La belleza del aire de Dios bajo nuestra alas

La red European Disability Network (EDN) ha coordinado en el encuentro Hope for Europe, en Tallinn, una serie de talleres sobre cómo la comunidad cristiana puede y debe contar con las personas con discapacidad

Jordi Torrents

TALLIN · 22 DE OCTUBRE DE 2018 · 09:00

Uno de los momentos en el taller organizado por la EDN. / Jordi Torrents,
Uno de los momentos en el taller organizado por la EDN. / Jordi Torrents

“Los sueños me llevan a un lugar donde cada detalle es perfecto”. Estas palabras son los primeros cuatro versos del poema Aire bajo las alas escrito por Hildegunn Gronvold-Rossland. Hildegunn es noruega, enérgica, da gracias a Dios por cada nuevo día, se convirtió a los doce años y siempre la acompaña una preciosa perra llamada Connie. Ah, y hace veinte años fue diagnosticada con un extraño síndrome (Ehler Danlos) y empezó a convivir con el dolor, con operaciones y con la discapacidad. Hildegunn ha sido una de las participantes en el encuentro Hope for Europe, organizado por la Alianza Evangélica Europa (EEA) en Tallinn, Estonia. 600 representantes de 37 países bajo el eslogan Unidos en la diversidad. Unidos en una transversalidad, que se han concretado en 17 seminarios temáticos, uno de los cuales ha representado, quizá, una de las mayores expresiones de diversidad, la que hace referencia al tema de la discapacidad.

El seminario ha sido coordinado por la red European Disability Network (EDN) y ha contado con talleres y presentaciones sobre los diferentes tipos de discapacidad (físicas, sensoriales e intelectuales) y nuestro papel como cristianos. Uno de los principales objetivos ha sido el de potenciar puentes y redes, socios con la misma visión del Reino de Dios. 

 

THERESE SWINTERS: “NECESITAMOS SER MÁS VISIBLES”

Tal como ha explicado Therese Swinters, coordinadora de la red EDN y responsable de la ONG belga Gemeenten en Gehandicapten (Iglesia y Discapacidad, que se dedica a ayudar a la inclusión en iglesias), las personas con discapacidad “necesitamos ser más visibles”. Sobre la presencia de un grupo de trabajo dedicado a la discapacidad, ha comentado que “lo ideal sería que no tuvieran que existir, pero todavía los necesitamos para dar apoyo y conocer los unos de los otros”. También ha remarcado que hace falta información y sensibilización en las iglesias e incluso ha explicado el ejemplo de una persona ciega que quería ser anciano en su iglesia: “Pero no puedes, eres ciego” fue la respuesta que recibió. 

Swinters ha recordado que se calcula que entre el 10 y el 15% de la población (unos mil millones de personas en todo el mundo) tienen una discapacidad, y que las iglesias deben ser las primeras en ser abiertas, receptivas y capaces de tener en cuenta las habilidades de cada uno.

 

BAIBA BAIKOVSA: “LA DISCAPACIDAD NO FORMA PARTE DE LA PERSONA” 

Baikovska (de Letonia), desde hace unos meses, está colaborando con Swinters en la coordinación de EDN. Ella misma ha explicado cómo, cuando tenía un año y medio y enfermó, los doctores dijeron a sus padres que “me dejaran en el hospital, que no valía la pena que me llevaran a la escuela, pero mis padres fueron valientes”. Y llegó a cursar estudios en la Universidad de Riga, donde alguien le habló de Dios y de su capacidad para amar de forma incondicional. “Comprendí que Dios me ama como persona”. La discapacidad de Baiba se considera como una discapacidad visible, ya que utiliza una silla de ruedas, pero también ha detallado que existen discapacidades invisibles, a menudo “enfermedades crónicas que dificultan las actividades diarias en el trabajo, en la escuela y en la vida social”. 

Baikovska ha asegurado que “la discapacidad no forma parte de la persona, forma parte de cómo nos podemos desarrollar en la sociedad”. Y cuando hablamos de discapacidades invisibles, “hay miedo a ser estigmatizados”.

Sobre este tema, el responsable del ministerio Reachglobal, Jim Baker, ha señalado que “la clave debe pasar por el hecho de sentirse bienvenido en las iglesias, sea cual sea nuestra realidad”.

 

COURAGE TO BE (VALOR PARA SER): “MOSTRAR NUESTRAS CAPACIDADES”

Como complemento a los talleres, en Tallinn también se ha podido contar con la exposición de cuadros Courage to be (Valor para ser) pintados por artistas estonios y letones con algún tipo de discapacidad. De hecho, con la muestra se ha querido  “mostrar nuestras capacidades” y recordar que todavía hay personas con discapacidad “con el estigma de no ser capaces de ser independientes o incluso de amar”. Una de las obras, por ejemplo, mostraba la silueta del cuerpo de una mujer huyendo, pero con heridas que parecen perseguirla. Su autora, Lauma Palmbaha, ha explicado que representa “el sufrimiento de una mujer”, pero también “el agradecimiento a Dios por la alegría de vivir”. Otro cuadro, como el pintado por Tiia Järvpöld, era una reflejo de ella misma con su silla de ruedas: “Nos es complicado ser felices como mujeres cuando tenemos necesidades especiales, pero pienso que una mujer en una silla de ruedas también puede mostrar su feminidad”.

 

La artista Tiia Järvpöld. / Jordi Torrents

Tal como ha explicado uno de los responsables de la muestra, en una ocasión Gauguin le dijo a Van Gogh que pintaba demasiado rápido, a lo que el genio holandés le contestó: “No, lo que pasa es que tú miras demasiado rápido”. Así, “también nosotros debemos mirar con más calma, viendo como se plasma la belleza de Dios a través de otras manos y otras capacidades”. 

 

HILDEGUNN GRONVOLD-ROSLLAND: “USEMOS IDEAS CLARAS AL HABLAR”

Hildegunn ha hablado sobre las necesidades de personas sordas. Ella misma ha explicado que con un oído no oye nada, mientras con el otro tiene sordera social, cuando somos capaces de oír pero con el problema de confundir las palabras. ¿Cómo podemos trabajar en las iglesias la inclusión de personas con discapacidad auditiva? Hildegunn ha detallado opciones como un sistema de arcos para amplificar sonidos o contar con alguien que traduzca a lenguaje de signos. Dos opciones, no obstante, no siempre al alcance de las iglesias, por lo que también ha propuesto ayudas “al alcance de todos” que pueden pasar por “entregar impreso el contenido de la predicación o de las canciones y, cuando se habla, usar ideas cortas y claras, mirar a la gente a la cara y hablar con un ritmo no demasiado rápido”. Y no solo pensando en personas sordas, sino también en personas mayores (o no tan mayores) que puedan tener problemas de audición.

En la misma categoría de discapacidades sensoriales, Vera Suberte (de Wings for Wheels, Alas para Ruedas, en Letonia) ha detallado que también hay necesidad de trabajar en la inclusión de personas con discapacidad visual en las iglesias.

 

MARTINA KÖNINGER: “TENER UNA DISCAPACIDAD NO ES NINGÚN PECADO”

Otra persona que debía participar en Tallinn es Martina Köninger (del fórum de discapacidad de la Alianza Evangélica Alemana). Therese Swinters, en su nombre, ha contado que Martina tuvo dos hijos gemelos. Uno de ellos, con una discapacidad auditiva por un problema neurológico. Según Martina, hay un mensaje claro tanto para las iglesias como para los gobiernos: “Ser diferente no es un problema. Y si lo es, debemos encontrar soluciones”. Y como mensaje directo para algunas iglesias: “Tener una discapacidad no es fruto de ningún pecado”. Como ejemplo más directo acerca de eso, existe la historia de Jesús y al ciego al que le habla preguntando qué puede hacer por él. Martina ha remarcado que “Jesús dice que todos somos imperfectos, por lo que no siempre hay que orar por sanidad cuando nos encontramos con una persona con una discapacidad. Si oramos por alguien es para honrar a Dios”, y ha añadido que con personas sordas podemos contar con apoyos como el lenguaje de signos, pero sin olvidar nunca que “el Evangelio es el lenguaje del corazón”.

Martina ha recordado que en el mundo hay 275 millones de personas sordas, de las que 5 millones son sordos totales, “uno de los grupos de población menos alcanzados por el Evangelio”.

 

Baiba Baikovsa y Normunds Zarins. / Jordi Torrents

NORMUNDS ZARINS: “LA IGLESIA DEBE SER NUESTRA COMUNIDAD INCLUSIVA”

Normunds es de origen letón, vive en Suecia y es especialista en tratamiento del estrés a través de distintas terapias. Su reflexión se ha basado en la idea de que “todos somos diferentes, todos tenemos necesidades especiales y debemos huir de las etiquetas”. Así, “nuestra actitud es clave hacia las personas con discapacidad, ya que para nosotros explicar a los demás qué necesidades tenemos puede provocar sentimientos de tristeza y de frustración”. Ha recomendado no solo hablar claro, sino también aprender a estar juntos y ha recordado que “allí donde estoy, allí está Cristo. Y testificar sobre Él es estar allí. Y esto incluye estar con las personas con discapacidad intelectual”. Él mismo ha explicado que cuando nació, Letonia formaba parte de una Unión Soviética “con una sociedad excluyente, con pocas oportunidades para las familias” y ha asegurado que, a partir de su propia experiencia, en sociedades pequeñas “es más fácil poderse sentir incluido”. Así, “la iglesia debe ser nuestra comunidad inclusiva, capaz de hacernos fuertes y desarrollar nuestra fe”.

 

Momento de una participación musical. / Jordi Torrents

LYDIA GONZÁLEZ: “SI LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD NO FORMAN PARTE DE LAS IGLESIAS, TENDREMOS IGLESIAS CON DISCAPACIDAD”

Lydia González, trabajadora social, coordina en Terrassa y Barcelona el ministerio Mefi-Boset, que trabaja con adultos con discapacidad intelectual. Su reflexión ha constatado la necesidad de trabajar con personas con discapacidad intelectual desde las iglesias ya que “no suelen tener acceso al Evangelio”. Para facilitar esa inclusión podemos empezar con apoyos y adaptaciones físicas, en el lenguaje o, simplemente, en la comprensión acerca de su presencia de forma normalizada. “Si no nos adaptamos a las necesidades de las personas, no nos podemos comunicar. Si alguien con silla de ruedas no puede entrar, quizá debemos predicar fuera. Si una persona sorda no nos puede oír, quizá debemos usar lenguaje de signos. Si una persona no entiende la predicación por ser demasiado densa, quizá debemos simplificarlo”. De forma paralela, pensando especialmente en personas con discapacidad intelectual adultas, es importante trabajar con sus familias, con padres y madres cansados, mayores, con una mayor presión económica y a menudo aislados por la incomprensión o los prejuicios. En definitiva, “si las personas con discapacidad no forman parte de las iglesias, tendremos una iglesia con discapacidad. Sin estas personas la iglesia pierde la oportunidad de contar con todos los miembros del cuerpo que nos recuerda la Biblia y pierde sus capacidades y sus dones”. ¿Qué podemos hacer? “Seamos accesibles, seamos amables con las familias y ofrezcamos apoyo sin juzgar o sin que nos mostremos molestos ante personas que pueden moverse o hacer ruidos”.

 

Hildeggun con su marido Don y su perra Connie. / Jordi Torrents

¿Saben cómo acaba el poema de Hildegunn?

“Pero necesito ver que en mi voluntad, 

mi fe y mi anhelo, 

e incluso mi pequeño progreso 

es la fuerza que da aire bajo mis alas. 

Soy libre”

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - La belleza del aire de Dios bajo nuestra alas