“Necesitamos reducir las emisiones de carbono para proteger la integridad de la creación de Dios”

Este 5 de junio se conmemora el Día del Medio Ambiente con muchos deberes políticos pendientes y una crispación social escenificada en el movimiento estudiantil.

Jonatán Soriano

BARCELONA · 05 DE JUNIO DE 2019 · 11:00

Vista de una refinería cerca del parque natural de Kennemerduinen, en Bloemendaal, Países Bajos. / Wim van't Einde, Unsplash CC,
Vista de una refinería cerca del parque natural de Kennemerduinen, en Bloemendaal, Países Bajos. / Wim van't Einde, Unsplash CC

Se podría decir que el ecologismo y el movimiento de defensa del medio ambiente ha alcanzado parte del reconocimiento público que llevaba reclamando desde hace décadas. El movimiento estudiantil contra el cambio climático, cuyo rostro más visible es la activista sueca de 16 años Greta Thunberg, muestra músculo a lo largo del planeta; los Verdes han obtenido diecisiete eurodiputados más en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en mayo; y son varias las voces y publicaciones que, cada vez más, tratan de despertar conciencia en favor del cuidado medioambiental desde diferentes ámbitos. 

También el idioma se ha adaptado a la situación de urgencia. Según la Fundación del Español Urgente (Fundéu), el concepto de cambio climático “no describe con la suficiente precisión la gravedad de la situación actual”, por lo que recomiendan el uso de “crisis climática” en su lugar. “Se pide el reconocimiento de que estamos ante la mayor amenaza a la que se ha enfrentado la humanidad”, remarcan. 

Sin embargo, la adaptación de las estructuras económicas mundiales progresa lentamente y todavía no se han concretado acciones políticas que se traduzcan en paliativos prácticos para contrarrestar los efectos de la crisis climática, con la excepción de limitar a 1,5 grados el aumento de la temperatura global, que fue la principal conclusión del Acuerdo de Paris de 2016

Desde abril funciona el Centro de Sostenibilidad de la Alianza Evangélica Mundial (WEASC, por sus siglas en inglés), instalado en Bonn y con la misión de “servir a la comunidad evangélica global para que se convierta en en un mayordomo fiel y efectivo de la creación”, según indica su director, Matthias Boehning. “Nuestros esfuerzos y actividades diarias se guían por una visión simple, abreviada en cuatro palabras; iglesias defendiendo el cuidado de la creación”, añade. 

El director asociado de la WEASC y del Grupo de Trabajo por el Cuidado de la Creación de la WEA, Chris Elisara, ha explicado a Protestante Digital que “el cambio ya se ha producido en el sistema a causa de la cantidad de dióxido de carbono que se encuentra en la atmósfera, por lo que es inevitable algún nivel de impacto negativo”. “Actuar de una manera ética y hacer lo que es correcto a los ojos de Dios es importante mientras animamos a todos los evangélicos en el mundo a trabajar para escoger estilos de vida conmensurados con la verdad y los valores bíblicos”, añade.

 

Pregunta: Desde la WEASC, ¿cuáles se identifican como los cambios más urgentes que las sociedades deben aplicar para reducir los efectos de la crisis climática?

Respuesta: Identificando la crisis climática como una crisis, que requiere nuestra atención focalizada y urgente como individuos, familias y comunidades cristianas evangélicas, Protestante Digital está ayudando a enmarcar correctamente la situación que afrontamos. ¡Es una crisis! Nada más y nada menos. Y está afectando a nuestras vidas ahora y lo hará más y más, mientras los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera sigan aumentando, a menos que trabajemos muy duro a nivel global para reducir nuestras emisiones. El cambio ya se ha producido en el sistema a causa de la cantidad de dióxido de carbono que se encuentra en la atmósfera, por lo que es inevitable algún nivel de impacto negativo. Por ejemplo, tormentas más fuertes, húmedas y destructivas, sequías más cálidas y largas, la creación de islas urbanas de calor exacerbado, la pérdida de la costa a causa del aumento del nivel del mar o una disminución de los cultivos alimenticios. Pero no sabemos exactamente cuánto aumentará la temperatura del planeta. ¿Será 1,5 grados o 2? ¿Podría llegar a 2,5 grados? No podemos saberlo exactamente porque tampoco sabemos cómo actuará la comunidad humana global. Hay grandes diferencias en el impacto ocasionado por cada grado de aumento de la temperatura, así que todo lo que se haga para reducir las emisiones de carbono marca la diferencia. 

La WEASC y el Grupo de Trabajo por el Cuidado de la Creación coinciden con la primera y principal recomendación de la la renombrada científica evangélica, Katharine Hayhoe, en que el punto donde comenzar a tratar como iglesia la crisis climática es que debemos aceptarlo y empezar a hablar de ello como familia y comunidad. Ese es el único camino, a través de una seria y concentrada discusión, con el que nos dirigimos a empezar el desarrollo de respuestas prácticas que son necesarias para adaptarnos al cambio climático y mitigarlo en lo que podamos, manteniendo su efecto lo más reducido posible. 

A partir de este punto inicial, hay muchas áreas problemáticas que afrontar, pero una de las más esenciales es la transición, tan rápida como sea posible, de las economías dependientes de los combustibles fósiles, como la energía y el transporte, a economías basadas en energías limpias y renovables. ¿Qué necesitamos para ello? Esta es una pregunta importante y motivadora para los evangélicos. La respuesta sencilla es nuestra fe y discipulado en Cristo, que nos llama a cuidar de la creación de Dios y a amar a nuestros vecinos. Lo que se traduce en que necesitamos reducir las emisiones de carbono para proteger la integridad de la creación de Dios y la vida que sustenta, que requiere un clima temperado. 

 

El director del Grupo de Trabajo por el Cuidado de la Creación de la WEA, Chris Elisara. / WEA

P: En este marco contextual, ¿cuál es el propósito y las principales líneas de trabajo de la WEASC?

R: El objetivo general de la WEASC es equipar a las iglesias y las congregaciones de todo el mundo para implementar el cuidado de la creación en una base diaria, convirtiéndose de este modo en una voz fuerte, legítima y unificada en cuanto al sostenimiento global. 

 

P: ¿Qué puede hacer una institución como la WEASC ante la situación actual?

R: La WEA ha publicado un compromiso titulado 20’23 Initiative, con el cual trabajaremos para asistir  al 20% de nuestra huella evangélica en el planeta, visible en las iglesias, escuelas, hospitales y hogares, con el objetivo de que funcionen con energías renovables para el 2023. Estamos trabajando en un programa piloto de energía solar en Uganda y oramos para que sea un éxito y se convierta en un modelo que pueda ser instalado rápidamente en otros países. Estamos haciendo lo mismo en Estados Unidos. Nos encantaría comenzar a trabajar el programa 20’23 Initiative con un colaborador en España. 

También hemos lanzado un programa llamado ‘Living the Change’ (Viviendo el cambio), que ayuda a los evangélicos a escoger estilos de vida que tengan un impacto reduciendo las emisiones climáticas personales. En general, muchas opciones de estilos de vida pueden marcar una diferencia, pero lo que nos motiva como individuos o familias evangélicas es nuestro deseo de ser fieles al cuidado de la creación. Cambiar el estilo de vida no resolverá la crisis climática, ni siquiera en general, ya que requiere políticas y grandes cambios estructurales. Pero actuar de una manera ética y hacer lo que es correcto a los ojos de Dios es importante mientras animamos a todos los evangélicos en el mundo a trabajar para escoger estilos de vida conmensurados con la verdad y los valores bíblicos. 

 

P: ¿Cómo se traduce para un impacto público y práctico?

R: ‘Living the change’ ha identificado tres área de gran impacto que pueden marcar una diferencia. Son la energía, la dieta y el transporte. Quienes lo deseen, pueden informarse más en esta web que está en inglés, aunque nos gustaría trabajar con algún colaborador en España que pudiese desarrollar una versión en español. 

Otro programa digno de mención es el del liderazgo de la WEA en ciudades sostenibles. Muchas personas no son ambientólogos profesionales que están salvando especies o protegiendo la limpieza del agua y del aire. Sin embargo, el lugar más importante en el que nuestras vidas pueden generar un impacto en la creación es donde vivimos y cómo están diseñadas nuestras ciudades, calles y vecindarios. Cuanto más sostenibles y habitables son nuestras ciudades, son mejores para preservar la creación. Así, el Grupo de Trabajo por el Cuidado de la Creación de la WEA y sus colaboradores han desarrollado una llamado a la acción en las ciudad bajo el título El evangelio y el futuro de las ciudades: Una llamada a la acción. También animo a los lectores a unirse a la Sociedad Urbana Shalom, enfocada en hacer que las ciudades sean más sostenibles y habitables, y que el Grupo de Trabajo por el Cuidado de la Creación de la WEA ayuda a dirigir. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - “Necesitamos reducir las emisiones de carbono para proteger la integridad de la creación de Dios”