Auschwitz, 70 años después

Este 27 de enero se celebra el Día en Recuerdo del Holocausto. Hace siete décadas llegaba la liberación para los pocos que sobrevivieron al exterminio en los campos de concentración.

Redacción PD , Vanesa Moreno

ESPAÑA · 27 DE ENERO DE 2015 · 18:10

Supervivientes del campo de concentración de Auschwitz. / Archivo,
Supervivientes del campo de concentración de Auschwitz. / Archivo

El 27 de enero se eligió especialmente como fecha de recuerdo del Holocausto debido a que hace exactamente 70 años el ejército soviético consiguió liberar el mayor campo de concentración y de exterminio nazi de Auschwitz.

Según palabras de Ban Ki-Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, el propósito de este día es el de “hacer algo más que recordar y velar por que las nuevas generaciones conozcan esa parte de la historia, más bien, aplicar las lecciones del Holocausto al mundo actual y hacer cuanto podamos para que todos los pueblos gocen de la protección y de los derechos por los cuales luchan las Naciones Unidas”.

En este y otros campos de concentración y exterminio, los nazis eliminaron a millones de personas. Seis millones de judíos, un millón de gitanos, y otros grupos y etnias que eran transportadas a estos escenarios de una crueldad que se fraguó en una sociedad moderna.

A lo largo de la semana en todo el mundo se realizan diferentes eventos y actividades. Muchas en recuerdo de las víctimas, pero también para destacar la vida de personas que se rebelaron contra la barbarie que veían. Setenta años después nos lleva a una reflexión sobre nuestra capacidad para convertir la compasión hacia los demás en acciones decisivas y heroicas en tiempos de necesidad.

 

OSKAR SCHINDLER

En 1982, se publicó “El arca de Schindler”, una novela que dio a conocer al mundo entero a Oskar Schindler, un empresario alemán con gran poder económico que salvó a cientos de judíos de una muerte segura en las cámaras de gas creadas por los nazis.

Oskar Schindler fue un habilidoso hombre de negocios que tenía una facilidad innata para hacer contactos y acuerdos entre personas situadas en altos cargos y pronto pudo hacerse un hueco en la alta sociedad alemana. Gracias a esto, pudo abrir una fábrica durante la Segunda Guerra Mundial cuyos trabajadores eran judíos.

En aquella época los judíos vivían amenazados, al borde de la muerte y se encontraban en los campos de concentración controlados por los nazis. Aquellos que tuvieron la suerte de trabajar con Schindler, trabajaban durante el día en la fábrica y por la noche volvía en tren a los campos de concentración.

En un principio, parece ser que la intención de Oskar al contratarlos para su negocio era únicamente económica, debido a que la mano de obra de estos resultaba ser mucho más barata. Sin embargo, el trato diario con ellos hizo que aquella fábrica se convirtiera, más que en un lugar de trabajo, en un refugio para salvar la vida de muchos.

El propio Schindler fue testigo de los horrores y desgracias que los nazis cometían contra los judíos, lo que provocó que se determinara firmemente por sacar de aquel infierno a cuantos más judíos, poniendo en riesgo su propia vida. Tal fue su cambio de mentalidad, que Schindler, perteneciente al Partido Nazi, pasó a negociar con el coronel Goeth, pagando cierta cantidad de dinero por cada judío y con la ayuda de Itzhak Stern, un magnífico contable judío, elaboraron una lista con cada uno de los nombres de los hombres, mujeres y niños que lograron escapar de las garras de la muerte.

El magnate de los negocios prácticamente llegó a la bancarrota debido a que su intención última era la de mantener a cuantos más judíos posibles con vida más que sacar beneficios con la fábrica. Pese a que al principio en la fábrica elaboraban utensilios de cocina, después empezaron a crear artefactos para la guerra, pero el propio Schindler dio órdenes para que algunas de las balas que fabricaran tuvieran defectos de fabricación. En un descubrimiento reciente, se ha encontrado que la lista se componía de 13 páginas con los nombres y nacionalidades de 801 personas. Se cree que en total Schindler salvó alrededor de 1100 personas.

 

EL CRISTIANISMO Y LA IDEOLOGÍA NAZI

Aún existe mucha controversia a la hora de tratar el tema de cuáles fueron las posturas que adoptaron los cristianos alemanes frente al nazismo. Lo cierto es que tanto católicos como protestantes apoyaron a Hitler durante su mandato, y es que muchos consideraban el nazismo un movimiento cristiano. Es más, los propios soldados nazis llevaban hebillas en las que se leía “Dios es con nosotros”.

Karl Barth, un importante teólogo suizo que se vio obligado a abandonar Alemania debido a que se negó a prestar juramento a Hitler, afirmó: “La Iglesia evangélica casi unánimemente dio la bienvenida al régimen de Hitler, con auténtica confianza, incluso con las más altas esperanzas”.

El propio Barth estuvo firmemente en contra de asociaciones cristianas como la “Deutsche Christen”, un grupo de presión cuyo objetivo era el de alinear el protestantismo alemán con los principios nazis. El símbolo de los “Deutsche Christen”- en español traducido como “Cristianos Alemanes”- era una cruz con una esvástica en el centro y las iniciales “D” y “C”. Para fomentar el sentimiento antisemita entre los cristianos en Alemania, solían afirmar continuamente que los judíos habían sido los culpables de haber matado a Cristo. Sin embargo, pese a que la mayoría cristiana apoyó al régimen, fueron varios los que se levantaron en contra de Hitler.

Este es el ejemplo del pastor Dietrich Bonhoeffer que luchó contra el nazismo conjuntamente con el ya mencionado Barth, el pastor luterano Martin Niemöller y otros opositores a Hitler, creando la “Iglesia Confesante”, que se oponía a las políticas antisemitas del régimen nazi. Bonhoeffer fue arrestado y permaneció en distintas cárceles alemanas y varios campos de concentración durante dos años, hasta que el 9 de abril de 1945 fue asesinado en la horca. Según un testigo, sus últimas palabras fueron: “Este es el fin, para mí el principio de la vida”.

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