¿Cristianismo motivacional o egoísmo desmedido?

Jairo Rolando Mendoza

15 DE JULIO DE 2013 · 22:00

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Nuestro mundo moderno actual contemporáneo es una caja de oportunidades para todos las variedades y gustos al consumidor. La mentalidad de “sírvase usted mismo” reina a sus anchas en todos los estamentos de la sociedad, la cultura de “el cliente siempre tiene la razón” es el lema oficial y logotipo incuestionable de toda actividad a realizar, sin importar cuál sea su propósito final. Todo ello aun en el campo religioso ya está haciendo estragos: lo que importa en el día de hoy es que usted “se sienta bien”. No se trata de una búsqueda sincera de la verdad, se trata de hacer amistades, de pasar un buen rato, de todos ser aceptados tal como son en nombre del amor. Lo triste (muy triste) de esto es que es por encima de lo que sea, sobre cualquier cuestionamiento, sobre doctrinas cruciales del cristianismo, sobre la misma naturaleza de Dios, las concesiones para llegar a estas satisfacciones son increíbles, el celo por la palabra de Dios se ha perdido en nombre de la cobardía. La Biblia es tan clara en el asunto sobre sentirse bien (que no es del todo mal) o buscar la gloria de Dios como el protagonista real de la vida cristiana, basados y fundados en la palabra de Dios: "Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Lc. 9:23. ¡Cuán distinto es esto al momento que vivimos hoy! Por el estudio del contexto del pasaje podemos ver sobre el llamado a ser discípulos de Cristo dejando a un lado nuestros intereses y buscar la voluntad de Dios por encima de todo. En este orden de ideas es interesante considerar un pasaje del cual hoy no se predica, no se estudia ni se tiene en cuenta ya que limita la “comodidad” de la vida cristiana y nos obliga a caer de rodillas ante el jefe supremo. Mira cómo dice: "¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia" (Ro. 6:16-18). No entiendo cómo es que el cristianismo de hoy es solamente una descarada invitación insaciable, mentirosa, egoísta y nada bíblica a desatar el “campeón” dentro de ti. La palabra de Dios es tenida en menos porque confronta al pecador y al Santo, porque martilla y sana, porque consuela y reprende. La palabra de Dios tiene en cada texto una cara A y una cara B, es decir; las bendiciones de obedecer a Dios y las consecuencias de practicar el pecado. Se citan fuera de contexto algunos versos fantasma para cada ocasión en particular, y no se habla del desierto de la obediencia y humildad sino del oasis de la bendición, prosperidad y libertad de la pobreza material. La psicología también se ha sentado en el trono que le pertenece al Señor Jesucristo y la invitación es a un mensaje y un “salvador popular” que satisface a cada consumidor en particular con cada preferencia, por muy descabellada que ésta sea, y la gloria de Dios ha sido dejada a un lado hoy. Desde la música que escuchamos (la mayoría sin contenido doctrinal o muy superflua) hasta los predicadores showman que, entre entretener y contar chistes junto a experiencias personales que sin ningún tipo de vergüenza llaman “revelación” pasan el tiempo, las encuestas al invitado no pueden faltar para que su opinión cuente en la influencia del próximo mensaje de Dios. La palabra siervo en las escrituras realmente es esclavo (δολος: doulos en griego) y era la marca que identificaba el ministerio de Pablo en cada una de las presentaciones en sus cartas, la agenda personal. Los planes y propósitos privados se acaban en Cristo y es su voluntad la que ha de reinar en nosotros los hijos de Dios. El llamado a las riquezas no es el mensaje del evangelio, la prosperidad en negocios millonarios tampoco. El mensaje misionero es dejado de lado y qué decir del llamado a la santidad (con raras excepciones evidentemente). A todo esto, el movimiento emergente (en todas sus raíces y tentáculos) es la guinda del pastel presentándose como la solución a los problemas de dos mil años de iglesia, lo cual no es más que una presunción egoísta y motivacional. Cambiar todo lo que suena y huela a religioso, esto es lo que produce cristianos sin Cristo (algunos son sinceros en esta búsqueda y marcan la diferencia). Por lo general siguen a un líder y sus escritos como palabra de Dios. Hace poco me hicieron llegar uno de estos libros “motivacionales”: hasta la decoración es utilizada en nombre del Espíritu, la vida en comunidad que tanto promueven con la intención que usted disfrute con nosotros para que vuelva” la próxima vez y, si algo le incomoda, pues se cambia; la virtualización del cristianismo, lo que consientes o no… Todos estos “apóstoles” promueven la comodidad y la motivación; la psiquiatría, la psicología y la sanidad interior se venden hoy por el pago de unas pocas monedas, y miles van tras las fábulas y mentiras de profesionales que, en nombre de la tolerancia, la paz y el amor, promueven cualquier disparate (es la palabra más sencilla que he conseguido para ello), y se lucran con las personas que buscan por todos lados palabras bonitas que les infundan aliento y esperanza. Pablo dio una palabra profética actual para hoy: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” (2 Ti 4:3-4). La motivación real es dada por el Dios real de la Biblia. ¿Cristianismo motivacional o egoísmo desmedido? Es una alerta a la iglesia cristiana a despertar ante la tentación de la vida al estilo de iglesias terapéuticas que hacen cosquillas en el estómago de tantos incautos que quieren lo mejor porque han sido “llamados” para ello. Creo que muchas veces no hay un llamamiento real sino un “llamamiento a conveniencia”, sirviendo a un dios a medida, con una mando a distancia para controlarlo a Él. No hago una invitación al fatalismo, pero sí a ser honestos con el texto bíblico: no podemos ver billetes y prosperidad en cada versículo, no podemos ser infieles al mensaje de Dios para ganarnos la amistad y aprobación de los no creyentes. Cuidado; “Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Ga 1:10). ¿Qué mensaje estás dando hoy? ¿El de Mateo 28:16-20? Permite que no seamos egoístas sino que seamos hombres y mujeres entregados por completo al Salvador, basta ya de “elastizar” el cristianismo y honremos el evangelio y al Dios que lo ha fundado. Jairo Rolando Mendoza - Pastor y Misionero - Sevilla (España)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - sin definir - ¿Cristianismo motivacional o egoísmo desmedido?