¿Está mal compartir el evangelio con la gente a la que sirvo?

Centenares de iglesias y organizaciones cristianas de toda Europa trabajan en sus ciudades para ayudar a personas marginadas por la sociedad. Juan Simarro (Madrid) y Sarah Bennetch (Roma) hablan desde su experiencia.

Joel Forster

  · Traducido por Patricia Bares

Evangelical Focus · 26 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 11:46

Muchas entidades evangélicas ofrecen apoyo en situaciones de emergencia social.,
Muchas entidades evangélicas ofrecen apoyo en situaciones de emergencia social.

Muchas organizaciones cristianas en países europeos han acogido a refugiados estos últimos meses. Centenares de ciudades se benefician del trabajo de décadas de las iglesias evangélicas y ONGs cristianas. Pero resurge una pregunta: ¿se debe unir acción social y evangelismo?

¿Deberían contenerse los cristianos y no hablar de Jesús cuando sirven a personas en sus necesidades materiales?

A menudo se oyen opiniones tanto seculares como cristianas que desconfían de las iniciativas cristianas que tienen como objetivo responder a las necesidades humanitarias a la vez que, de forma activa, comparten el evangelio.

Hemos planteado esta cuestión a Juan Simarro, director de Misión Urbana en Madrid; y a Sarah Bennetch, que trabaja con movimientos contra del tráfico humano, además de liderar en un equipo urbano de ReachGlobal en Roma.

 

BENNETCH: “UNA DICOTOMÍA ERRÓNEA”

 

Sarah Bennetch.

“Con el paso del tiempo, me he ido topando con un fenómeno que se da entre cristianos occidentales: la desafortunada separación entre acción social y evangelismo”, explica Bennetch.

“Antes había una tendencia a quitarle importancia a la acción o justicia social, mientras que hoy en día ha habido un cambio drástico y lo que se rechaza es la proclamación del evangelio, centrándose solamente en las buenas obras”, dice después de 25 años trabajando en Europa.

“Para mí esta dicotomía es errónea de cualquiera de las maneras y crea tensión en el Cuerpo de Cristo. Tenemos oportunidades para volver a equilibrar ‘palabra y obras’”.

 

SIMARRO: “JESÚS AÑADIÓ PALABRAS A SUS ACCIONES”

Simarro lidera una de las organizaciones de justicia social pioneras en España y en más de 30 años de trabajo también ha visto diferentes enfoques entre cristianos. “Nosotros entendemos el derecho a opinar y que muchos piensen que la acción social es suficiente y que no se necesita el uso de la palabra, pero, aun estando de acuerdo en la fuerza evangelizadora de la acción social, no entendemos la razón para no compartir, llegado el caso, unas palabras evangelizadoras que puede no solamente dar consuelo, sino sentido completo a una vida”.

“Creemos que la acción social tiene ya un valor en sí, pero Jesús acompañó muchas de sus acciones sociales y sanadoras con palabras que anunciaban salvación”, añade.

En Misión Urbana, explica Simarro, se promueve una “espiritualidad cristiana integral” entre los voluntarios. Eso lleva de forma natural a comunicar un “mensaje rehabilitador” con aquellos que se ponen en contacto con la ONG en Madrid y otras ciudades españolas.

“Nadie puede ser teológicamente neutral al llevar justicia social. En primer lugar porque la justicia social es un tema bíblico de primera magnitud e importancia. En el mensaje evangelizador debe estar tanto la búsqueda de justicia como el tema de la denuncia social que tanto practicaron los profetas y Jesús mismo”.

 

¿HAY LÍMITES PARA EL EVANGELISMO?

¿Hay algún límite en la evangelización cuando se trabaja con personas socialmente vulnerables? Esta claro que “una organización evangélica nunca debe condicionar su ayuda al hecho de que los escuchen”, dice Simarro. Y “es verdad que algunas organizaciones sociales evangélicas hacen un énfasis muy fuerte en la evangelización como solución a toda problemática social que, a veces, no es bien entendido por la sociedad secular”.

 

Juan Simarro.

El contexto ideal para hablar de fe son las relaciones personales, según Simarro. “En el despacho de atención individualizada de la misión, siempre he estado abierto a poner de relieve nuestros valores y el conjunto de los valores bíblicos de una manera suave, didáctica y no impuesta. He visto los resultados”.

Este acercamiento tiene que ir acompañado siempre de “métodos, profesionales y líneas de integración social de acuerdo con las técnicas de trabajo social actuales. En nuestra experiencia, la conjunción de ambas cosas da unos resultados innegables en el proceso de rehabilitación de una persona.”

“A pesar de que el evangelismo y acción social son actividades diferenciadas, ¡son inseparables!” añade Bennetch. “Las Escrituras establecen un estándar de Reino donde se combina la predicación del evangelio con el hacer justicia, todo a través del poder del Espíritu Santo. Nuestro principal llamado es proclamar las Buenas Nuevas de a los cautivos; hablarles sobre la salvación a través de Jesucristo.”

Bennetch cita el Compromiso de la Ciudad del Cabo 2010 (impulsado por el Movimiento Lausana, que une a millones de evangélicos de todo el mundo): “La misión integral es la proclamación y demostración del Evangelio”.

Plantea la visión de su organización, ReachGlobal, como ejemplo. “Incluye ministerios de compasión y justicia junto a aquellos de evangelismo y plantación de iglesias.” El objetivo es “alinear todos los ministerios en una visión de multiplicar iglesias transformacionales entre todo tipo de personas”. Ella considera que el trabajo de lucha contra el tráfico humano en Roma es “una expresión de nuestro corazón por el Cuerpo de Cristo.”

 

VALORES CRISTIANOS, CLAVES PARA LA ACCIÓN SOCIAL

Ya sean más o menos visibles, “los valores evangelísticos siempre estarán ahí”, cree Simarro. Y estos “valores del reino ayudan e impactan a las personas a las que servimos.”

Los cristianos evangélicos necesitan “crear tejido social que se identifique como evangélico. Es parte de su testimonio. Los valores cristianos son, además, la base más sólida en donde se puede construir una ONG que desea ayudar al prójimo. Yo creo que en esto no debemos ser timoratos”.

La clave es seguir el ejemplo de Jesús, piensa Simarro, “su amor por la gente y su interés por sus vidas”. Un tipo de evangelización que “no presiona con gritos ni hace depender la ayuda al hecho de que te escuchen o no”. Sino que esté dispuesto a ofrecer “amistad, la vida, el pan y la Palabra”.

 

LA VISIÓN DE LAS IGLESIAS LOCALES

¿Y qué hay de las iglesias locales? ¿Qué piensan la mayoría de cristianos sobre las iniciativas de justicia social? Simarro es optimista sobre lo que ha visto hasta ahora. Creo que las iglesias y cristianos de Madrid han comprendido y valorado el sistema evangelístico vía amistad y ayuda que ha tenido la Misión”.

Bennetch tiene la impresión de que “la mayoría de las iglesias en nuestra red local, al ser conservadoras, priorizan la proclamación del evangelio. ¡Eso es digno de elogio! Sin embargo, hay quizás una reticencia a la acción social”, comparte Bennetch. Algunos incluso le han dicho que “la justicia social nos está distrayendo del trabajo misionero ‘auténtico’”.

Pero ha habido iglesias que caían en el otro extremo, concluye Bennetch: “Un consorcio de clérigos ofreció financiar nuestra caridad que lucha contra el tráfico humano siempre que el dinero no se usara para evangelizar. Lo rechazamos.”

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - ¿Está mal compartir el evangelio con la gente a la que sirvo?