“El daño hecho por la mano humana es más difícil de encajar”

Entre pensar que “ha muerto” y “me lo han matado” hay diferencias que pueden complicar el duro duelo ante la pérdida de seres queridos.

Daniel Hofkamp

27 DE MARZO DE 2015 · 16:59

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La muerte repentina e inesperada de un ser querido provoca un duelo “intenso”, nos explicaba en una entrevista el psiquiatra Pablo Martínez. El trágico suceso que ha acabado con la vida de 150 personas está provocando un dolor intenso entre tantas personas allegadas, los cuales entran en esta fase de duelo donde la ayuda y la comprensión del entorno es tan necesaria.

 

Lidia Martín.

 Poco sabemos, de momento, sobre la vida de Andreas Lubitz, a quien la fiscalía francesa considera el autor del homicidio al estrellar el avión contra las montañas.

La psicóloga Lidia Martín nos da su opinión sobre los test psicológicos que pasan los pilotos, el amargo trago de tantos allegados y familiares en medio del dolor, y las dificultades para conocer el interior del ser humano.

 

Pregunta. ¿Es posible que halla fallado el protocolo de test psicológico a los pilotos? ¿Son estas pruebas fiables?

Respuesta. Desconozco cuáles son las pruebas concretas que se utilizan para evaluar a los pilotos, aunque doy por hecho que probablemente pasan por todo tipo de filtros y todos ellos complicadísimos de superar (precisamente este tipo de profesiones, como la de piloto o controlador aéreo, se caracterizan por la dificultad de las pruebas que deben atravesar para poder llegar a serlo). Asumo también que las pruebas usadas tendrán altísima validez y fiabilidad, que es lo que se le pide a cualquier prueba usada para discriminar en variables psicológicas: que mida lo que dice que mide, y que lo que mide, lo mida bien. Las cribas estadísticas a que se someten estos tests son muy fuertes, se someten a muchos filtros y se pasan a muchos miles de sujetos (algunas pruebas con más recorrido, millones), precisamente para afinar todo lo posible. Pero ninguna prueba es infalible. Es más, las personas cambian, atraviesan momentos diversos en su vida, y lo que en su momento determinó la prueba pudiera cambiar con el tiempo. Es decir, una persona podía estar equilibrada hace 5 años y no estarlo ahora.

 

P. ¿Es posible para un especialista prever un comportamiento de este tipo en una persona a tratamiento?

R. Los especialistas no tenemos radares ni un sexto sentido. Y la conducta patológica no siempre da señales, al igual que ocurre con algunas enfermedades físicas (llamadas invisibles o silenciosas, como la diabetes). Mucho menos pueden detectarse estas cosas si únicamente se somete a los profesionales al inicio de su andadura en la compañía, es decir, sin controles periódicos. De la misma forma que se hacen controles médicos, analíticas, etc… sería más que deseable que el área psicológica estuviera también contemplada en estas revisiones rutinarias y que se hicieran de forma exhaustiva. Evidentemente a los profesionales pueden pasárseles cosas porque no sólo depende de su pericia para la detección, sino de la habilidad del propio evaluado para mentir o disfrazar la información relevante. Algunos perfiles de personalidad, cercanos a la psicopatía, son expertos en hacer esto, aunque pondrían de manifiesto ciertos rasgos, como frialdad, sentido calculador… que pueden ser indicativos de algo más (aunque no siempre). Estos rasgos, incluso, pueden ser considerados adecuados para el desempeño de la profesión, precisamente para poder tomar decisiones en momentos de crisis, etc.

Por lo poco que sabemos de esta persona, no alteró su ritmo respiratorio durante el descenso brutal del aparato, no manifestó nerviosismo de ninguna clase, sino que ejecutó con frialdad y absoluta exactitud lo que probablemente tenía ya estructurado en su mente desde bastante antes. No sabemos si estaba movido por problemas personales, o por inclinaciones de venganza o terroristas… y no lo vamos a saber a no ser que haya dejado atrás alguna clase de pista. Pero la detección y la prevención en este tipo de situaciones probablemente pasa por la revisión de algunos protocolos de “seguridad” y la colaboración estrecha entre los múltiples profesionales, incluyendo los psicólogos, por supuesto… Aunque nunca encontraremos la solución perfecta. Todas ellas tienen y tendrán fisuras que, quienes tienen interés en hacer daño, procurarán burlar, consiguiéndolo en ocasiones, por desgracia.

 

P. ¿Es para los familiares más costosa la recuperación en el proceso de duelo al saber que ha sido provocado y no un accidente?

R. Sin duda. Difícil es asumir una muerte inesperada, o varias, como será el caso de personas que han perdido a varios familiares en el accidente. Pero si a esto hay que añadirle el intentar entender que alguien pueda hacer algo como esto sin mirar atrás, sin considerar ni mínimamente las muertes de inocentes que deja en la cuneta, que el daño esté hecho por la mano humana, entonces, todo es mucho más difícil de encajar. No hay nadie a quien pedir responsabilidades. El culpable se ha ido y ha dejado miles de preguntas sin contestar que jamás serán respondidas convenientemente. Derivado de estas cosas, este tipo de duelo tiene más posibilidades de convertirse en un duelo complicado o, incluso patológico si se dan otras alteraciones en el camino. Es la diferencia entre “Ha muerto” y “Me lo han matado”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - “El daño hecho por la mano humana es más difícil de encajar”