La Zona Infantil de Harlem: transformando la comunidad para educar a los niños

Geoffrey Canada, fundador del programa, afirma que se necesita una comunidad entera para educar a un niño. Hoy apoyan la educación de más de 8.000 menores.

NUEVA YORK · 02 DE SEPTIEMBRE DE 2012 · 22:00

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Harlem es un barrio de Manhattan que ocupa una vasta área del Norte de la isla. Está poblado mayormente por afroamericanos e hispanoamericanos y la cultura afroamericana -sobre todo su música- se extendido desde Harlem a toda Nueva York. Son famosas sus iglesias bautistas en las que se celebran reuniones al son de la música Gospel. En este particular contexto se ha extendido un programa que provee a los niños servicios de salud, sociales, comunitarios y educativos en forma coordinada, brindándoles apoyo desde la cuna hasta la universidad. Se trata de Harlem Children’s Zone, esto es, Zona Infantil de Harlem. A finales de 1990 el educador cristiano Geoffrey Canada puso en marcha su programa de escuela de pilotos, abarcando sólo una manzana del Este de Harlem. Hoy en día, Niños Zona de Harlem (HCZ por su nombre en inglés) abarca 97 cuadras y llega a más de 8.000 niños en una de las áreas más difíciles del país. Estos niños reciben una educación que les permite escapar de la pobreza generacional. DESARROLLO INTEGRAL El éxito de HCZ se fundada en la creencia de que la educación pública debe ser parte del desarrollo integral de la comunidad.Canadá, convertido en un experto en educación de nuestro tiempo, ha cosechado elogios del presidente Obama y tiene un rol protagónico en el documental 2010 “Waiting for Superman”. Además, ha sido nombrado uno de los top 100 en el 2011 por la revista Time. Recientemente habló en la Cumbre Global de Liderazgo Willow Creek refiriéndose a la importancia de la fe y la educación. Allí, explicó cuál es el pensamiento, el corazón y el alma que sustenta HCZ, y cómo los cristianos pueden involucrarse en esta visión. Uno de los principios fundadores de la HCZ es que la educación de los niños no puede estar divorciada de su lugar de residencia. “En nuestro país, hemos permitido que algunas comunidades llegaran a ser tóxicas para los niños. Estos son lugares donde las escuelas no funcionan y los jóvenes no se sienten seguros. Allí hay crimen, drogas y violencia en las calles y con frecuencia los niños crecen en hogares infantiles. Sin un apoyo real en una comunidad, los niños que no asisten a una "buena" escuela van a terminar en problemas con resultados muy negativos” afirma Canada. COMUNIDADES SANADAS En opinión del experto, una forma de abordar este problema consiste en dibujar literalmente una línea alrededor de la comunidad y decir: "Todos los niños de esta comunidad, independientemente de si van a nuestra escuela o no, lo harán, y la comunidad comenzará a curarse a sí misma y a convertirse en un lugar más seguro y mejor". “Queremos nuestra comunidad limpia, sin basura en las calles. Queremos que los adultos tengan un sitio de privilegio en su comunidad y queremos que los jóvenes aprendan un sentido de servicio. Creemos que la escuela es una parte esencial, pero reconstruir nuestra comunidad es realmente crítico para nuestro trabajo” afirma Canada.

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