“Siempre había soñado con tener un hogar”

Paola llegó a España con falsas promesas de trabajo y fue obligada a prostituirse, como le sucede a miles de mujeres. Tras ser liberada, ha comenzado una nueva vida.

ESPAÑA · 22 DE SEPTIEMBRE DE 2013 · 22:00

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Cada número tiene rostro. Las más de 40.000 mujeres traficadas en España tienen una historia. Engaños, vejaciones y familias rotas, una vida para la que hay salida, aunque a veces esta sea difícil de encontrar. Paola es una de estas mujeres que hoy lucha por una nueva vida donde nadie le pueda encontrar. Atravesar un momento difícil en la vida hizo que Paola aceptara un trabajo que le ofrecieron en España para trabajar limpiando un hotel. Hoy, años después, lucha por rehacer su vida. El camino para ser una víctima más comenzó cuando aceptó el empleo y embarcó en un avión rumbo a España. Allí, a la llegada del aeropuerto, la esperaban dos hombres que le llevarían en coche al lugar indicado. Después de unas horas dentro del coche, los dos hombres pararon y vendaron los ojos a Paola. Entonces supo que algo iba mal, ya que no quería que reconociera el lugar al que iban. Nada más llegar, le subieron a una habitación y le dijeron: “Esta es la ropa que te tienes que poner para empezar a trabajar". En ese momento, fue cuando Paola comprendió que querían prostituirla. ESCLAVITUD Y SERVIDUMBRE Paola vivió en ese lugar en el que le habían encerrado. Le obligaban a prostituirse todos los días sin cobrar nada y sin poder salir de ese lugar. “Me castigaban sin agua, sin comida y sin poder salir de mi habitación. A veces, también me ataban a la cama”. No había forma de escaparse. “Estaba tan deprimida, que intenté quitarme la vida. Pero ellos me amenazaban con que matarían a mis hijos, eso me impulsaba a querer seguir luchando. Lloraba todo el tiempo y el dolor en mi corazón era muy grande”, cuenta. Paola, no era la única que estaba en ese lugar, muchas más chicas estaban como ella. “Éramos muchas, pero no podía hacer amistad con ellas. No nos dejaban tiempo para estar juntas, todas estábamos muy asustadas y no nos hablábamos casi nada”. LIBRE DE LA ESCLAVITUD Paola tenía un cliente que iba todas las semanas. Un día él se la encontró temblando, llorando y sin poderse controlar. “Él me preguntó qué estaba ocurriendo. Decidí contárselo”. Cuando el cliente escuchó sobre la situación de Paola, decidió hablar con el dueño del club y llegaron a un acuerdo de pagar una cantidad para que ella fuera libre. Así lo hizo, pagó y Paola fue liberada. UNA NUEVA VIDA “Siempre había soñado con sacar a mi familia e hijos adelante y tener un hogar. Ahora he recuperado a mi familia”, dice con ilusión. Paola se cambió de ciudad para poder comenzar una nueva vida, donde nadie la pudiera encontrar y saber sobre su pasado. En esta ciudad, conoció a una mujer que forma parte de la ONG Fiet Gratia y una iglesia de la zona a la que asiste. Gracias a ella y a la organización, Paola ha comenzado su proceso de reintegración en la sociedad y pudo empezar de nuevo.

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