¿Anonymous, gente de bien?

“Somos legión, no perdonamos, no olvidamos, espéranos”, así reza el lema pronunciado por aquellos denominados como Anonymous, un movimiento de masas en Internet que, según se estipula en sus breves y simples bases, lucha por la libertad y los derechos humanos. Sin embargo, la palabra que enseguida viene a la mente de muchos es hacker, debido a las no pocas operaciones de sabotaje de páginas webs gubernamentales o de gente famosa. La realidad es que sólo un pequeño porcentaje de los Anonymous toman parte en dicho tipo de operaciones. Han sido también conocidos por difundir planes de movilización en protesta contra gobiernos y leyes que han suscitado polémica como la reciente ley antipiratería SOPA. Un grupo de personas que aboga por los derechos humanos o realiza protestas no es nada nuevo; entonces, ¿qué hace especial a Anonymous? La respuesta está en su organización, ¿por qué? Porque simplemente no tiene. Uno de los puntos fuertes de este movimiento es precisamente esta falta de organización. Básicamente cualquiera puede ser un Anonymous aunque no sepa hackear webs o no se grabe con una webcam para difundir su actitud de disconformidad en Youtube (llevando una máscara de Guy Fawkes[i], que se ha convertido en un símbolo identificador). Esencialmente debe querer mejorar la sociedad, protestar y esforzarse por la causa. Ahora bien, esta es la parte que nos toca a nosotros como creyentes: saber qué opinión, basada en las Sagradas Escrituras, adoptar frente a este movimiento y su ideología. Para empezar, creo conveniente analizar por partes el ya anteriormente mencionado lema de Anonymous:“Somos legión, no perdonamos, no olvidamos, espéranos”. “Somos legión”.Me llama la atención sobre todo esta primera parte. ¿No les recuerda algo? Según algunas opiniones, este movimiento decidió utilizar precisamente esta parte de la Palabra de Dios para su propósito. El texto bíblico es el siguiente: “Y (Jesús) le preguntó (al endemoniado ganadero): ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos” (Marcos 5:9). Es decir, prefieren tomar el significado de número más que el hecho de que se trataba de demonios, como ignoran los que desconocen la Palabra. “No perdonamos, no olvidamos”.Esta parte, desde luego, al igual que la anterior, no debería estar en boca ni admiración de nadie que se considere cristiano. No creo que sea necesario recordarles con profusión que los cristianos estamos llamados a perdonar (y olvidar), tal como nos enseña Jesús en su palabra y con su ejemplo en numerosas ocasiones. El odio y el rencor que pintan las letras del lema de Anonymous no debe ser un color de nuestro gusto. “Espéranos”.¿Debemos confiar en que las personas cambiarán el mundo a mejor? No. ¿En quién debemos únicamente esperar? En Jesús. Si las cosas se quieren cambiar, a quien primero hay que acudir es a Dios en oración, sin olvidarnos de pedir también por los que nos hacen daño. Personalmente, aunque Anonymous no sea un movimiento violento, alguien (que yo diría es el Espíritu Santo) me dice que un cristiano no da buena imagen ocultándose tras una máscara con odio cuando debería rebosar y reflejar la luz del amor de Jesús. Rubén Clos López - Estudiante de Traducción e Interpretación - España