Internet ya no está en nuestras manos

Ya hay más cosas conectadas a la red que aparatos tecnológicos personales como un móvil o un ordenador. La situación plantea retos sobre seguridad y privacidad.

ESPAÑA · 14 DE DICIEMBRE DE 2013 · 23:00

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La 'smart city', donde todas las personas y las cosas de la ciudad se conectan a Internet. 

En la nueva revolución de las comunicaciones, las personas seremos simples espectadores. Porque Internet ya no solo llega a nosotros para el uso de objetos personales; sino que se implementarán cada vez más en todo tipo de cosas, hasta llegar a 50.000 millones de objetos conectados en 2020. En los últimos años se ha disparado el número de personas conectadas a Internet hasta alcanzar los 2.500 millones en todo el mundo. Ahora entramos en la era en la que todo lo que nos rodea, desde un viñedo a una carretera, un edificio, un cuadro o una lámpara, pueden estar conectados a la web. Ahora mismo ya hay más cosas conectadas a Internet que personas, generando un océano de datos que será muy complejo gestionar, según los datos de la empresa Cisco Systems de California. OPORTUNIDAD Y AMENAZA Esta revolución tecnológica conlleva multitud de beneficios para la vida diaria. La mayoría de estas conexiones se producirán en objetos que permitan monitorizaciones, una recogida de datos que ayude a mejorar la utilidad del objeto. La idea se irá imponiendo poco a poco en las ciudades: semáforos, radares, contadores de la luz, cámaras... Todo estará conectado a la red. Sin embargo también aparecen problemas nuevos. Según señala Andrew Rose, analista de Forrester Research, los profesionales de la seguridad de sistemas aún no han reparado en los problemas que traerán todos esos dispositivos que envían información a la red sin la intervención humana. Rose añade que la privacidad también se verá amenazada: “Los objetos pueden recoger fragmentos aparentemente intranscendentes de datos para cumplir con su función, pero esta información se podrá recopilar, correlacionar y revisar”. Por ejemplo, “esta tecnología podrá hacer un seguimiento de nuestras compras de alimentos, y revelará si estamos haciendo dieta o si somos de una religión determinada, con datos como la frecuencia y la época en la que compramos”, subraya. CIUDAD INTELIGENTE Y CONTROLADORA La privacidad también se analiza en las aplicaciones para ciudades inteligentes. Carlo Ratti, director de Senseable City Lab del MIT, dice que en la actualidad se está arrebatando a los ciudadanos el control de su información y que las empresas de servicios se están apresurando para encontrar cómo lograr beneficios con los datos que consiguen. El peligro –dice– es que cuando las smart cities se conviertan en una realidad, la gente no sabrá cómo está siendo monitorizada o qué pasa con la información generada. “El tema tiene enormes implicaciones para la sociedad y va a necesitar un debate serio”, subraya Ratti.

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