Invocar a Dios en tiempo de angustia

Juan Sauce Marín

17 DE JUNIO DE 2013 · 22:00

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La palabra invocar, según el diccionario, significa “pedir ayuda vehementemente”, y la palabra vehemente significa “ardiente y lleno de pasión”. Hay una promesa en la Biblia: que si invocamos al Señor en tiempo de angustia, Él nos librará. No se trata de una oración simple, tipo “Señor, ayúdame”, sino de un clamor profundo, intenso, que pone sus esperanzas en el Dios al que clama y que requiere de nuestro tiempo y energía. - Invócame en el día de la angustia; te libraré y tú me honrarás. Salmos 50:15 - Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Romanos 10:13 - Tu nombre es como ungüento derramado. Cantares 1:3 - Y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.Isaías 9:6 Cuando la Biblia habla de invocar el nombre del Señor se refiere a que invocamos al Señor mismo. Pero si observamos las características del nombre del Señor notaremos que éstas son como ungüento derramado sobre nosotros, como la bendición de Dios sobre nuestras vidas, como un agradable perfume que nos conforta… incluso en tiempo de angustia. Muchos son los nombres del Señor que encontramos en la Biblia, de sobra conocidos y muy interesantes para reflexionar y aplicar sobre nuestra situación particular, tales como el Señor Todopoderoso, Jehová de los ejércitos, Dios nuestra bandera… etc. Pero hoy quiero fijarme en los que Isaías pone al Mesías venidero, nuestro Señor Jesucristo. - Su nombre es Admirable; Él despierta nuestra admiración, nos sorprende. Puede que pasemos por un tiempo de necesidad y de angustia del cual no veamos la salida, pero Él sigue siendo el Dios de los imposibles y nos sorprenderá una vez más con su salvación inesperada. - Su nombre es Consejero; porque en momentos de duda y de no saber qué hacer, Él siempre tiene una palabra de consejo que decirnos; si acudimos a Él en tiempo de confusión podemos hallar la sabiduría que necesitamos. - Su nombre es Dios Fuerte; no hay ninguna situación, por grande que sea, que sea más poderosa que Él; Él es nuestro escudo, nuestra fortaleza, la roca firme e inamovible donde podemos asentar nuestros pies. Aunque todo un ejército acampe contra mí, Él es más grande y fuerte. - Su nombre es Padre Eterno; como un padre nos cuida, nos mima, nos provee lo que necesitamos, nos enseña, nos disciplina para ayudarnos a andar por el buen camino. Él quiere lo mejor para nosotros y está pendiente de nuestro sufrimiento; como un padre amante sobre su hijo nos atenderá y cuidará. - Su nombre es Príncipe de Paz; príncipe significa “el primero y más excelente”; Él es el principio, la fuente de nuestra paz. En medio de la angustia podemos experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento, paz sobrenatural e inexplicable. Invoquemos el nombre del Señor en tiempo de angustia. Dediquemos tiempo y energía en buscarle y comprobar cuán hermoso es el nombre del Señor para nosotros. Juan Sauce Marín - Dibujante - España

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