Nos arrepentimos más de lo que no hicimos que de los errores hechos

Una encuesta entre adultos de EEUU muestra que las decisiones tomadas con el amor y la pareja son la mayor causa de remordimientos.

ESTADOS UNIDOS · 30 DE ABRIL DE 2011 · 22:00

,
Un estudio realizado por el psicólogo Neal Roese, de la Universidad Northwestern de Estados Unidos, concluyó que las decisiones respecto a las relaciones amorosas son la mayor causa de arrepentimiento (18,1%), seguida de las relativas a la familia (15,9%), la educación (13,1%), la carrera profesional (12,2%) y las finanzas (9,9%). En cambio, las elecciones que menos se lamentan son las que tienen que ver con la espiritualidad (2,3%), el tiempo libre (1,5%) y con nosotros mismos (1%). Son las conclusiones a las que llegó Roese tras estudiar las respuestas de 370 estadounidenses adultos, y que han sido publicadas en la revista Social Psychological and Personality Science. Otras cifras relevantes son las que revelan que el 44% de las mujeres se arrepiente de sus decisiones amorosas, frente a sólo el 19% de los hombres. Las mujeres también se arrepienten más de sus decisiones familiares. Ellos, sin embargo, suelen lamentar más las elecciones relacionadas con la vida laboral (34% frente a un 27% de las mujeres). Los resultados también sugieren que nos arrepentimos más de no haber actuado en una situación pasada que de aquellas decisiones que conllevaban una acción. Las personas con menos educación, por ejemplo, eran más propensas a lamentarse de no haberse formado más. Y las personas con un nivel educativo alto, lamentan la elección que tomaron sobre su carrera profesional. Muchos de los encuestados reconocieron que hubiesen preferido trabajar menos para pasar más tiempo con sus hijos. Roese asegura que, aunque el arrepentimiento es doloroso, es un componente esencial de la experiencia humana. ¿QUÉ REMORDIMIENTOS SON MÁS DURADEROS? Al igual que otros estudios previos, la investigación actual se centra en detectar por qué algunos remordimientos son más propensos a persistir en el tiempo que otros. La mayoría de las personas tienden a pasar más tiempo arrepintiéndose de la falta de acción - deseaban la oportunidad de hacer algo o hacerlo de manera diferente. En cambio, arrepentirse de las cosas hechas tiende a persistir menos en la memoria. En opinión de Roese, las personas tienen que aprender a vivir con los remordimientos, haciendo de ellos una influencia positiva en la vida. En este sentido, el psicólogo apunta a tres claves: avanzar, cerrar las situaciones, y tener una actitud constructiva. Sobre el primero de los consejos, Roese explica que es difícil evitar el arrepentimiento, a menos que se descarten esperanzas, sueños y valores personales. Lamentarnos es algo inevitable en la vida, y el cerebro lo registra inmediatamente como la discrepancia entre lo que ha ocurrido y lo que la persona esperaba que ocurriese. Una buena estrategia, sin embargo, es reconocer que, aunque los remordimientos son normales, no es necesario insistir en ellos. “Dirija su atención a nuevas actividades o estrategias. Involúcrese en estudios, únase a un club de lectura, en definitiva: haga algo diferente. La atención vital tiene que reorientarse hacia el futuro”, explica el psicólogo. Otra clave pasa por cerrar las situaciones que pertenecen al pasado. Los estudios han demostrado que el remordimiento desaparece más rápidamente si se trata de una situación que finaliza. Sin embargo, muchas veces la gente tiende a tomar decisiones que dejan la puerta abierta a cambiar de idea más tarde. Si se derriban los puentes tras atravesarlos, eliminando la oportunidad de volver atrás, la predisposición es a aceptar lo que tienes y seguir adelante. Finalmente, Roese aconseja tener una actitud constructiva. “Hay varios aspectos positivos del arrepentimiento. Uno de ellos es que puede ayudar a poner las cosas en el contexto adecuado”, añade Roese. Entender cómo se han desarrollado las situaciones ayudará a aprender para el futuro. Además, reconocer el error ayuda a preservar las relaciones, en el sentido de que “si uno siente que ha metido la pata, será más propenso a hacer las paces”. El remordimiento, junto a otras emociones que identificamos como negativas (la decepción, la culpa, o la vergüenza) tiende a motivarnos a la acción. Nuestro cerebro acelera el proceso de buscar alternativas que nos dirijan a una situación mejor que la que sufrimos a causa de las anteriores decisiones incorrectas.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - Nos arrepentimos más de lo que no hicimos que de los errores hechos