“No podemos esconder el idioma que Dios nos ha dado”

Asentados en el sur de la Provincia del Chaco, especialmente en Villa Ángela y Napalpí, y en el norte de la Provincia de Santa Fe, la mayoría son cristianos.

VILLA ÁNGELA · 22 DE NOVIEMBRE DE 2012 · 23:00

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Unos niños de la comunidad mocoví disfrutan las actividades recreativas de la ONG Más Manitos.

“No podemos esconder nuestro idioma porque es el idioma que Dios nos ha dado”, solía decir Roberto Ruiz, aborigen mocoví, poblador del asentamiento de El Pastoril, Provincia del Chaco. Este maestro bilingüe, fallecido el 4 de marzo de 2012 a la edad de 79 años, fue un gran defensor de la lengua originaria. Su rico legado incluye la formación de numerosos maestros bilingües, varios libros en la lengua originaria -que antes carecía de expresión escrita- y la creación de una bandera que identifica a su etnia. El día de la presentación de la bandera mocoví, Ruiz expresó: “Dios nos ha dado un idioma, una cultura y una raza que tenemos que valorar” (ver video: http://youtu.be/O9DzvGncEb4). Pero lo más trascendente que hizo el maestro Ruiz es la traducción del Nuevo Testamento a la lengua moqoit. Una gran proporción de la población mocoví (moqoit) pertenece a la iglesia Evangélica Unida (IEU), conformada por un grupo de congregaciones autóctonas, con sus propios líderes y pastores, y con la liturgia que preserva sus propios rasgos culturales. De la IEU se desprendieron algunas comunidades de fe que formaron nuevas denominaciones, en algunos casos por problemas de liderazgo y en otros por la posibilidad de conseguir fondos económicos provenientes de misiones extranjeras. “La mayoría de los mocovíes hablan con fluidez su lengua, a pesar de que frecuentemente se los encuentra trabajando junto con los tobas como granjeros de pequeñas poblaciones de algodón, o como empleados asalariados de los grandes algodonales. Por esa razón, el pronóstico de supervivencia de su lenguaje es excelente. Aún más, a causa de la escasez de estudios, su lenguaje y cultura constituyen una excelente área de investigación”, expresa un documento de Sociedad Bíblica Argentina. LLEGADA DEL EVANGELIO Los mocoví conocieron el Evangelio en la década del 70 por medio de un predicador de la etnia toba. En su tesis doctoral sobre “Historia y conversión: el evangelio entre los mocoví del Chaco Austral” (2010), la antropóloga Agustina Altman expresa: “Hipólita, la esposa de uno de los pastores de la comunidad de San Lorenzo, nos decía que 'Aurelio López le dio la palabra a Dionisio (uno de los primeros pastores locales) que visitaba mucho por todos lados, por Sáenz Peña y allí vino el evangelio'. Algo similar nos cuenta un miembro de una de las iglesias al relatarnos que ´el evangelio vino en el 78, lo trajo Aurelio López, antes no se conocía. Antes había una creencia que algunos hasta ahora tienen, nuestros padres, abuelos’". Los pocos misioneros extranjeros que han trabajado entre ellos han puesto especial cuidado en desarrollar la ´misión sin conquista´, es decir no interferir ni anular su cultura. “La llegada del evangelio a la zona y el crecimiento de las iglesias coincidió con la muerte de Cacique Catán (1974), el líder aglutinante de las comunidades del Chaco”, escribe el antropólogo Alejandro López (Informe de investigación, 2009). La conversión de varios grupos de familias tuvo como resultado la formación de la comunidad de San Lorenzo, en las cercanías de la ciudad chaqueña de Charata, separada de otra comunidad que adscribía al catolicismo. Mientras los líderes establecidos mantenían relaciones con la política criolla y la Iglesia Católica, "el evangelio ofrecía una clara oportunidad de consolidar un liderazgo autónomo a jóvenes que ocupaban hasta el momento posiciones periféricas", señala López. EL CACIQUE DE LOS CURAS Un ejemplo en torno a las conexiones entre la adscripción religiosa y el liderazgo fue el conflicto generado a partir del nombramiento en 1993 de Marcos Gómez como Cacique General y sucesor de Catán. Esta elección fue impulsada por los sacerdotes redentoristas y tuvo como principal objetivo contener el avance evangélico en la comunidad. Debido a esto, se eligió a Marcos Gómez ya que él estaba vinculado a los sacerdotes redentoristas y pertenecía a un linaje de prestigio por ser pariente de Catán. Agustina Altman menciona en su investigación que “la elección de Marcos incluyó, según sus palabras, una "misa" a la cual asistieron más de 300 mocoví de la zona. Marcos nos explicó que gracias a que los párrocos ´hicieron fuerza´ él fue elegido cacique, y que su elección se realizó del mismo modo que se había hecho con Catán. Luego de la ceremonia, los párrocos organizaron un almuerzo para los asistentes. El hecho de que los sacerdotes aportaran la comida también es un elemento sumamente importante ya que la capacidad de generar cierto excedente para redistribución es un componente clave del liderazgo”. A pesar de que de la elección participaron bastantes mocoví, “el rol activo que tuvieron los redentoristas y el santuario mariano tuvo como resultado el rechazo de la misma por parte de los mocoví evangélicos. Esto podemos verlo reflejado en los comentarios realizados por pastores como Alfredo Salteño de Colonia Juan Larrea,5 quien nos dijo que en la actualidad no había más caciques. El pastor Sixto Lalecorí (hermano de Alfredo Salteño), no asistió a la ceremonia y nos dijo sobre Marcos que ´el sacerdote lo puso, la comunidad no lo eligió como cacique espiritual´", dice Atman. IGLESIAS, PASTORES Y PARENTESCOS La antropóloga remite a varias fuentes para plantear la conformación de un nuevo liderazgo entre los mocoví. “La emergencia de las iglesias evangélicas trajo como resultado la reconfiguración de los liderazgos tradicionales (Wright, 1988) ya que ´ofrecieron un nuevo campo de relaciones donde construir autoridad hacia el interior del grupo y en articulación con la sociedad englobante´ (Ceriani Cernadas, 2009). El ´camino del evangelio´ aportaba formas de acceso a la legitimidad simbólica, a recursos económicos y a bienes por distribuir, disponibles para las nuevas generaciones que tenían expectativas de acceso al liderazgo por fuera de los tradicionales ´linajes de prestigio´ y ´linajes shamánicos´ (López, 2009). Esto también se vio favorecido por el hecho de que el evangelio y su estructura de cultos bastante autónomos asociados en federaciones laxas se conjugó con una coyuntura local: el fin del sistema de enganches para el trabajo en gran escala en el campo, donde los caciques tradicionales eran el vínculo con los patrones, la disminución de la mano de obra y el tamaño de las cuadrillas, más el mayor contacto con los criollos y un mayor acceso a los bienes (López, 2009)”. Los nuevos líderes- pastores “no sólo debieron incorporar el poder espiritual, la palabra iluminada y la fuerza física que solían tener los antiguos caciques sino también, nuevas herramientas de negociación política como el uso del castellano. La familiaridad con estas nuevas herramientas favoreció a los jóvenes, influyendo en la reestructuración del liderazgo y provocando una reconfiguración simbólica (Wright, 2008), ya que a través de las jerarquías de las iglesias evangélicas aquellos jóvenes aspirantes a líderes pueden acceder a posiciones de poder. A pesar de estas transformaciones en los esquemas tradicionales de liderazgo, la capacidad de generar consenso y autoridad por parte de los líderes sigue apoyándose en sus complejas redes de parentesco y alianza”, dice la antropóloga. FALTA DE CAPACITACIÓN BÍBLICA Según informan los investigadores, existen disputas entre pastores por el liderazgo político-religioso. Estas disputas, por ejemplo, pueden expresarse en los mecanismos que utilizan los pastores para legitimar el modo en que se preparan para asumir el pastorado. En las entrevistas realizadas por Atman para su tesis doctoral, algunos pastores señalaron que "no tienen escuela, seminario" y que "aprenden en el culto" o que "la preparación de los pastores es por la inspiración del Espíritu Santo, así aprenden los que no van a seminarios". Otros comentaron que "el atraso de los nuestros es por falta de escuela. Evangélico puede ser cualquiera pero para estar al frente hay que tener un poco de estudio". Respecto a la preparación, también se vio la importancia de ser invitado a participar en los distintos encuentros organizados por misioneros extranjeros, fuera de la comunidad. En relación al modo en el que los pastores fueron designados en su cargo, “Sixto nos comentaba que aquellos que tienen mayor número de fieles, es decir, mayor prestigio, serían los que fueron elegidos por la gente gracias a su ´mayor capacidad y comprensión a la doctrina´”, señala la antropóloga. Por su parte, el antropólogo Pablo Wright observa que “a pesar de estas disputas de poder entre los pastores de los distintos cultos y denominaciones, parece existir un consenso de que todas son parte del evangelio. Desde este punto de vista, son los católicos los que representan la otredad religiosa y cultural”. En palabras del pastor Sixto: “como son de la misma fe, mismo bautismo, el mismo Dios entonces no quieren decir nada las denominaciones”. TESTIMONIO VIVO Protestante Digital contactó con Dalmacio Romero, uno de los referentes del asentamiento “Lote 20”, un barrio de 4 hectáreas en las afueras de la ciudad de Villa Ángela. “Cuando el gobierno nos dio esta tierra, parcelamos y entregamos un lote a cada familia”, explica este mocoví de 34 años, casado y con 5 hijos, que desde 2007 preside la Asociación Civil Mocoví que ha logrado muchas mejoras en la comunidad. Dalmacio tuvo una conversión genuina a los 18 años, cuando salió de la cárcel, luego de haber estado detenido dos años, sin condena (era menor), por varios delitos. “Salí gracias a las oraciones de los hermanos. Debían condenarme al cumplir 18 años, pero en lugar de eso, el juez me dejó libre. Ahí me acordé de mi madre y de mis abuelos que oraban siempre por mí”, relata. “Salí en libertad como una persona distinta. Dios tenía un gran plan para mí, para que yo trabaje para los más humildes”. Dalmacio reconoce el valor de su esposa Nancy Tendai, con quien se reencontró a la edad de 21 años, después de haber trancurrido varios años desde que los padres de ella la enviaran a otra comunidad para alejarla del entonces delincuente juvenil. “Mi compañera es muy fuerte, tiene mucha fe”, afirma. “A veces ella le daba el último medio kilo de azúcar que nos quedaba a un niño que venía a pedir, y mientras tanto, de camino a casa, alguien me regalaba a mí 2 kilos”, rememora. NACE UNA ASOCIACIÓN El abuelo de Dalmacio solía contarle historias de los tiempos antiguos de la comunidad y le aconsejaba ayudar al necesitado, darle un pedacito de pan al que no tuviera qué comer. “Después de salir de la cárcel, estando en casa, veía salir a nuestros niños con una bolsita, rumbo al centro de Villa Ángela para pedir pan… Esto tocó mi corazón”. Dalmacio habló con otros miembros de la comunidad y durante un tiempo se reunieron cada noche para conversar. “Decidimos crear una asociación, incorporando a varios jóvenes de la iglesia evangélica, para trabajar por el bien de la comunidad”. “Dios me dio sabiduría”, reconoce Dalmacio. Sólo así se comprende que habiendo ido a la escuela únicamente durante un año -cuando tenía ocho-, esté al frente de la Asociación, se reúna con políticos, gestione en la Municipalidad servicios y mejoras para los suyos, y haya logrado ayuda no sólo para Lote 20 sino también para Juan Larrea, una comunidad en el monte chaqueño. MANOS EXTENDIDAS Hasta Colonia Juan Larrea llevó Dalmacio a los miembros de Más Manitos, una ONG fundada por cristianos de diferentes iglesias de Villa Ángela, que ya estaba prestando ayuda en la comunidad mocoví de El Pastoril. Desde entonces, Más Manitos asiste también a los aborígenes de Juan Larrea, que viven aislados, en situación de extrema pobreza. “Estos hermanos sí que necesitan ayuda. Ellos son cristianos, son nuestros hermanos y están tan solos…”, expresa con pesar Romero. En un local prestado, Más Manitos fundó en 2007 un Hogar para adolescentes en grave riesgo social y está comenzando a construir un centro integral en el terreno que le ha donado la municipalidad. No cuentan con recursos humanos ni económicos para desarrollar un proyecto integral a largo plazo, como el que necesita Colonia Larrea, sin embargo, cada vez que reciben una donación de alimentos destinan una parte para los aborígenes. Con estas cajas - transportadas en camioneta por caminos de tierra a veces cubiertos de barro- va un mensaje de esperanza para el pastor Alfredo Salteño, su familia y su comunidad, haciéndoles saber que no están olvidados, que son amados. Si muchos otros hicieran lo mismo, los hermanos mocoví de Larrea y otras comunidades igualmente pobres, no estarían padeciendo necesidad. ¿Qué rol cumplen las iglesias evangélicas de los “criollos”? ¿Ayudan los cristianos de Argentina a sus hermanos aborígenes? Ante estas preguntas, Dalmacio dice que sí, que están unidos, que los mocoví hacen campañas y cultos con otras iglesias, cosa que años atrás no sucedía. En realidad, se refiere a iglesias autóctonas existentes en el asentamiento Lote 20 y otras comunidades cercanas a centros urbanos. De los que están en el monte no puede decir nada. No quiere hablar mal de nadie; prefiere seguir hachando en el monte para mantener a su familia y trabajar desinteresadamente por su comunidad, según la sabiduría que Dios le da.

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