De dónde venimos

José María Gómez Fuentes

16 DE JULIO DE 2012 · 22:00

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Creo que es muy instructivo estudiar la historia y el contexto hebreo en el que se escribieron los evangelios e, igualmente, al menos a mí me ha venido muy bien estudiar los escritos de los llamados padres de la iglesia y por ejemplo la Historia de la Iglesia, de Eusebio. De todo ello, y tras leer una vez más el Nuevo Testamento, he llegado a algunas conclusiones. Los primeros miles de cristianos fueron judíos, y éstos guardaban las costumbres y las fiestas de su pueblo, dándoles su significado completo en Yeshua. También dirigían a los gentiles que iban tomando el nuevo camino, guiándoles sobre qué cosas debían observar y cuáles no, pues en el concilio de Jerusalén dejaron claro que no debían imponer a los gentiles sino algunas cosas básicas y esenciales. Todos los días se reunían en el templo, en el pórtico de Salomón para escudriñar las escrituras y alabar al Eterno. Guardaban el sábado, reuniéndose al final de éste (el primer día de la semana comienza con el atardecer del sábado) para compartir de lo que habían aprendido escudriñando las escrituras, y comían juntos en sencillez, ayudando y dando buen testimonio entre el resto del pueblo. En esto, estalló la primera revuelta judía contra los romanos, y los seguidores del Mesías residentes en Jerusalén, conscientes de la profecía que éste había realizado sobre ella, abandonaron la ciudad estableciéndose en Pella, al oriente del Jordán. Después de la segunda revuelta, cuando los judíos fueron esparcidos por los cuatro puntos de la tierra, como también profetizó Jesús, el emperador Adriano intentó borrar del mapa todo reducto de cultura judía, cambió el nombre de la Tierra por el de "Palestina" en honor de los ancestrales enemigos de Israel, los filisteos (pelesets), prohibió guardar el sabat, el estudio de la Torah, y el pueblo elegido pasó a estar mal visto en todo el imperio. Así, poco a poco, la influencia judía en la iglesia fue dando paso a la dirección por parte de los gentiles, estos de una forma al principio no malintencionada fueron adaptándose como podían en medio de un imperio que les era hostil. Al ser proscritas las costumbres judías, poco a poco se fueron introduciendo costumbres paganas y, por desgracia, un cierto antisemitismo empezaba a aflorar tímidamente pero, en general, las iglesias de los primeros siglos tenían una sana doctrina y un testimonio impresionante para sus coetáneos. Por ejemplo, cuando había epidemias eran los únicos que no abandonaban a su suerte a los enfermos, a pesar de que se contagiaban. Muchos de los primeros cristianos fueron torturados y asesinados en los primeros siglos, pero el número de los que creían en el Mesías iba subiendo y subiendo. No obstante, en las asambleas (iglesias) se empezó a sustituir los supervisores (obispos, en plural) por un solo obispo, que fue paulatinamente tomando poder. Igualmente había cuatro centros importantes del cristianismo, y uno de ellos era Roma, y el obispo de allí desde muy pronto intentó imponer su criterio al estar en la capital del imperio. Las iglesias de Asia iban manteniéndose más o menos en las raíces hebreas: por ejemplo, celebraban la pascua el catorce de nisan. Pero las costumbres paganas que se fueron introduciendo en las iglesias de occidente, sobre todo en Roma, fueron tomando preeminencia, y fue a partir de que Constantino convirtiera al cristianismo en la religión oficial del estado y diera muchísimo poder y riquezas a los obispos, que todo el paganismo entró de lleno en las iglesias, asimilando las fiestas paganas y prohibiendo específicamente que se celebraran las judías, dando lugar con el paso del tiempo a las tremendas desviaciones que habitan en la iglesia católica. A pesar de lo cual, a lo largo de los siglos, siempre ha habido auténticos seguidores del Mesías que fueron perseguidos y masacrados por la iglesia de Roma (al igual que pasaba con los judíos). Uno de ellos fue Lutero, quien intentó una vuelta de la cristiandad a las Escrituras y lo consiguió en gran parte, suprimiendo el culto a las imágenes o la adoración a María y a los santos, entre otras muchas cosas. Pero, como me dijo un amigo, la Reforma consiguió sacar un pie del paganismo, pero el otro aun tiene que salir, en el sentido de que aún mantenemos tradiciones heredadas en las iglesias evangélicas que no son bíblicas. En un principio Lutero intentó acercarse a los judíos, pero después hizo horribles escritos contra ellos. No obstante, con el paso del tiempo, Israel ha encontrado en las iglesias protestantes un aliado (quizás el único) tanto en el restablecimiento de nuevo de su Estado como en el mantenimiento de éste. Pues los evangélicos que estudian profundamente las Escrituras son conscientes de que es necesaria la vuelta de los judíos a su tierra antes de que venga el Mesías por segunda vez. Como Yeshúa anunció, Jerusalén sería pisada por los gentiles hasta que los tiempos de éstos fueran cumplidos, y es a partir de 1967 (reunificación de Jerusalén) que de nuevo judíos hablan de Yeshúa a judíos, y son varios miles en Israel y cientos de miles fuera de ella los que han creído en el Mesías. Y para los que no somos judíos, es una maravilla poder acercarnos a las raíces de nuestra fe y observar el completo significado de los textos y de todas las profecías cumplidas en Jesús de Nazaret. José María Gómez Fuentes – Obrero de la construcción -Utrera (Sevilla) España

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