a estadísticas internacionales que colocan al varón como mejor posicionado en los empleos, mejor educado, mejor nutrido y más rico que las mujeres.

La tarea primaria de las NM, se dice, es volver feministas a los varones, entendiendo este adjetivo como el esfuerzo por lograr la igualdad de la mujer. Para ello hay que buscar en la educación de los varones varias cosas:

  • Que se desprendan lo que enseñaron sus padres y abuelos sobre la masculinidad conquistadora, proveedora y protectora.
  • Que comprendan que su masculinidad es una construcción social, que se desarrolló por los procesos de socialización hasta que se naturalizó en ellos.
  • Que puedan expresar su identidad de género como mejor les parezca (transexuales-afeminados, heterosexuales y bisexuales, mujeres marimacho, etc.)
  • Que rompan con los estereotipos y puedan expresar su sensibilidad sin la carga de ser valientes, esforzados, dar la cara o responder por otros en su papel de hombre.

Las NM dicen que una vez que se logre lo anterior, los crímenes contra las mujeres disminuirán y tendremos una sociedad menos violenta y más igualitaria.

 

La Iglesia y las Nuevas Masculinidades

En la Iglesia se está queriendo introducir esta ideología feminista de las NM –aunque atenuada– por medio de talleres, charlas y publicaciones diversas. El Proyecto de Género de Masculinidades de Misión Alianza liderado por teólogos sudamericanos es un esfuerzo por acomodar esta alternativa feminista a la violencia contra las mujeres: reestructurando la hombría.

Los teólogos feministas más conservadores evitan la doctrina de la ideología de género, que dice que el género es una construcción social. Pero insisten en que, a pesar de que nacemos con el sexo y el género alineados, tenemos que cambiar nuestra manera de llegar a ser masculinos.

Dicen que Jesús fue un paradigma de la NM. Que fue tierno y mostró sus debilidades en la cruz, que luchó por la dignidad de la mujer y que inició un movimiento donde todos son iguales delante de Dios. “Jesús no se incomodó con mostrar sensibilidad femenina”- concluyen.

Se enseña que la autoridad que ha ejercido el varón en su casa, como el que toma las últimas decisiones, al que deben responder los hijos, que tiene que trabajar para proveer y que exige que la mujer se encargue de su casa y del cuidado del hogar ha estado perpetuando, aún de forma inconsciente, un machismo antievangélico cuya respuesta más normal es la violencia.

 

Masculinidad bíblica

Ser masculino según la Biblia significa llegar “a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo” (Ef.4.13). Es tener el carácter de Jesús, no solamente en su aspecto tierno y abierto, sino en su fuerza, convicción y coraje para enfrentar el error y caminar por la verdad (cfr. Heb.5:12-14).

Una característica de los hombres maduros es que ya no son como los niños “zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas” (Ef.4.14). Esto incluye ideologías mundanales nacidas en el seno de movimiento hostil a la fe cristiana como lo es el feminismo y su lobby abortista, que denigra el ejercicio responsable de la maternidad y considera a las amas de casa como mujeres esclavizadas de segunda clase.

La Palabra de Dios exige que el hombre sea cabeza de su mujer, que se haga cargo de protegerla y de llevarla a la Escritura (Ef.5:22-24), que la trate con delicadeza y sin violencia (1 P.3.7), que no sea perezoso sino que trabaje (Pr.20.13; cfr. 2 Tes. 3.10), que discipline a sus hijos y les enseñe la verdad (Pr.29.17), todo esto con amor (Jn.13.34;1 Co.13:1-13).

Y esta ardua tarea de la masculinidad bíblica por supuesto que está llena de obstáculos y tentaciones. Los principados y potestades (Ef.6.12), la propia naturaleza pecaminosa, el mundo y sus deseos (1 Jn.2.16), y otros problemas. 

La violencia contra la mujer es un problema real en nuestra sociedad. Pero la culpa no es de la masculinidad bíblica. Esta es parte de la solución. Ella llama a valorar a las mujeres como nuestras iguales, a cuidarlas y a verlas realizar su misión evangélica.

La violencia, por otro lado, no es solo contra la mujer sino también contra el hombre. Las NM resultan de una lectura parcial de los hechos y de la Biblia, pues consideran que el camino para cambiar las cosas está en que los varones dejemos de ser los hombres que el Señor quiere que seamos.

 

Juan Paulo Martínez Menchaca – Teólogo y escritor – México

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - JUAN PAULO MARTÍNEZ MENCHACA - Las nuevas masculinidades