Francisco celebra 500 años de Contrareforma

Indulgencia plenaria a los peregrinos del Año Jubilar Ignaciano, preparando "el sagrado" 500 aniversario de la “conversión y peregrinación” del padre de la Contrareforma en España.

ReL · MADRID · 11 DE AGOSTO DE 2015 · 15:00

Ignacio de Loyola,Ignacio de Loyola
Ignacio de Loyola

La “Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede” ha firmado dos decretos por los que concede indulgencia plenaria a los fieles católicos que peregrinen a los santuarios de Loyola (Guipúzcoa) y Manresa (Barcelona) durante la celebración del primer Año Jubilar del Camino Ignaciano, cumpliendo las condiciones establecidas por el derecho canónico.

El Vaticano afirma en los documentos que los peregrinos acudirán a los santuarios para preparar "el sagrado" 500 aniversario de la “conversión y peregrinación” que llevó a Ignacio desde Loyola hasta Monserrat y Manresa antes de iniciar la Contrareforma en España.

Además, el Padre Provincial de la Compañía de Jesús ha proclamado otro Jubileo entre el 31 de julio de 2021 y 2022 coincidiendo con el 500 aniversario de la conversión de Iñigo de Loyola y su peregrinación.

Los decretos responden a las solicitudes realizadas por el Padre Provincial de la Compañía de Jesús, junto con los obispos de San Sebastián y de Vic, en cuyos territorios se encuentran los dos santuarios ignacianos: el de Loyola y el de Manresa.

 

LA INDULGENCIA PLENARIA

La Iglesia Católica Romana cree en su doctrina que la combinación de los méritos de Cristo, los santos, y los creyentes piadosos son almacenados en un lugar referido como el Tesoro de Méritos (a veces  llamado el Tesoro de la Iglesia o tesaurus ecclesiae).

Sólo la Iglesia Católica Romana tiene la autoridad de sacar méritos de este tesoro y otorgarlo a los creyentes en esta vida (o en el Purgatorio), para pagar por todos sus pecados veniales, el llamado castigo temporal.

Una indulgencia plenaria quitará todo el castigo temporal y sólo puede ser distribuida a través de un líder cualificado de la Iglesia Católica Romana. Puede ser obtenida a través de la práctica de buenas obras, una misa que sea ofrecida a favor de alguien, rezando, por abstinencia, por dádivas a los pobres, o algunos otros actos meritorios realizados de acuerdo con los requerimientos dictados por un Papa u obispo que tenga jurisdicción sobre ese individuo.

En este caso del año ignaciano para conseguir la indulgencia plenaria, los peregrinos deberán asistir a alguna celebración en los santuarios o, al menos, rogar durante un tiempo conveniente a Dios "por la fidelidad de España a la fe cristiana (católica), por las vocaciones sacerdotales y religiosas y por la defensa de la institución de la familia humana".

El primer Año Jubilar del Camino Ignaciano comenzó el pasado 31 de julio, festividad de San Ignacio de Loyola, y se prolongará hasta el 31 de julio de 2016.

 

IGNACIO DE LOYOLA Y LA CONTRAREFORMA

Juan Antonio Monroy

Las doctrinas de la Reforma no permanecieron ignoradas por mucho tiempo en España, especialmente después de la ascensión de Carlos I de España al trono de Alemania. Desde la misma Alemania y desde Suiza se enviaban cantidades de folletos y libros a España, en los que se exponían las tesis reformistas.

El 20 de marzo de 1521 el Papa León X escribió a los gobernantes de Castilla requiriéndoles la adopción de medidas tendentes a impedir la introducción en España de libros de Lutero y sus defensores.

Falta información sobre la introducción y desarrollo de la Reforma en España. Manuel Gutiérrez Marín, culto reformista español en la segunda parte del siglo XX, asegura que en España a pesar de las muchas dificultades y los peligros existentes, se lograron establecer algunas congregaciones en suelo español, especialmente en Sevilla y Valladolid.

Pero la Reforma iniciada por Martín Lutero en el siglo XVI encontró en España tres grandes y poderosos enemigos: Carlos V, Felipe II e Ignacio de Loyola.

El historiador Laurent recuerda las palabras de Carlos V en el edicto de Worms: “Yo sacrificaré mis reinos, mi poder, mis tesoros, mi cuerpo, mi espíritu y mi vida, para detener la impiedad de Lutero”.

Su hijo Felipe II heredó además del trono el fanatismo y antiprotestantismo del padre. Afirmó que prefería reinar sobre un desierto antes que sobre un país habitado por herejes.

Ignacio de Loyola fundó la Orden jesuita con el exclusivo propósito de combatir el protestantismo. Fue el iniciador e impulsor de la contrarreforma.

Su lema era que la Europa católica, latina y mediterránea debía hacer frente a la Europa protestante, germánica y nórdica.

Ignacio de Loyola cumplió en parte sus intenciones, aunque para lograrlo tuvo que encender las hogueras de la Inquisición. El historiador holandés F. Van Lennep liquida el período de la Reforma entre nosotros con un juicio que, aunque no puede tomarse en sentido absoluto, se aproxima bastante a los hechos reales: “La luz del Evangelio que tan espléndidamente comenzó a brillar en España en el siglo XVI –escribe-, fue apagada por el rey Felipe II. A su muerte no se encontraba ni un solo protestante en España. Los pocos que habían escapado de los autos de fe de la Inquisición huyeron al extranjero”.

Fue el triunfo de la Contrarreforma en la España oscurantista de los Reyes Católicos. Todos los reyes eran católicos.

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