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“Muchas veces, las apuestas son un analgésico emocional que distrae de la realidad”

El 1% de la población en España apuesta habitualmente. “La sociedad no es consciente del peligro que entraña”, dice el secretario del Grupo de Psicólogos Evangélicos, José María Carayol.

Jonatán Soriano

BARCELONA · 23 DE JULIO DE 2018 · 16:00

Aunque es difícil concretar una cifra, entre un 1% y un 2% de la población en España juega habitualmente. / Carl Raw, Unsplash CC,
Aunque es difícil concretar una cifra, entre un 1% y un 2% de la población en España juega habitualmente. / Carl Raw, Unsplash CC

En el Estado español hay 796.331 usuarios activos de juego online cada mes, según la Dirección General de Ordenación del Juego. En el primer trimestre de 2013 la cifra era de 294.122. Esa es aproximadamente la cantidad media de nuevos usuarios que se registra ahora de manera mensual. “La fiebre de las apuestas impregna una sociedad cada vez más sumergida en los virtual y en las sensaciones que ésta le ofrece. La sociedad no es consciente del peligro que entraña el juego y todo lo que se asocia a él. Jugar en sí no es malo, sin embargo, el poder que este tiene sobre las vidas de aquellas personas que se dejan poco a poco dominar por él y seducir por sus promesas de éxito incumplidas, acaba convirtiéndolo en un devorador de vidas y familias”, dice el secretario del Grupo de Psicólos Evangélicos, José María Carayol.

El segmento que genera las mayores cantidades jugadas es el de los casinos, con cerca de 2.000 millones de euros en el primer trimestre de 2018, por delante de las apuestas, con más de 1.600 millones, y el póquer, con poco más de 500 millones. Las cantidades jugadas han sobrepasado los 4.000 millones de euros en el primer trimestre del año, lo que se traduce en una media aproximada de 1.715 euros por jugador al mes. “En la consulta terapéutica se observa una demanda cada vez mayor de personas con problemas con el juego, llegando a afectar a las familias de la misma forma y con la misma intensidad que cualquier otra adicción”, señala Caryol.

 

DE LOS SUEÑOS DE ÉXITO Y DE VICTORIA

La asociación del juego a personalidades conocidas del mundo del deporte y de otros ámbitos, como el cine o la televisión, se ha convertido en un binomio de atracción de usuarios. “Se busca el punto de normalización, se intenta presentar las apuestas deportivas como otro deporte más de entretenimiento social, y para eso, se utiliza a personas que se consideran iconos sociales vinculados al éxito y que dan seguridad y confianza. Rostros asociados con poder, fuerza y cierta excitación interna. Eso y un buen eslogan que incite a conseguir los sueños de victoria, son el anzuelo perfecto para morder el gusano del juego”, asegura Carayol.

Según la Dirección General de Ordenación del Juego, más del 80% de jugadores son hombres con una edad comprendida entre los 18 y los 45 años. Un perfil que también suele utilizarse en el reclamo publicitario. “La normalización pasa también por presentar el juego con personas de a pie, gente anónima que acaba obteniendo su sueño a través de las apuestas, haciendo más fácil si cabe la identificación con todos aquellos que observan el anuncio”, añade Carayol.

 

LA IRRUPCIÓN DIGITAL

La plataforma digital ha dotado de mayor potencia y alcance la oferta del juego. La posibilidad de apostar desde cualquier lugar y a cualquier hora del día ha afectado a la incidencia del sector en la sociedad. “La visibilidad, la accesibilidad y la disponibilidad de los juegos online, especialmente aquellas plataformas que tienen que ver con apuestas de fútbol, presentes en nuestra sociedad de forma cada vez más invasiva, están creando vías de liberación y afrontamiento al estrés y a los problemas de la vida. Ofrecen al mismo tiempo la posibilidad de experimentar cierta intensidad emocional que hace salir de la rutina y la ociosidad diaria”, remarca el miembro del Grupo de Psicólogos Evangélicos.

Al igual que en otros sectores y ámbitos, la pantalla ha permitido presentar el producto del juego como algo que trasciende a las actividades del día a día, adquiriendo un formato de especial relevancia. Carayol alerta que “cada vez son más las personas que encuentran en estos juegos aparentemente inofensivos y cotidianos un vínculo de unión con otros jugadores”. “En muchas ocasiones estas apuestas se convierten en un analgésico emocional que funciona distrayendo de la realidad vivencial personal y que poco a poco, si no se controla, acaba enganchando”, añade.

 

ATRACCIÓN JUVENIL GARANTIZADA

Al binomio juego y pantalla se le suma el de una redefinición de las apuestas, siendo cada vez más concretas y ampliando la percepción de posibilidades por parte de potenciales jugadores. “Este fenómeno se está extendiendo, de tal manera que hoy en día se puede apostar por casi todo en fútbol, como saques de banda, faltas cometidas o saques de esquina. La fiebre de las apuestas impregna una sociedad cada vez más sumergida en lo virtual y en las sensaciones que le ofrece”, defiende Carayol.

Aunque la edad legal para comenzar a jugar y a apostar es a partir de los 18 años, las ofertas generan especial incidencia entre la población juvenil. “Están más abiertos a nuevas experiencias y manejan pequeñas cantidades de dinero que les permiten apostar. Hay que tener en cuenta que el mundo del juego está asociado a los colores llamativos, a la intensidad y al alcohol, por lo que los jóvenes se ven mucho más atraídos en la búsqueda de emociones y diversión hacia estos lugares”, manifiesta el psicólogo.

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