Navidad sin reproches

Lo que muchos creyentes en muchas iglesias realizan, aunque bíblico, está hecho por la inercia, por la costumbre, por la religiosidad, por compromiso.

Argentina · 04 DE DICIEMBRE DE 2017 · 10:09

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La iglesia primitiva cristiana no utilizaba el pandero ni el arpa, ni la trompeta, ni ningún instrumento musical (menos todavía, los modernos instrumentos musicales que ahora poseemos).

La iglesia primitiva cristiana no tenía un coro de la iglesia; no tenía conjuntos vocales de ninguna clase.

La iglesia primitiva cristiana no tenía Escuela Dominical para niños.

La iglesia primitiva cristiana no organizaba excursiones o picnics.

La iglesia primitiva cristiana no realizaba congresos, conferencias especiales, eventos misioneros.

La iglesia primitiva cristiana no poseía las modernas redes sociales como Facebook o Twitter; nada de esto se encuentra en las Sagradas Escrituras.

Ni Pablo ni Lucas ni ninguno de los apóstoles celebraron jamás los cumpleaños; no tenemos registro de ello en la Palabra de Dios.

Ni Pablo ni Lucas ni ninguno de los apóstoles construyeron o mandaron construir jamás un recinto especialmente dedicado para realizar las reuniones o cultos cristianos.

Al contrario, mucho antes de la existencia del Tabernáculo en el Desierto, ya existían templos dedicados a ídolos; por lo tanto, los lugares de reunión para realizar cultos -aunque ahora no los llamemos templos- tienen un origen pagano.

El día Sun (domingo) en Estados Unidos, Inglaterra y otros países de habla inglesa, se refiere a la adoración del dios Sol (Sun en inglés); y la iglesia de habla inglesa cada día Sun celebra sus cultos, en un día con un nombre pagano e idolátrico.

Casi cualquier día en que realicemos cultos está dedicado a un ídolo falso: sol, luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus. Sábado viene del hebreo y significa 'descanso', una práctica impuesta en el Viejo Pacto legalista judío.

Podríamos seguir con el listado, pero esto es suficiente para indicarnos que, si vamos a considerar toda práctica a la luz de lo que pudo significar en otros tiempos, en otras edades, en otras culturas y civilizaciones, prácticamente no tendríamos nada absolutamente propio, independiente, absoluto que pudiésemos practicar como cristianos.

Al contrario, notamos con tristeza y sorpresa que muchas de las prácticas específicamente mencionadas en la Palabra de Dios para el Nuevo Pacto son realizadas sin un sincero amor al Señor, sin un real amor a los hermanos y sin una verdadera pasión por la salvación de las almas.

Lo que muchos creyentes en muchas iglesias realizan -aunque bíblico- está hecho por la inercia, por la costumbre, por la religiosidad, por compromiso.

Aunque estas prácticas sean bíblicas, ¿tienen valor para el Señor? Dice la Escritura que, si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve (1° Corintios 13.3).

Porque lo que realmente vale es hacer las cosas por amor al Señor, de acuerdo a su Palabra (si está ordenado específicamente) y/o de acuerdo al Espíritu de su Palabra (si no está ordenado específicamente, pero es verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza - Filipenses 4.8).

Si usted hubiese concurrido al culto del pasado domingo, anticipando la Navidad, habría comprobado cómo todo lo que hemos realizado ha sido para el Señor, dando a Él la gloria, emocionándonos por el hecho ciertísimo del nacimiento de nuestro Salvador, el que dio su vida por nosotros. ¡Salimos alabando y bendiciendo el Nombre del Señor!

¿Lo habrá aceptado el Señor? ¿Tendrá valor para el Señor?

Humildemente, creo con todo mi corazón, que el perfume de la alabanza y la adoración llegaron al mismo Trono de Dios, por los méritos del Señor Jesucristo.

 

Marcos Andrés Nehoda – Pastor – Argentina

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - MARCOS ANDRES NEHODA - Navidad sin reproches