¿Qué color?

Baltazar Zamora

09 DE JULIO DE 2012 · 22:00

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La estadística marca que los grupos religiosos son más ingenuos para creer en las propuestas de los diferentes partidos políticos, y son susceptibles también al fraude y al engaño. Esto no quiere decir que no tengan capacidad de análisis sino que, por su experiencia de fe y de cambio en sus vidas, tienen la perspectiva de creer en las personas. En la elección 2012, ¿quiénes eran los candidatos, cuáles son sus plataformas políticas, a qué lógica obedecen, quiénes son los que gobiernan estos partidos y cuáles son las redes de poder que operan alrededor y dentro de estos institutos políticos? Quizá existen más preguntas que respuestas. Sin llegar a ser especialistas en el tema, bien haría la comunidad evangélica de México de tratar de elucidar estas preguntas para definir su voto. La sociedad mexicana – la iglesia evangélica dentro de ella- se informa a través de dos poderosos canales de televisión abierta, sus periódicos locales y los noticieros de radio. Estos medios son los encargados de crear los consensos necesarios para establecer o defender una política pública, para crear un ídolo o posicionar a un candidato por las nubes en el imaginario colectivo. A los líderes eclesiásticos e iglesia en general, sobre todo los jóvenes, les conviene usar las fuentes alternativas de información a través de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), y formar su propio criterio en el manejo de las noticias que recibe a través de los medios de comunicación tradicionales. Las casas encuestadoras son importantes también según la teoría de redes: sólo hay que investigar quiénes son los dueños de estas empresas, dónde y con quiénes trabajaron, y se verá su importancia en esta campaña y a qué lógica obedecen. Es conveniente recordar que existe una población de más de 20 millones de personas que viven en localidades rurales donde realmente estas encuestadoras no podrían pulsar la opinión sobre ningún tema. Sumando, Pierre Bourdieu –teórico francés- sostiene la siguiente tesis: “La opinión pública no existe”, como lo menciona en su ensayo:"En suma, he querido decir que la opinión pública no existe, al menos bajo la forma que leatribuyen los que tienen interés en afirmar su existencia. He dicho que existen, por una parte,opiniones constituidas, movilizadas, de grupos de presión movilizados en torno a un sistema deintereses explícitamente formulados; y, por otra, disposiciones que, por definición, no sonopinión si se entiende por tal… Simplemente digo que la opinión pública en la acepciónimplícitamente admitida por los que hacen encuestas de opinión o por los que utilizan sus resultados, simplemente digo que esta opinión no existe".[i] Existe seriedad en este postulado, como el mismo Bourdieu reconoce: “mi propósito no es denunciar de manera mecánica y fácil las encuestas de opinión, sino proceder a un análisis riguroso de su funcionamiento y sus funciones”. En concordancia, una palabra de prevención a la iglesia evangélica mexicana se da para no ser manipulados por los medios masivos de comunicación, las casas encuestadoras y las cruzadas de miedo tan usual en las campañas políticas no sólo en México, sino también en los países llamados industrializados como los Estados Unidos de Norteamérica en la llamada era Bush y de los países europeos como Francia y España. La memoria histórica de México narra que en la jornada electoral del 21 de agosto de 1994, resulta electo Presidente de la República el economista Ernesto Zedillo con el 49.69% del padrón. En esa elección se inicia un ensayo que se ha venido repitiendo en cada ejercicio electoral federal: la campaña de miedo y temor a través de los medios electrónicos de comunicación. Aquel domingo de la citada elección presidencial, el canal de televisión de mayor audiencia nacional inserta en su programación reportes y noticias sobre la Guerra de los Balcanes, imágenes cruentas de la guerra fratricida en la antigua Yugoslavia y la recién reconocida Bosnia-Herzegovina por la Unión Europea, y se transmiten durante todo ese día, mientras transcurren las votaciones. ¿Qué tenía que ver esa guerra con estas elecciones? Absolutamente nada, pero en términos electorales se inauguró una nueva manera de inducción al electorado: la del temor al cambio, hacer creer al ciudadano que si no votaba por el partido oficial en el poder de ese tiempo, habría crisis que derivarían en una guerra similar a la que estaban proyectando las pantallas del citado canal, o sea una guerra civil en el país. A la distancia, lo anterior parece irrisorio, pero para un electorado falto de información fidedigna y que depende de estos medios de comunicación con inmenso poder económico y político, estos medios y los poderes fácticos detrás de ellos cumplieron el propósito: lograr la votación más alta registrada en la historia de las elecciones en México a favor del candidato oficial en 1994. Qué decir de la historia reciente de 2006. Aquel miércoles 28 de junio de ese año de elección presidencial, en el último minuto de ese día, cuando se iniciaba la veda publicitaria electoral, se proyectó el famoso video de la guerra sucia electorera, donde aparecía una pared derrumbándose y una voz en off decía que el candidato puntero a la presidencia de la República era un peligro para México. Creo que la historia – en este caso- no necesita interpretarse: revela quién fue el verdadero peligro para el país. ¿Es México un país soberano? La historia reciente de la Unión Europea (UE) y la de este país muestran la cruda realidad: que el candidato ganador de las elecciones tendrá que seguir obedeciendo a los vecinos del norte y los organismos financieros internacionales que usan el concepto de transterritorialidad para que, so pena de bajarles el índice de calificación (vía empresas privadas como Moody´s y Standard & Poor’sentre otras) y deciden qué países están solventes para seguir prestándoles. ¡Empresas privadas influyendo e interviniendo en países soberanos! Léase el último caso: España. Líneas gruesas sobre el trabajo de la iglesia evangélica en México: ¿Por qué México está en crisis? Por el fracaso de la llamada pastoral social de la iglesia tradicional y la evangélica. Urge un mover poderoso del Espíritu Santo, ¡aún más! Apremia que haya en la iglesia evangélica un espíritu de oración intercesora y de evangelismo a nivel de tierra, face to face. Se necesita todavía más pasión por las almas: ganar, consolidar, enviar. Se requiere más unidad de corazón. En el camino, es menester educar al pueblo evangélico en las lides cívicas, de participación ciudadana y del análisis crítico en vías de un mejor país (proactivos) La materia prima está enferma, se conoce la medicina, se ha experimentado; den de gracia lo que de gracia han recibido. Ante la patología de una sociedad individualista y egocéntrica, compartir el evangelio sencillo y poderoso de Jesucristo, mostrar a las comunidades eclesiales como lo que son: un oasis en este desierto y una opción que bien harían en considerar los diferentes colectivos del país. ¡Dios bendiga a México! Artículo dedicado al segmento poblacional evangélico de México y a aquellos que, allende las fronteras, tienen esta convicción de fe, para un abordaje sociológico trazado en líneas gruesas sobre el trabajo real de la iglesia evangélica. Baltazar Zamora – Pastor y Sociólogo - México


[i]La opinión pública no existe. http://sociologiac.net/biblio/Bourdieu_OPE.pdf. último acceso 24 de junio de 2012.

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