La convicción de lo que es justo influye en nuestras decisiones

El ser humano tiende por naturaleza a rechazar logros injustos aunque le beneficien, e incluso aunque los necesite.

REINO UNIDO · 30 DE AGOSTO DE 2012 · 22:00

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El sentido de justicia es innato en el ser humano, según se desprende de un nuevo estudio del University College de Londres, en Reino Unido. Los investigadores llegaron la conclusión de que una persona rechazaría un vaso de agua incluso teniendo sed si considera que la oferta que le hacen es injusta. El hallazgo tiene implicaciones importantes para entender qué criterios valoramos más o qué priorizamos a la hora de tomar decisiones. Los humanos estamos dispuestos incluso a renunciar a ganar dinero si consideramos que nos hacen una propuesta inapropiada, por ejemplo si a otra persona le ofrecen en las mismas condiciones más cantidad. Esta motivación innata (que por desgracia no prevalece luego siempre) parece ir en contra de sus propios intereses, por lo que resulta fascinante tratar de “entender cómo este sentimiento subjetivo de la justicia influye en nuestras decisiones cotidianas, incluyendo las relacionadas con el mercado laboral”, aclara Nick Wright, coautor del trabajo. NECESIDADES PRIMARIAS Los investigadores del Centro de Neuroimagen Wellcome Trust decidieron averiguar si esto también se cumple cuando las ofertas afectan a necesidades fisiológicas como la comida, el agua o el sexo. “Sorprendentemente, los humanos tendemos a rechazar una propuesta injusta de una recompensa primaria, como agua o comida, incluso en situación de necesitarla”, añade el investigador. Para desarrollar la investigación trabajaron con 21 participantes sanos y, tras someterlos a sed extrema, les ofrecieron vasos de agua con 62,5 militros, mientras que la persona que hacía la oferta se quedaba con una botella de 500 mililitros. Los participantes tenían 15 segundos para aceptar o rechazar la propuesta. Y en la mayoría de los casos dijeron que no al vaso incluso cuando sus análisis de sangre mostraban que fisiológicamente necesitaban beber. Esta conducta es típica de los seres humanos y no se observan las mismas características en los animales. Los chimpancés, por ejemplo, están dispuestos a aceptar cualquier oferta sin valorar en base a criterios subjetivos si es “justa” o “injusta”.

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