La mariposa

Colombia · 14 DE ABRIL DE 2016 · 12:20

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Descubrí a la mariposa, poco antes del mediodía, hora de Greenwich, tratando de escapar por el lado cerrado de la ventana del cuarto, y antes de decir que era una tonta, diré que aproveché el momento para fotografiarla con mi humilde cámara y así tener un recuerdo de ella.

Ahora sí diré cuán tonta era; porque tenía media ventana abierta y el mundo entero para volar, y no hallaba el modo de salir, y prefería seguir aleteando torpemente o quedarse inmóvil contra el vidrio. Decidí ayudarla, pero a esas alturas ya mi imaginación se había comprometido en el caso y pensé que la mariposa tonta sería un buen tema de reflexión para mí. ¿Y por qué no? Los mejores mensajes del Señor Jesucristo versaban sobre pequeñas semillas o pajarillos, una moneda perdida e, inclusive, la sal de cocina. Jesús era un maestro admirable, porque podía posar su reflexión sobre las cosas más pequeñas. Y ahora estoy aquí, haciendo mi debut con la mariposa.

Prosigo. Las mariposas tienen rastreros antecedentes. Ellas son el siguiente capítulo en la vida de un gusano y, luego que inician su vuelo, nadie se acuerda del gusano. No les falta adulación cuando despliegan sus hermosas alas y surcan los aires con nerviosos aleteos. Vuelan como locas como si fueran a chocar contra todo. Es increíble ver como un animalito tan frágil es capaz de tanta energía. Pero nadie le dijo a la mariposa que ahora debía lidiar con la torpeza: porque una mariposa libre y torpe puede terminar siendo una mariposa torpe y prisionera.

La libertad es difícil para las mariposas y los seres humanos. El que seamos gente libre no garantiza que no seamos torpes, y siempre hay un espejo o un vidrio o una ventana esperando a quienes seamos torpes en el uso de nuestra libertad.

El Señor no tiene problema en hacernos libres, no importa nuestro rastrero pasado; pero ahora debemos ser sabios en nuestra libertad, sensatos en nuestras decisiones, obedientes a Dios y a su Palabra en nuestras relaciones y fervientes en nuestra devoción y, de ese modo, no habrá barreras en nuestro vuelo…Quien sepa volar por el camino de esta libertad, por muy torpe que sea, nunca se extraviará.

Bien. Termino diciendo que ayudé a la mariposa a salir, espantándola con la mano sin parecer demasiado descortés con ella, y volvió a volar.

 

Iván Castro Rodelo – Pastor – Barranquilla (Colombia)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - IVÁN CASTRO RODELO - La mariposa