Acompañar en el `día a día´ a los hijos avisa de futuras conductas violentas

La mejor forma de detectar conductas agresivas en los hijos es que los padres les acompañen en el “día día”, con el objetivo de detectar a tiempo conductas violentas, e intervenir si es necesario. Es una de las conclusiones del manual “Adolescencia, violencia escolar y bandas juveniles, ¿qué aporta el Derecho?”, elaborado por un equipo de expertos de las áreas del derecho, la psicología y la docencia.

MADRID · 20 DE ABRIL DE 2009 · 22:00

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La coordinadora de la obra y miembro del grupo de investigación Derecho y Menores de la Universidad Pontificia de Comillas, Isabel E. Lázaro, explica que, en muchas ocasiones, los padres son “los grandes ausentes en la vida de los hijos” y que su responsabilidad en la formación de los mismo “no se puede dejar” exclusivamente en manos del colegio. Lázaro añade que la ausencia de los padres “está teniendo una transcendencia social muy importante” en un contexto donde la conciliación familiar se perfila como uno de los factores a tener en cuenta para evitar la adopción de actitudes violentas. Sin embargo, el ritmo de vida, sobre todo, en las ciudades, dificulta que se alcance este objetivo, a diferencia de lo que ocurre en las zonas rurales, considera la letrada “Uno de los elementos que ha salido en todos los capítulos es precisamente que los hijos necesitan estar más tiempo con los padres. En las ciudades, la vida es mucho más rápida y el tiempo que dedicamos a movernos de un sitio a otro es mayor. Esto se refleja en el estado en el que se encuentran los niños”, asegura. HAY QUE BUSCAR AYUDA En este sentido, la experta añade que la ausencia de los padres en las etapas claves de formación, “dificulta el diálogo” cuando se trata de atajar problemas de agresividad, pero, que en cualquier caso, “no queda más remedio” que intentarlo. Así, afirma que “no se puede renunciar a ser padre”, incluso en los casos donde el menor manifiesta trastornos graves. “Lo que hay que hacer es buscar ayuda”, sentenció. Con respecto a las víctimas de abuso escolar, Lázaro señala que “el peor daño que se puede hacer es callar estas situaciones”, de ahí que aconseje acudir al adulto responsable: “Bien a los padres, tutores, jefes de estudio o directores”. En esta línea, apunta que las comunidades autónomas disponen de “teléfonos a los que pueden recurrir los niños para ser auxiliados”. Un ejemplo de ello, es la línea que habilitado el Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid. En el lado de los profesores, éstos también cuentan con teléfonos de asistencia como el ´Defensor del Profesor´ puesto en marcha por el sindicato independiente ANPE-Madrid, y que registró más de 5.000 llamadas el curso pasado. La mitad de ellas pertenecen a docentes de Educación Secundaria. REESTABLECER VÍNCULOS COMO LUCHA CONTRA BANDAS Por otro lado, en lo tocante a las bandas juveniles, Lázaro insiste en que “no se pueden minimizar sus acciones porque no resulten graves”, por lo que anima a ponerse en contacto con la policía para que intervenga cuando se produzcan brotes violentos. Con todo, recuerda que estos menores “necesitan de una atención especializada” si han cometido algún delito. “No se les equipara a los adultos ni hay propiamente penas, sino que se ponen en marcha medidas educativas para reestablecer vínculos familiares y romper lazos con la banda”, explica, a la vez que identifica a los jóvenes con desarraigo y a los inmigrantes, “por la falta de un contexto social que les resulte acogedor”, como los principales grupos con riesgo a entrar en bandas juveniles.

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