"Para no acabar como los dinosaurios debemos estudiar los asteroides"

Esto advierte Qing-Zhu Yin, profesor de Ciencias Planetarias de la Universidad de California. El riesgo de meteoritos peligrosos para la Tierra y el ser humano es 10 veces mayor de lo que se creía.

WASHNGTON · 05 DE NOVIEMBRE DE 2013 · 23:00

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	Rastro del meteorito de los Urales / Alex Alishevskikh</p>
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Rastro del meteorito de los Urales / Alex Alishevskikh

Una llamada de atención. Así define un equipo de investigadores la explosión causada por el meteorito que el pasado 15 de febrero provocó más de un millar de heridos en Chelyabinsk (Rusia) y que supuso el mayor impacto registrado en la Tierra desde el denominado evento Tunguska (en 1908 la caída de un objeto, del que no se encontraron restos, causó un enorme cráter en una zona despoblada de Siberia). Según un estudio publicado esta semana en Nature y liderado por investigadores de la Universidad de Western Ontario (Canadá), el número de rocas espaciales con un tamaño parecido al de Chelyabinsk (de unos 19 metros) que suponen una amenaza para la Tierra podría ser diez veces mayor de lo que pensaba hasta ahora. Peter Brown y sus colegas han calculado asimismo la cantidad total de energía liberada por la explosión del meteorito, que fue capaz de romper miles de cristales de ventanas y puertas. Su impacto, comparan, fue equivalente a una explosión de 500 kilotones (se calcula que la potencia destructiva de la bomba atómica lanzada en Hiroshima en 1945 fue de 15 kilotones). Se trata de una de las tres investigaciones sobre el meteorito ruso que esta semana coinciden en las páginas de Nature y Science, consideradas las dos revistas más prestigiosas. Y es que, a diferencia de lo que ocurrió en Tunguska, la roca de Chelyabinsk cayó cerca de una zona densamente poblada y en pleno siglo XXI, por lo que los numerosos vídeos y fotografías tomadas por cámaras de vigilancia y teléfonos móviles de ciudadanos, junto con los abundantes fragmentos de roca recogidos por la zona, están permitiendo reconstruir con detalle lo que ocurrió aquel día e investigar de dónde procedió este meteorito. DETECTAR ASTEROIDES DE “PEQUEÑO” TAMAÑO Numerosos equipos de investigación en todo el mundo están estudiando este episodio y las probabilidades de que un objeto de estas características vuelva a caer sobre la Tierra. Y es que, aunque los científicos monitorizan y tienen más o menos vigilados a los asteroides de gran tamaño que podrían suponer una amenaza, los de menor tamaño son muy difíciles de detectar con antelación. "Si la Humanidad no quiere acabar como los dinosaurios, tenemos que estudiar este tipo de sucesos con detalle", advierte rotundo Qing-Zhu Yin, profesor del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra de la Universidad de California, y coautor del estudio publicado esta semana en la revista Science.

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