“El nominalismo no es solo un problema de los demás”

Llevan el nombre de cristianos, pero no lo son. Jaume Llenas, miembro del comité que ha elaborado el documento “Los cristianos alejados: un llamado mundial”, explica cómo afecta el fenómeno del nominalismo a la iglesia evangélica en España.

Daniel Hofkamp

BARCELONA · 03 DE SEPTIEMBRE DE 2018 · 11:23

Participantes de la consulta sobre cristianismo nominal, en Roma, en marzo de 2018. / Lausanne Movement,
Participantes de la consulta sobre cristianismo nominal, en Roma, en marzo de 2018. / Lausanne Movement

¿Qué es un cristiano nominal? El Movimiento de Lausana acaba de definirlo de la siguiente manera: “Personas que se identifican con una iglesia cristiana o con la fe cristiana, pero contradicen los principios cristianos básicos con relación a cómo convertirse en cristianas, la fe, las creencias, la participación en la iglesia y la vida diaria”.

Bajo esta definición se dibuja un fenómeno mundial, no nuevo, pero sí urgente para la iglesia. Así lo consideraron 40 pastores, teólogos, misionólogos y sociólogos evangélicos reunidos en Roma el pasado mes de marzo, dando como resultado el documento “Los cristianos alejados: un llamado mundial”, disponible en la web del movimiento.

Uno de los integrantes del comité que ha elaborado este documento es Jaume Llenas, secretario general de la Alianza Evangélica Española y Presidente del Comité del Movimiento de Lausana en España. En esta entrevista, Llenas examina el fenómeno del nominalismo a lo largo de la historia y desafía a la iglesia contemporánea en nuestro país a reaccionar, enfatizando un modelo de iglesia que considere el discipulado relacional como un elemento básico de su estrategia.

 

Pregunta. ¿Qué es el Movimiento Lausana, y por qué aborda el tema del nominalismo en este momento?

Respuesta. El movimiento de Lausana fue fundado principalmente por dos personas, Billy Graham y John Stott. Son dos componentes importantes: Graham representa a los que son prácticos del evangelismo, y Stott a aquellos que son los teólogos de la evangelización. El movimiento comienza en 1966 con el primer Congreso, que se celebró en Berlín, y hasta 1974 van incorporando gente hasta 1974, cuando se celebra el Congreso de Evangelización mundial en la ciudad suiza de Lausanne. A partir de entonces surgen documentos de referencia para la iglesia. Alguien dijo que los documentos que surgen de Lausana son los más ampliamente aceptados por el pueblo evangélico desde los documentos de la iglesia primitiva, de los primeros 300 años de la iglesia.  Hay tres grandes documentos, el Pacto de Lausana, el Manifiesto de Manila y el Compromiso de Ciudad del Cabo, las tres grandes reuniones. En medio, hay un conjunto de documentos formados por grupos más pequeños que inician una reflexión que queda plasmada en los “ocasional papers”, documentos puntuales.

Ya a finales de los años 70 en el ámbito de Lausana se trabajó el asunto del nominalismo. Hay grupos que se reúnen para trabajar en la evangelización entre los nominales católicos, ortodoxos y protestantes. En esa ocasión no se toca el nominalismo dentro del mundo evangélico. Esta es una novedad de este trabajo que se ha realizado en 2018. ¿Qué ha cambiado de los años 70 al año 2018? A eso damos respuesta en este documento.

 

La consulta en Roma repasó las respuestas de la iglesia a lo largo de la historia al problema del nominalismo. / Lausanne Movement

P. Según el documento, como “cristiano” se define casi un tercio de la población mundial, sin embargo, esta “nominación” debería ser cuestionada. ¿Por qué?

R. Analizamos el nominalismo desde tres perspectivas: sociológica, teológica y misiológica. Al definir qué es un cristiano nominal, nos encontramos con dificultades, porque es un concepto que es tan amplio, que es difícil de resumir. Así que lo fuimos desplegando y fuimos capaces de identificar siete aspectos del nominalismo en los que una persona puede ser nominal, por ejemplo, por no haber tenido una experiencia de conversión. O puede serlo porque no tiene su fe puesta en Cristo, en sus creencias hay cosas que no tienen nada que ver con el cristianismo, o porque no está identificado con ningún tipo de iglesia, o porque no hay una práctica del seguimiento de Cristo en la vida diaria… En estos siete aspectos, no siempre hay un “sí” o un “no”, sino grados. Así que lo resumimos en el acercarse o alejarse de Cristo en estos siete aspectos. Cuando estamos delante del nominalismo, podemos tener personas que han tenido problemas de pastoral, no han sido discipulados para caminar con Cristo. A veces están físicamente presentes en las iglesias, pero no están en un verdadero seguimiento. Por eso hay que matizar mucho.

 

P. Se señala también que el “cristianismo nominal” estropea el testimonio de la iglesia. ¿Podrías explicar por qué?

R. A partir del año 300 nos encontramos con el fenómeno que se conoce como constantinismo, al adoptarse el cristianismo como religión oficial del imperio. Desde entonces se produce una entrada masiva a la cristiandad a personas que no habían tenido una experiencia de conversión, algo que no ocurría antes a causa de la persecución. Ser cristiano generaba un problema. Pero cuando Constantino se convierte, esta pasa a ser la religión popular, de forma que miles de personas entran a formar parte de la religión sin haber tenido una experiencia con Cristo. Estas personas siguen comportándose de acuerdo a los criterios de vida anteriores, pero lo único que ha cambiado es el nombre con el que se denominan. Esto es el nominalismo: aquel que de nombre dice tener una fe, pero su vida no se corresponde con la fe que dice vivir. Así que las personas empiezan a comportarse con las actitudes del pasado a pesar de decir que son cristianas. Esto es algo que ha continuado a lo largo del tiempo dentro de la iglesia. Hoy tiene otras formas de manifestarse, como por ejemplo, la teología de la prosperidad, el secularismo, el colonialismo, el racismo… Son personas que no tienen una experiencia de conversión a Cristo. Ese es el escándalo que se produce para el testimonio de la iglesia, dado que dentro de la iglesia hay personas que tienen experiencias de conversión, pero otras que no, y continúan comportándose de acuerdo a los patrones del pasado.

 

El cristianismo deja de ser auténtico cuando las personas asumen algunos de sus valores, pero no viven una verdadera relación con Cristo que transforme sus vidas, explica el documento. / Lausanne Movement

P. A nivel general el problema del “cristianismo nominal”, dice el documento, es más problemático cuando el cristianismo está en una situación dominante o de mayoría. ¿Qué ejemplos concretos podrías señalar?

R. El cristianismo, al convertirse en la Cristiandad -y tenemos que diferenciar estos dos aspectos: el cristianismo es una experiencia espiritual, con Cristo, un encuentro personal que provoca cambios en una persona, hay arrepentimiento y fe, pero la cristiandad solo implica que te identificas con algunos criterios morales del cristianismo, aunque ni siquiera los practiques personalmente, sino que piensas que puedan ser buenos para la sociedad-. Esto sucedió por ejemplo en España durante siglos: ser español era ser cristiano, concretamente católico, por lo tanto era gente considerados católicos, pero no tenían la experiencia de conversión a Cristo. Los comportamientos de una persona que no tiene una experiencia con Cristo pueden ser relativamente morales, pero nunca pueden ser auténticamente cristianos, porque la experiencia de transformación de la vida con Dios no se ha tenido. Así, hace 40 años en nuestro país por ejemplo se aceptaba la moral cristiana; hoy estamos en un entorno de poscristiandad, pero eso lleva a que haya en la sociedad un gran porcentaje de personas, cientos de miles, que se denominen a sí mismos como cristianas, pero que no han tenido una auténtica experiencia con Cristo.

 

P. El documento hace un llamado contundente a orar por los que se llaman cristianos pero no han tenido una experiencia personal de conversión, y asimismo ser intencionales en una predicación del evangelio para conversión. ¿Este énfasis se debe a que hay iglesias o denominaciones cristianas que están perdiendo este enfoque?

R. De alguna manera, es algo que ha venido ocurriendo desde el principio de la iglesia. Es necesario enfatizar la conversión. No es el único criterio, porque hay personas que han tenido una experiencia con Cristo pero no han sido discipulados. Así que la conversión es imprescindible, pero no es el único criterio a tener en cuenta. Por ejemplo, el crecimiento en el discipulado. Una persona puede haber tenido una experiencia de nacer en Cristo, pero estar en un ambiente en el que no hay crecimiento, está como en una puerta giratoria y nunca avanza a una experiencia con Cristo que sea transformadora. A veces es una cuestión de pastoral, de personas que no han recibido la atención necesaria, los criterios para crecer en esa vida cristiana. Hay aspectos de su vida que no han sido iluminados desde la perspectiva de Cristo. Muchas personas tienen problemas con el aspecto de la corrupción en temas económicos: puede ser un cristiano, pero que aún tenga aspectos de la vida antigua, porque no asume que este aspecto tiene que ver con la vida cristiana. Así que es tan importante en quién creo, qué es lo que creo, como el crecimiento que se produce y que no hay aspectos de la vida que a Dios no le importen. Así que uno puede ser nominal en diversos aspectos: puede ser que uno no haya identificado que conocer a Cristo tiene que ver con progresar en la vida.

 

La consulta forma parte de trabajos puntuales que organiza el Movimiento Lausana para dar respuesta a los problemas que enfrenta la iglesia contemporánea. / Lausanne Movement

P. También se apunta a que hay “cristianos nominales” en “cada congregación, en cada tradición denominacional, corriente teológica, generación, contexto cultural…”. Teniendo esto en mente, ¿se ha enfrentado este asunto en el pasado? ¿Se ha tomado (o podemos tomar) alguna referencia de cómo otras generaciones de cristianos en la historia han afrontado este asunto?

R. Ese fue uno de los descubrimientos en la Consulta en Roma. Veníamos con ideas, habíamos presentado documentos haciendo aportaciones sobre este tema. Pero Dios actuó y empezó a apuntar a nuestras propias vidas, preguntándonos “¿en qué aspectos concretos de mi vida estoy teniendo actitudes nominales en mi vida? El nominalismo no es solo de los otros. Cuando hicimos los otros trabajos en Lausana, en los años 70, se enfocaba en el nominalismo entre católicos, ortodoxos y protestantes de la línea general. Pero no se enfocaba en el movimiento evangélico específicamente. Pero nos hemos dado cuenta de que hay muchas formas de nominalismo. ¿Cuántos en nuestras iglesias, o en nuestras familias, no tenemos personas que comenzaron en la iglesia, y llegado un momento, se fueron? Que cuando le preguntas, se identifican como evangélicos, pero que no tienen un día a día de andar con Cristo, no está implicado en la misión de Dios de llevar a Cristo a los demás. Eso fue algo que estuvimos identificando. Personas que están en nuestras congregaciones, sentadas en la iglesia escuchando la predicación del domingo, sin sacar las conclusiones que eso tiene para su profesión, o para su pensamiento. Personas que actúan o piensan como auténticos hooligans en aspectos de vida pública. El cristianismo no ha afectado cada área de su vida, sino que es un lugar al que van el domingo por la mañana. Cuán necesario es que hoy en día seamos conscientes. Quizá en el pasado no hemos sido conscientes de esto.

Fue interesante que durante la consulta, una noche paramos para escuchar cómo los católicos estaban enfrentando este asunto. Tuvimos a un profesor de una universidad católica, y nos damos cuenta que para ellos, que tienen un problema enorme de nominalismo, no lo identifican claramente. No apuntan claramente a este tema, no tienen una estrategia clara. Leímos también un documento de una persona ortodoxa, y tampoco están plenamente conscientes. Tal vez por ello no hemos sido conscientes.

En España, como los evangélicos venimos de un pasado de persecución, el nominalismo era menor en las iglesias. Sin embargo, una vez que la persecución ha cesado, hemos visto como ha surgido el nominalismo con fuerza. Y tal vez no hemos sido conscientes, nos cuesta hablar de que un hijo nuestro es un nominal. Decimos que “tiene una conciencia de Dios”, o “es una buena persona”, pero realmente no está vinculado a la iglesia, no está vinculado a la misión de Dios, no están conectados, pero nos cuesta decir que tenemos un problema de cristianismo nominal en la iglesia.

A la vez, asumimos que los que están sentados en una iglesia evangélica son cristianos, y los que no están, no lo son. Pero esto es una realidad muy superficial, no nos muestra lo que está de verdad ocurriendo en las iglesias. Debemos enfrentar el problema, con una tarea de conversión, de pastorado, de discipulado, para el día de hoy.

 

P. En España, ¿qué consideras que tenemos que enfatizar? ¿Cuáles sería, en tu opinión, el aspecto (o aspectos) de este documento que podrían tener más relevancia para nuestro contexto?

R. Hay un aspecto importante: el pedir perdón y orar. Pedir perdón es darse cuenta de que tenemos un problema que no hemos enfrentado correctamente. Uno de los aspectos que deberíamos enfrentar de inmediato es el discipulado. No lo hemos tenido en el modelo de iglesia que hemos recibido. Podemos señalar dos aspectos del discipulado, el intencional y el relacional. Hemos creído que la gente crecería en la espiritualidad escuchando los mensajes del domingo en la iglesia. Ese es un aspecto muy importante, la predicación del evangelio desde los púlpitos es fundamental, pero no basta solo con eso. Hay un aspecto relacional. Es obvio que el apóstol Pablo tenía una relación que era transformadora con las personas que tenía alrededor suyo. Es obvio que el mayor modelo que tenemos, Jesús, escogió pasar tres años de intimidad con un grupo relativamente pequeño (un grupo de tres, un grupo de doce, y un grupo de 120) a los que ministraba de forma especial. Ministraba también a las multitudes, pero trabajó para que estas personas interiorizaran la vida cristiana de una forma que pudiera reproducirse. Sin embargo en la mayoría de las iglesias no hemos recibido este modelo de cristianismo, de hacer discípulos de una forma relacional, estando con ellos, y que esa es la mayor tarea de los líderes. No es la administración de la iglesia o solo la predicación, sino que hay otras formas de enseñar que tiene que ver con mostrar qué es el cristianismo en el día a día. Si eso se cambiara dentro de nuestras iglesias veríamos un cambio que sería espectacular. Cuando las personas entran en un discipulado intencional y relacional es como meterlas en un invernadero: crecen exponencialmente. Estamos faltos de introducir esto en dentro del modelo de iglesia que hemos recibido. Lo vemos en las Escrituras, por eso he puesto el ejemplo de Jesús, de Pablo, y podríamos ver más ejemplos de cómo ellos discipulaban intencionalmente y relacionalmente. Creo que esto, que está en el documento, sería el llamamiento que podría producir el cambio más importante en las iglesias.

 

P. Otro de los puntos finales señala a la iglesia del futuro inmediato: se habla de capacitar a líderes para que movilicen a los jóvenes y empoderen al ministerio laico. ¿Cómo podríamos aplicar este punto en España?

 

Jaume Llenas reta a la iglesia en España a combatir el nominalismo con una estrategia de discipulado y empoderamiento de la congregación. / J. Soriano

R. Son dos cosas fundamentales: tenemos una generación de lideres jóvenes fantástica, un grupo de gente que no son para el futuro. Están en la treintena, o con cuarenta años, y hay que habilitarles, darles permiso. Debemos reconocer los dones que hay en ellos y habilitar el terreno para que ejerzan sus dones en las iglesias. Son un don de Dios para la iglesia. Si seguimos quejándonos de lo que no tenemos en lugar de dar paso a lo que Dios ha traído, estaremos frenando la acción del Espíritu Santo en su iglesia. Lo que me da más esperanza para el futuro no son las personas, sino que el Espíritu Santo está en la iglesia. No solo obra en un grupo pequeño de líderes más vistosos que tenemos, personas de un gran calado, con una espiritualidad profunda, bien preparados, sino a personas que están en nuestras iglesias, que fallamos en reconocer que son la provisión de Dios para el presente. Son los líderes que debemos incorporar ya, y a veces los vamos incorporando con un poco de temor, como “a ver qué van a hacer estos jóvenes”. Si no queremos aumentar el número de nominales, debemos capacitar a los jóvenes, darles permiso, y mentorearles, ayudarles a que las cosas les salgan bien.

Luego hay un segundo aspecto, el de los líderes laicos. La tarea de la misión debe hacerse en el exterior de los edificios de las iglesias. Debemos capacitar a personas que están en el ámbito de trabajo, son los que están más cerca de los millones de nominales que viven en nuestra sociedad. Tenemos que liberarles y capacitarlos para llevar a cabo la misión. Gregory Ogden, en “El trabajo inacabado” dice que la Reforma quiso hacer dos cosas: la primera, hacer volver la Biblia a la iglesia; la segunda, el sacerdocio universal de los cristianos, que todos son ministros. la Reforma triunfó en el primer aspecto, pero falló en el segundo, dice Ogden. El ministerio está secuestrado por el liderazgo, y debemos devolver el ministerio a la congregación, a la gente. No solo son ministros los que son llamados al pastorado o a ser ancianos, sino que el ministerio es de toda la congregación y para todos los lugares. Es esencial, si queremos llegar a los nominales, es que liberemos estos recursos: los jóvenes, y toda la congregación. Cuando capacitamos y enviamos, como hacía Jesús, tendremos una diferencia significativa en el impacto del evangelio en la sociedad, entre los miles de nominales que están entre nosotros.

 

Puedes leer “Los cristianos alejados: un llamado mundial” en la web de Lausana.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - “El nominalismo no es solo un problema de los demás”