“Cuando una persona lo pierde todo, necesita sentir que no está sola”

Ante una catástrofe humanitaria las entidades reaccionan, pero “no existe un control eficaz sobre el proceso de desarrollo”, explica Pau Abad, de la Global Aid Network (GAiN).

Jonatán Soriano

TARRAGONA · 25 DE FEBRERO DE 2016 · 10:30

Cooperantes del DART en el último proceso de formación. / Foto: cedida,DART crisis humanitaria
Cooperantes del DART en el último proceso de formación. / Foto: cedida

“Entre el año 2003 y el año 2012 murieron 911.500 personas a causa de catástrofes naturales, mientras que entre 1993 y 2002 la cifra fue de 240.551”, explica Pau Abad, periodista y representante español en la formación europea del equipo de respuesta en desastres (DART), de la organización internacional GAiN, citando el último informe del Banco Mundial.

Él estuvo en Haití el año pasado,como cooperante. Entre las sombras de negocio y frivolidad que se ciernen sobre muchas organizaciones no gubernamentales, siguen existiendo muchas otras entidades que mantienen su carácter estrictamente humanitario. Un escenario complicado al que se le debe añadir el notable incremento de desastres naturales, tal como refleja el documento del Banco Mundial. Según Abad, el pacto de París será “exitoso” en la medida que lo fue el de Kyoto,  hasta “las grandes potencias acabaron adaptándolo a sus necesidades y a sus realidades económicas, en vez de adaptarse ellos al protocolo pactado”.

 

Pregunta: ¿Cuál es la metodología de actuación del DART ante una situación de desastre natural o de crisis humanitaria?

Respuesta: Cuando ocurre una situación de emergencia humanitaria, las oficinas de GAiN en distintas partes del mundo se reúnen de inmediato y deciden en un plazo máximo de 24 horas, más o menos, si conviene enviar un equipo DART o tomar otro tipo de medidas. Si se decide que sí se envíe un equipo, entonces primero viaja a la zona un equipo de evaluación que analiza la situación de la gente, las necesidades, los contactos para el equipo DART y otras cosas a tener en cuenta... Entonces, con la información que recogen estos evaluadores se prepara la misión DART y se envía el primer equipo. Esto quiere decir que el equipo DART puede llegar de 5 a 7 días después de estallar la crisis humanitaria. GAiN no pretende responder de una manera instantánea e improvisar sobre el terreno como ya hacen muchas ONG, sino llegar con un plan de acción preparado y que encaje con las capacidades de respuesta de la organización.

 

P: ¿Cómo debe ser el perfil de voluntaria o voluntario del equipo de DART?

R: Primero que todo, el perfil debe ser el de una persona dispuesta a trabajar en equipo. Eso significa muchas cosas: compañerismo, liderar o dejarse liderar, mirar por los demás… Luego dentro de un equipo hay muchos perfiles que se necesitan cubrir. Por ejemplo, conocimientos en contabilidad, logística, distribución, comunicación, construcción, mantenimiento, telecomunicaciones, medicina, tratamiento post-traumático o saneamiento de aguas. También se buscan perfiles de liderazgo de equipo y liderazgo pastoral. Pero en realidad, cualquiera que crea que pueda aportar de sí mismo en una situación de emergencia humanitaria podría entrar en un equipo DART. No depende necesariamente de la orientación profesional. mantenimiento, telecomunicaciones, saneamiento de aguas, distribución de ayuda humanitaria y otros similares.cción, mantenimiento, telecomunicaciones, saneamiento de aguas, distribución de ayuda humanitaria y otros similares.

 

Uno de los momentos de la última formación del programa DART. / Foto: cedida

P: ¿Qué es lo que habéis identificado como la necesidad prioritaria en las personas que sufren la clase de situaciones que tendéis?

R: He escuchado muchos testimonios de personas que por ejemplo estuvieron ayudando en el equipo DART que se envío a Irak a atender a los refugiados. Y contaban que, aparte de las necesidades lógicas de comida y provisiones en una situación así, una de las necesidades que no se esperaba tan grande, y que tuvieron que darle prioridad, fue la necesidad de atención de las personas. Cuando una persona lo pierde todo, necesita sentir que no está sola. En el caso de Irak, según me contaron era chocante el estado anímico de los padres de familia que habían perdido todo, lo que en muchas culturas significa perder la dignidad como hombre de la casa. El equipo tuvo que atenderles de forma especial porque eran de los más afectados por la situación.

 

P: ¿Cómo es el trabajo con las personas que se encuentran en situaciones de este tipo?

R: No puedo hablar aún de experiencia en una situación de desastre por desgracia, o por fortuna, según se mire. Durante la formación en septiembre nos matizaron mucho el hecho de que incluso cuando trabajemos con mucha gente y masas no nos olvidemos del lado humano de las personas a las que servimos, que nos tomemos tiempo para conocerlas. En la misma formación, dentro del ejercicio de simulacro, tuvimos la oportunidad de realizar una distribución real a 300 personas en necesidad, y es verdad que el proceso y todo lo que hay que tener en cuenta en una distribución en zona catastrófica puede llegar a ser agotador, pero lo recompensa, por ejemplo, cosas tan simples como ponerte a buscar con un niño su talla de zapatos y ver lo contento que se queda cuando encuentra los que le gustan. Y si esto fue un simulacro, no me imagino en un desastre a gran escala.

Por otra parte, siempre hay que tener en cuenta las diferencias culturales y no llegar a una zona de desastre intentando que ellos se adapten a nuestras formas porque no funcionará. Es muy importante respetar su forma de vivir y adaptarnos cuando sea necesario. Eso no solo en desastres, sino siempre que se va a culturas tan diferentes de la nuestra. Lo viví en mi experiencia como voluntario en Haití. A veces hasta en los detalles que parecen más tontos hay que prestar atención.

 

Proceso de preparación del equipo durante la última formación. / Foto: cedida

P: ¿Desastres naturales o respuestas de la Tierra al trato recibido por nuestra parte?

R: Entre el año 2003 y el año 2012 murieron 911.500 personas a causa de catástrofes naturales (sequías, terremotos, inundaciones, huracanes…), mientras que entre 1993 y 2002 la cifra fue de 240.551. Esto son datos del último informe del Banco Mundial. Lógicamente, hay fenómenos de la tierra que con o sin intervención humana se producirían igualmente, pero el número de desastres en las últimas décadas y especialmente su capacidad devastadora es alarmante. Por eso se creó DART. GAiN a nivel internacional ya contaba con una estrategia de asistencia en desastres y trabajó en situaciones como el terremoto en Haití o la sequía que provocó la hambruna en el Cuerno de África. Pero al final se decidió crear un departamento especializado en ayuda humanitaria en desastres y crisis humanitarias visto el aumento cada vez mayor del número de catástrofes.

 

P: En este sentido, ¿hasta qué punto se puede considerar como un ‘éxito’ el Acuerdo de Paris, firmado por las principales potencias el 12 de diciembre de 2015?

R: Creo que hasta el punto que se consideró un “éxito” el protocolo de Kyoto y que luego vimos como las grandes potencias acabaron adaptándolo a sus necesidades y a sus realidades económicas, en vez de adaptarse ellos al protocolo pactado. Sí es cierto que por lo menos no fue un mero diálogo sin resultados concluyentes como Copenhague, pero como en todo hay que guardar prudencia. Y habrá que prestar atención con los años a la posición de países emergentes como la India, los cuales pueden ver afectado su crecimiento con pactos sobre cambio climático como el de París.

 

P: Cómo organización que trabaja en la gestión de las necesidades personales durante y después de un desastre natural, ¿habéis diagnosticado carencias en las políticas internacionales humanitarias y medioambientales al respecto? ¿Cuáles?

R: Carencias siempre hay. El trabajo humanitario es un campo en constante desarrollo y las agencias humanitarias internacionales, ONG’s y demás se guían por estrategias diversas. La sensación en Haití, cinco años después del terremoto, es que las agencias internacionales como las fuerzas de la ONU habían creado malestar entre los sectores más desfavorecidos, hasta el punto que todas las semanas había algún asesinato o incidente grave con algún casco azul. Una de las mayores críticas sobre el caso de Haití ha sido el destino de los fondos que se destinaron a la reconstrucción del país, el cual sigue dependiendo enteramente de la ayuda internacional. Pero dentro mismo de Haití se han creado movimientos privados que han tratado de investigar la reconstrucción, lo que demuestra que no existe un control eficaz sobre el proceso de desarrollo humanitario tras una catástrofe tan grande.

En cuanto a las ONG, aunque muchas seguían sobre el terreno, escuché de muchas personas la opinión de que la gran mayoría solo vino a ayudar las primeras semanas, hacer las fotos y marcharse. No fue el caso de GAiN. A pesar de tener una capacidad limitada, el trabajo que GAiN está desarrollando en la aldea en la que tiene su orfanato-escuela tiene el objetivo de crear un impacto a largo plazo.

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