“No entiendo por qué algunos evangélicos hacen un héroe de Trump”

El escritor Philip Yancey opina sobre las elecciones en EEUU y el papel de los evangélicos en la sociedad: “Sólo si somos radicalmente diferentes del mundo que nos rodea, la gente podrá ver la diferencia”.

Joel Forster

MADRID · 17 DE OCTUBRE DE 2016 · 07:18

Philip Yancey, en la entrevista concedida a Protestante Digital, en su visita a Madrid. / Foto: Jordi Pallejà,
Philip Yancey, en la entrevista concedida a Protestante Digital, en su visita a Madrid. / Foto: Jordi Pallejà

Philip Yancey, reconocido escritor estadounidense, no comprende por qué tantos evangélicos en su país apoyan a Donald Trump en su carrera hacia la Casa Blanca. En una entrevista que concedió a Protestante Digital durante su visita a España, el autor de libros como "El Jesús que nunca conocí" opinó también sobre el papel de los cristianos en una sociedad secularizada como la europea.

Un extracto de esta entrevista fue publicado en inglés por Evangelical Focus. La claridad de sus palabras tuvo mucho eco en redes sociales, hasta el punto de que medios como el Huffington Post, el Washington Times y otros medios seculares han republicado sus declaraciones.

Philip Yancey concedió esta entrevista aprovechando su visita a Madrid para participar en la Cumbre de Especialidades 625 (9-10 Septiembre). Puede ver la entrevista completa en vídeo al final del reportaje.

 

Pregunta. Usted define la iglesia como “los dejados atrás por Jesús”. ¿Qué significa eso?

Respuesta. Bien, si estuvieras en los tiempos del Antiguo Testamento y preguntaras ‘¿cómo es Dios?’, probablemente un joven judío te diría: ‘Dios da miedo, Dios es como el Monte Sinaí, humeante y con truenos, como un volcán… ¡da miedo!’ Si le preguntas a uno de los discípulos de Jesús cómo es Dios, te dirían: ‘bien, aunque cueste de creer, Dios es como esta persona aquí, Dios es como Jesús. Él nos ha dicho que vino del Padre para mostrarnos cómo es el Padre’.

Pero Jesús no estuvo en la Tierra mucho tiempo. Trabajó, por lo que sabemos,  más o menos 3 años, y después se fue. Y de hecho, dijo: ‘Es bueno para vosotros que yo me vaya porque ahora os entrego a vosotros la misión’. Para que el mundo entienda quien es Dios a partir de ahora, la iglesia es quien debe dar la respuesta.

El Apóstol Pablo, mientras reflexionaba sobre esto, usó más de 30 veces la frase “nosotros somos el cuerpo de Cristo”. Piensa en esto. Nosotros somos la presencia corporal de Dios en el mundo. Dios estuvo presente en su Hijo Jesús, pero Jesús se fue. Y nos dijo que, de hecho, ‘es bueno que me vaya porque os dejo a vosotros aquí. Y os doy la misión de informar al mundo y mostrar al mundo cómo es Dios, compartiendo las buenas noticias del evangelio’.

Así que, aunque esta no es la forma en la que se suele utilizar la frase “dejados atrás” - ya que existen libros con ese título -, para mí la iglesia representa esto, los dejados atrás por Jesús. La única forma en la que el mundo puede conocer cómo es Jesús, cómo es Dios, es mediante la iglesia, los dejados atrás por Jesús.

 

P. Como autor cristiano conocido, le han entrevistado en todo tipo de medios de comunicación. En esos contextos, mucha gente puede preguntarle: “ ¿ha aportado la iglesia algo bueno a la sociedad?” o “¿Dónde está Dios?”. ¿Cómo respondería?

R. De hecho sí, me han preguntado justo esa pregunta en una radio secular. Estaban decepcionados de tener que entrevistar a un autor cristiano, pensando seguramente: ‘por qué tengo que perder mi tiempo con estos temas religiosos’. La persona me dijo: ‘Ha escrito este libro titulado “Para qué sirve Dios?”, así que, dígame, ¿qué hay de bueno en Dios?’

Yo le dije que contestaría a esto en diferentes niveles. En primer lugar está el nivel de las personas. Te podría contar historias de personas en prisión, prostitutas, alcohólicos, drogadictos, personas viviendo en esclavitud y en tráfico, personas enfermas de lepra… Gente que estaba en los estratos más bajos de la sociedad, sin autoestima. Pero fueron transformadas, verdaderamente transformadas cuando creyeron: ‘Dios me ama, Dios me acepta, Dios puede cambiarme’.

Yo soy periodista y he escrito cientos de historias sobre personas así, y les creo cuando me lo explican. Así que, a un nivel individual, he visto a muchas personas transformadas.

Pero no solo es eso. La comunidad también. Escribí el libro “Cuando nos duele”, y diría, como en la primera pregunta, que lo he visto una y otra vez. Cuando después un huracán, de un tsunami, de un terremoto, la iglesia vierte sus recursos y aparece. ¿Quiénes fueron las primeras personas de otros países que se infectaron con Ébola en la crisis del virus? Fueron médicos cristianos, médicos misioneros. La iglesia está en la primera línea, la iglesia es la comunidad de apoyo cuando el mundo lo necesita.

Y finalmente está el conjunto de la sociedad. Si te metes en internet y visitas páginas como Transparencia Internacional, ¿cuáles son los países menos corruptos? ¿Cuáles son los más prósperos? ¿Cuáles son los que más cuidan del medio ambiente? ¿En cuáles hay más igualdad entre hombres y mujeres? He mirado todos esos indicadores. Y en todo ellos, aproximadamente 19 de los 20 mejores países en esas categorías son países con una herencia cristiana.

Estos países no son necesariamente lugares en lo que se crea mucho en Dios hoy en día. Por ejemplo, en Escandinavia no hay muchos que vayan a la iglesia, y muchos ni siquiera creen Dios. Pero el evangelio tuvo su efecto al cambiar toda la sociedad. Mira Escandinavia, solían ser tribus de guerreros vikingos y ahora no solo son civilizados, sino que también son caritativos, honestos, cuidan del medio ambiente…

En cada uno de esos tres niveles, el individual, la comunidad y la sociedad, el evangelio tiene un poder transformador.

 

Philip Yancey durante la entrevista, con Joel Forster. / jordi Pallejà

P. ¿Cómo describiría la forma en la que los evangélicos en EEUU están viendo las elecciones presidenciales de este año?

R. Bueno, te voy a dar mi opinión personal. Estoy asombrado de que tantos cristianos evangélicos o cristianos conservadores, viendo a un hombre que es un abusón, que gana dinero con los casinos, que ha tenido varias esposas y varias aventuras… Que de alguna forma le presenten como un héroe, como alguien a que deberíamos apoyar.

Lo diré bien claro, no lo entiendo. Bueno, puedo entender que elijas ciertas políticas y las apoyes, entiendo eso. Pero elegir con tanto entusiasmo a alguien que está en contra de todo lo que cree el cristianismo, como el héroe, el representante a quien respaldar, eso es algo que no puedo entender.

Y, francamente, creo que la iglesia en EEUU, cuanto más se encastra en la política, cuanto más se sube al carro de la política… Los europeos saben a dónde lleva eso, cuando la iglesia y el estado son vistos como una unidad, entonces lo que pasa es que cuando el estado muestra su cara verdadera: un sistema defectuoso, a veces corrupto; entonces la iglesia es juzgada así también y rechazada de la misma forma que lo es el estado.

Hay países en Europa que conocerás, donde la iglesia ha sido apartada durante décadas y décadas, debido a que quedaron manchados por la forma en la que vendieron su alma a cambio de poder, por decirlo de alguna forma.

Y a medida que EEUU es más “secular”, yo le digo a la gente de allí, le digo a mi gente: ‘Cada vez nos parecemos más a esa tierra fértil en la que la iglesia primitiva mejor lo hizo’. Como el imperio romano, que era una sociedad pagana y hostil, y los cristianos destacaban allí porque eran diferentes.

Cuando estás en un sitio como EEUU o Europa en su pasado reciente, en el que la mayoría dice ser cristiano, pero son como cualquier otro, la gente no entiende qué es el evangelio. Sólo si son radicalmente diferentes del mundo que les rodea, la gente podrá ver la diferencia.

 

P. Ha dicho alguna vez que hay tres tipos de personas que administran la gracia muy bien hoy en día: activistas, artistas y ‘peregrinos’. ¿Puede explicarnos el caso de los activistas?

R. Hay algunos lugares del mundo en los que el evangelio es una noticia, es algo que nunca han escuchado antes. He visto lugares así, como las Filipinas, partes de Brasil, partes de China, a las que llegas y simplemente explicas la historia del evangelio. Hablas sobre el amor de Dios, sobre el hecho que Dios envió a su Hijo… Y la gente responde: ‘¡Wow, esto es increíble, yo quiero eso!’

Pero el evangelio ya no es noticia en Europa, en Estados Unidos. Lo hemos oído, vuestros museos aquí en Europa están llenos de esta historia, así que ya no suena a noticia nueva. Aún en mi propia vida, he visto esto. Antes, Billy Graham podía ir a cualquier estadio del mundo y decir: ‘La Biblia dice esto…’, y la gente decía: ‘Debo creerlo, debe ser verdad, porque Billy Graham lo dice y porque la Biblia lo dice’.

Pero hoy en día la gente responde: ‘¿Y qué? No creo en la Biblia, es un libro de mitos. El Corán dice algo diferente, los Upanishad dicen algo diferente, ¿por qué debería convencerme?’

Un teólogo de Croacia usó una frase que me ayudó mucho. Dijo que antes – como en la era de Billy Graham – podíamos comunicar el evangelio de cabeza a cabeza. Sé la verdad, proclamo la verdad y tu dirás: ‘Oh sí, esto es verdad’, la gente lo creerá. Pero esto hoy en día ya no funciona así.

Vivimos en una sociedad plural donde hay muchas ideas diferentes flotando en el aire. La comunicación más efectiva ahora es lo que este teólogo describe como: manos a corazón a cabeza. Así que llegamos a otros a través de nuestras manos, con actos de misericordia, vivimos el evangelio como Jesús lo hizo. Con actos de sanación, con actos de compasión.

Lo vivimos, afectamos a personas con ello, aparecemos cuando hay una necesidad humana. Y la personas se preguntan: ‘Por qué estos se preocupan por mí?’ Es algo que les toca el corazón. ¿Por qué se preocupan por el tráfico de mujeres para explotación sexual? ¿Por qué se preocupan por el medio ambiente? ¿Por qué se preocupan por la pobreza y por los terremotos? ¿Por qué se han pasado todo este tiempo reconstruyendo mi casa? Y eso les abre el corazón.

Así que es de manos a corazón. Los actos de misericordia tocan el corazón de la persona, y esta persona quiere saber qué hay detrás, cuál es tu motivación. Están abiertos a recibir el evangelio de una forma diferente acomo lo recibirían si si yo hubiera aparecido llamando a su puerta, diciendo: ‘Quiero hablarte de la verdad’. Son tocados por la verdad incluso antes de llegar a conocerla.

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