Rick Warren invita a la iglesia a afrontar la enfermedad mental

Un año después del fallecimiento por suicidio de su hijo Matthew, la iglesia de Saddleback organizó una conferencia para motivar a la iglesia a ser “casa de refugio” para aquellos que padecen estas enfermedades.

CALIFORNIA · 30 DE MARZO DE 2014 · 22:00

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Rick Warren, pastor evangélico.

La iglesia de Saddleback, en California (Estados Unidos) ha dado comienzo este pasado viernes a una serie de conferencias sobre Iglesia y Salud Mental. El evento contó con una masiva asistencia y la retransmisión en directo desde la página web de la iglesia, que presentó la opinión de pastores, psquiatras y otros especialistas cristianos en torno a cómo afrontar el estigma de la enfermedad y el suicidio en la iglesia. En un artículo publicado en la revista Time, Rick y su esposa, Kay Warren, hablan sobre su experiencia como padres de un hijo con una enfermedad mental, Matthew. “Tenía problemas desde pequeño. Cuando tenía siete años fue diagnosticado con depresión, lo que nos sorprendió porque no sabíamos que los niños tan pequeños podían llegar a estar deprimidos”, cuentan. Con el paso de los años “Matthew comenzó a experimentar episodios de depresión y ataques de pánico, cambios de humor extremos, obsesiones compulsivas, trastornos de personalidad y problemas en la escuela y en sus relaciones. La vida se convirtió en una puerta giratoria dolorosa de citas con el médico, medicación, terapia y ajustes a las clases escolares. Hubo períodos de relativa estabilidad, pero luego la idea suicida de Matthew se convirtió en una parte de nuestra vida diaria”, explica el matrimonio Warren. “El 5 de abril de 2013, nuestro hermoso hijo corrió hacia el muro implacable de la enfermedad mental por última vez”. Ese día Matthew cometió suicidio. “Un año después todavía estamos recuperándonos de su muerte. Hemos sido devastados, pero no destruidos”, afirman. Tras unas semanas de silencio, el matrimonio regresó a su ministerio activo. Pocos meses después comenzaron a dar impulso a la necesidad de tratar el tema de la enfermedad mental desde las iglesias. “La enfermedad mental se llevó la vida de nuestro hijo, como lo hizo con los 38 mil norteamericanos. Una manera de honrar su vida y el uso de nuestro dolor es ayudar a otros que viven con una enfermedad mental y sus familias que sufren”. “De acuerdo con la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI), 60 millones de estadounidenses sufren una enfermedad mental cada año - que es uno de cada cuatro adultos y uno de cada diez niños. Personas de todas raza, edad, religión o situación económica se ven afectados. Ya sea que seamos conscientes de ello o no, todos conocemos a alguien que vive con algún tipo de enfermedad mental”, explica Warren. RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA Un ministerio pastoral hacia la salud mental es muy necesario hoy en día. “Hay cientos de conferencias en el mundo a cargo de profesionales de la salud, ONG, donde se plantean perspectivas médicas, sociales y políticas”, dice Warren. “Pero la iglesia, con su gran red de voluntarios y recursos, rara vez se incluye en el debate. ¿Tienen las iglesias algo que decir al respecto de la enfermedad mental y las cuestiones que plantea? ¡Claro que sí! - expresa el artículo - Hay razones bíblicas, históricas y prácticas para que las iglesias afronten este tema”. Para el matrimonio Warren, el ejemplo de Jesús nos muestra su preocupación por los enfermos. “Como seguidores de Cristo -insiste Warren- nos vemos obligados a continuar su trabajo en la actualidad. En el nombre de Cristo, la Iglesia extiende la compasión, la aceptación y el amor incondicional a todos los que sufren el dolor de la enfermedad mental, y como su cuerpo, le ofrecemos la esperanza y el poder sanador de la gracia de Dios”. En segundo lugar “la iglesia ha sido a lo largo de la historia un refugio para los marginados y para cualquiera que tuviese un estigma social”. Además “se ha demostrado que las familias o individuos que experimentan la enfermedad mental acuden en primer lugar, por lo general, a su pastor o sacerdote”. Esto muestra, según Warren, que “instintivamente la gente sabe que las iglesias son lugares de refugio. Es el momento de estar junto a los que sufren”. Esta conferencia fue el primer paso de lo que será una campaña a largo plazo para poner en marcha el debate sobre la salud mental en las iglesias del país. Durante la misma se trataron asuntos como “El cristianismo y la depresión, “Cómo poner en marcha un grupo de apoyo en tu iglesia”, o “Prevención del suicidio”, y participaron especialistas en medicina, psiquiatría, así como agentes pastorales evangélicos y católicos del país.

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