Espera en el limbo del desierto jordano para 200.000 refugiados sirios

Cuando Naciones Unidas abrió Al Zaatari como campamento de emergencia nadie pensaba que sería la cuarta ciudad en población en Jordania y el segundo campo de refugiados más grande del mundo.

JORDANIA · 19 DE OCTUBRE DE 2013 · 22:00

<p>
	Carretera que cruza el campo de refugiados de Al Zataari, a 8 Km de la frontera con Siria / Noem&iacute; Mena</p>
,

Carretera que cruza el campo de refugiados de Al Zataari, a 8 Km de la frontera con Siria / Noemí Mena

La mayor parte de los refugiados llegados al norte de Jordania proceden de la región sur de Siria una zona agrícola, dónde el clan familiar es muy fuerte y la mayoría son musulmanes. En estos momentos hay más de medio millón de sirios en Jordania, lo cual en un país de 6 millones de habitantes representa un gran impacto para la economía local. Muchos de los refugiados viven fuera del campo en comunidades y tienen que afrontar graves problemas económicos por el precio de la renta. Relata Noemí Mena, desde Jordania, que en muchos casos el refugiado lo ha perdido todo, sus casas, sus pertenencias, sus parientes, amigos y sobre todo su libertad. Llegan a un campo de emergencia como Al Zaatari buscando refugio pero también pierden parte de su libertad al rodearse de muros y vallas de protección. Incluso es difícil dejar el campo, suele llevar semanas conseguir los papeles y además tienen que pagar por ellos. Nadie quiere vivir en este campo de refugiados en el desierto jordano que se está convirtiendo en una ciudad. Lo más duro es que siguen llegando refugiados y que nadie sabe cuando Al Zaatari podrá cerrar sus puertas, ni cuando sus habitantes podrán volver al país que los vio nacer y al que cada día sueñan con regresar. LA VIDA EN AL ZAATARI Cada día a las 8 de la mañana, se puede ver una cola de hombres y otra de mujeres esperando a recibir la porción de pan que le corresponde a su familia de entre las 25 toneladas que se distribuyen cada día en el campo. El abastecimiento de agua es complicado y este es uno de los recursos que a largo plazo puede dar más problema, hasta la fecha UNICEF distribuye 4 millones de litro al día. Cuando el campo abrió sus puertas en la primavera del 2012, las ONGs se encontraron con que los refugiados no mandaban a los niños al colegio, ni estaban dispuestos a seguir algunas de las reglas del campo. Muchos de ellos venían de una zona rural con poco nivel educativo y dificultades para respetar a las autoridades de Al Zaatari. Poco a poco las organizaciones se han ido ganando su confianza y estas a su vez han delegado parte de la responsabilidad en los propios refugiados, lo cual ha contribuido a una situación de mayor estabilidad. Desde que se ha delegado parte de las funciones de la gestión del campo a los refugiados, han mejorado las relaciones y el diálogo y ha empezado a funcionar como si se tratase de un municipio. UNA AUTÉNTICA CIUDAD EN EL DESIERTO Los refugiados se han dado cuenta que tendrán que quedarse un tiempo y han empezado a trabajar para construir una comunidad y hacer del campo un lugar habitable que funcione como una ciudad. El nuevo proyecto de este mes lanzado por el Banco Mundial de Alimentos es darles un cupón con dinero que ellos mismos pueden administrar para comprar productos básicos. El siguiente paso es que este cupón sirva también para el pago del agua y la electricidad, fomentando así un consumo responsable. El coordinador del programa de emergencia en Jordania, Jonathan Campbell, comenta: “Los sirios son muy creativos han conseguido que el campo tenga pizza, lavadoras, vestidos de boda…” Son muy activos y tienen mentalidad para los negocios, no quieren pasarse todo el día sin hacer nada y quieren buscar la forma de proveer para su familia”. Los responsables de las ONGs se han dado cuenta de que al refugiado sirio no le gusta que le den las cosas hechas, ya que tienen una gran iniciativa y buscan la forma de conseguir cierta autonomía. Por ejemplo, el nuevo proyecto de ofrecer cupones con dinero en lugar de darles los alimentos ha causado un impacto muy positivo ya que a los sirios les gusta cocinar y no comer siempre lo mismo. En una de las tiendas hablamos con Doar, una mujer de unos 60 años que antes de la guerra hacia alfombras en Damasco, nos comenta que le ha hecho mucha ilusión poder volver a elegir lo que compra para comer. Este año, muchas familias refugiadas se han dado cuenta que “no van a volver mañana” y han decidido mandar sus niños al colegio del campo. El programa educativo lo lleva UNICEF pero no todos los niños están escolarizados y muchos llevan tiempo sin tener clases. Un profesor sirio nos comenta como están desbordados pues tiene 100 alumnos en una clase para niños de 8 y 9 años que comparte con otro maestro jordano. Jonathan Campbell se pregunta hasta cuándo estará disponible el presupuesto del Banco Mundial de Alimentos (WFB) y de UNICEF ya que la demanda de recursos es cada vez mayor y todavía no ha cesado el goteo constante de personas que huyen del conflicto. CAMPO DE REFUGIADOS DE AL ZAATARI: *140,000-180,000 refugiados sirios, cada día llegan entre 1000-2000 personas nuevas. * 75% son mujeres y niños * 20 toneladas de pita bread cada día (4 panaderías, una de ellas el campo). * 4 millones de litros de agua distribuidos por UNICEF * 36 millones de dólares en alimentación de los refugiados (coordinación a cargo del Banco Mundial de Alimentación) *3 escuelas coordinadas por UNICEF y Save the Children.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - Espera en el limbo del desierto jordano para 200.000 refugiados sirios