La imposible lucha por guardar honor y reputación en Internet

El cantante español y conocido defensor de la SGAE, Ramoncín, inició una batalla contra los comentarios on-line que considera injuriosos. Algunos expertos sostienen que este tipo de demandas son perjudiciales para el artista, aunque los abogados de Ramoncín consideran que la Red está plagada de textos que atentan contra el honor de su cliente. Un caso, no el primero, de personas que intentan controlar la información que aparece en la Red, algo que, a pesar de los esfuerzos, muchas veces resulta

MADRID · 25 DE ENERO DE 2010 · 23:00

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Es uno de los nombres más populares entre los internautas españoles, pero no siempre para bien. Una entrada, grupo o noticia con el titular «Ramoncín» provoca cientos de comentarios, la mayoría provenientes de detractores. José Ramón Julio Martínez Márquez, Ramoncín, ha iniciado un nuevo combate contra los comentarios alojados en varias páginas web por lo que considera «una grave vulneración del honor» y «un posible delito de injurias y calumnias», según se detalla en los requerimientos que sus abogados presentaron ante diferentes páginas web. En ellos se detallan los comentarios que deben ser eliminados, así como la petición de borrado de las palabras clave que permitirían encontrarlos en buscadores. El periódico 20minutos.es o la web de promoción de noticias Meneame.net son dos de las páginas que han recibido esas peticiones. El fundador de Meneame.net, Ricardo Galli, explica que en tres horas recibió esa solicitud por correo electrónico en 29 ocasiones y detalla que los e-mail estaban dirigidos a su correo personal, no a las direcciones de contacto especificadas en la página web. «Es un correo que ni siquiera me tendría que haber llegado a mí. Por lo que se ha sabido después, el texto que mandan es igual para todos los destinatarios, está hecho por un programa y sólo cambian los enlaces, casi como spam», explica Galli. Menéame recibe unos 10.000 comentarios al día, según sus creadores. Galli detalla que, si reciben una comunicación fehaciente en la que se les solicite la retirada de esos comentarios sobre Ramoncín la estudiarán, si bien considera que a día de hoy ese tipo de comunicación no se ha producido. EL EFECTO BUMERANG Más allá del borrado de esos comentarios, Galli explica que el envío de este tipo de correos tiene un efecto «muy negativo» para Ramoncín. «Aunque nosotros queramos complacerle y eliminemos lo que nos solicita, provocará el efecto contrario. Los comentarios se multiplicarán». En el mismo sentido se expresa el profesor de Sistemas de Información en IE Business School Enrique Dans: «Cuando la persona que es el blanco de las críticas lee un comentario referente a él tiene la idea de que tiene una enorme visibilidad. No siempre es así, y con una denuncia se corre el riesgo de que se produzca un efecto multiplicador que resulta muy difícil de frenar». Dans, una de las personas más populares de la Internet hispana, también ha sido blanco de críticas en ocasiones. No obstante, su filosofía ante ellas es muy distinta a la de Ramoncín: «Si tu nombre es conocido hay que aceptar cierto nivel de reacciones negativas. Los comentarios injuriosos se desacreditan por sí solos, y reaccionar ante ellos puede contribuir a la visibilidad de los mismos», explica. ¿CONTROL IMPOSIBLE? Según la web Redpoints, especializada en este tipo de casos, es posible establecer un cierto control sobre los comentarios injuriosos en la Red, aunque parece una labor titánica. Un equipo de personas busca manualmente toda la información disponible en Internet sobre su cliente, separando la opinión de lo que, a su modo de ver, podría ser objetivo de un requerimiento. Con cada posible injuria encontrada, se envía un correo electrónico «amistoso» a la dirección pública de contacto que aparece en la página web que lo aloja, según la empresa. «Sólo se indexan los mensajes ilegales que vulneran algún derecho», detallan. Pero el trabajo no termina ahí, sino que se comprueba si el correo electrónico ha llegado, si se ha enviado a la persona adecuada o si el comentario se ha borrado, entre otros aspectos. «La reputación en Internet se puede controlar, mirando mucho y sin dejar de buscar, revisando los mismos sitios una y otra vez», añade el responsable. Redpoints puntualiza que en un 99% de los casos se suele borrar el comentario solicitado, y detalla que sí han notado un repunte en la solicitud de este tipo de servicios, «debido a la proliferación de las redes sociales», para las que afirman tener herramientas de control. Dans también matiza que con la reciente explosión de las redes sociales se han incorporado millones de nuevos usuarios a la Red que desconocen las formas de comportamiento en el mundo virtual. «Este tipo de alusiones desaparecerá cuando Internet madure», añade. Con 350 millones de usuarios de redes sociales en todo el mundo, el perfil de usuario refleja una gran presencia de jóvenes menores de 25 años, según el último informe e-España de la Fundación Orange. Pero este no parece ser la única causa de este tipo de comentarios. «La comunicación mediante una pantalla inhibe los circuitos de feedback que moderan nuestra respuesta. A ello hay que sumar que en Internet hay cierta ilusión de anonimato», analiza Dans. El despacho Gómez-Acebo y Pombo también trata cuestiones relacionadas con el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen. Uno de sus abogados, Iban Díez López, explica que este bufete trabaja ante la petición de un titular, evaluando si se pueden iniciar acciones legales para eliminar los comentarios que, en opinión de la persona, atentan contra su derecho al honor. «Si se trata de una calumnia evidente, se aplica la limitación de responsabilidad de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI), donde se detalla que si un prestador conoce que incluye comentarios injuriosos es responsable de ellos», detalla Díez. Gómez-Acebo y Pombo no se encarga de peinar la Red en busca de comentarios. Si el despacho de abogados observa un posible delito en las opiniones señaladas por su cliente, comienza la solicitud de retirada de los mismos. La petición oficial es uno de los aspectos más importantes ante una posible llegada a juicio. Díez explica que «si una página recibe un requerimiento, le sería muy difícil probar que no tenía conocimiento de la existencia de esos comentarios». LA CENSURA: LA MEJOR PROMOCIÓN La cantante Barbra Streisand denunció a un fotógrafo y a una web en 2003 solicitando la retirada de una imagen en la que se podía ver su casa desde el aire, alegando el derecho a la privacidad. Streisand consiguió el efecto contrario, y lo que comenzó como una fotografía sin importancia se empezó a reproducir en todo tipo de páginas on-line. Desde entonces, se denomina ‘efecto Streisand’ al fenómeno en el que un intento de ocultar determinada información en la Red consigue que esta adquiera una mayor popularidad de la que tenía en principio, propagándose mediante muchas más fuentes. La cantante fue la primera de una serie de ejemplos que ilustran la inutilidad de intentar retirar una información que ya se ha hecho pública. En septiembre de 2005, el diario danés ‘Jyllands-Posten’ publicó unas caricaturas en las que Mahoma salía representado como un terrorista. Las peticiones de censura por parte de diversos líderes musulmanes hicieron que los dibujos dieran la vuelta al mundo en la Red. El autor fue recientemente víctima de un intento de asesinato por parte de terroristas islamistas. Un ejemplo menos dramático lo protagonizó el cantante Ramoncín, quien, en teoría, consiguió que la página de vídeos on-line YouTube retirara el canal de la revista ´El jueves´ donde, a su juicio, se le ridiculizaba. Sin embargo, el cantante no tuvo tanta influencia y, finalmente, se desveló que el sitio ya contaba con una reclamación por parte de un enemigo más poderoso, el canal de televisión Fox. Aún así, tras el cierre, los vídeos se trasladaron a otra web y las visitas aumentaron de forma desmesurada.

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