La falta de un proyecto vital lleva al joven a conductas de riesgo

El psiquiatra Carlos Mingote considera que las dificultades que tienen los jóvenes para encontrar un empleo estable y poder emanciparse, les lleva a la ausencia de un proyecto vital estimulante que desemboca en conductas de riesgo y en psíco-patologías.

MADRID · 13 DE JULIO DE 2008 · 22:00

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Carlos Mingote ha coordinado junto con el catedrático de Sociología Miguel Requena un estudio multidisciplinar sobre las causas del incremento del malestar de los jóvenes en la sociedad del bienestar. En el estudio con el título ´El malestar de los jóvenes. Contextos raíces y experiencias´, han participado destacados especialistas en psicología, psiquiatría, sociología, psicopatología, profesores de universidad y responsables de políticas sociales de ayuda al joven y a la familia. El libro recoge una serie de ensayos que estudian las causas del bienestar-malestar, el comportamiento social de los jóvenes, la cultura de la fiesta, la violencia en las aulas, la agresividad juvenil y los trastornos psicopatológicos en la adolescencia, entre otros. Mingote, profesor asociado de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, reconoce que desde la II Guerra Mundial el número de niños y jóvenes a los que se les diagnostica algún tipo de trastorno mental va en aumento y refleja el incremento del estrés al que están sometidos. En el medio urbano y en las culturas occidentales, se ha constatado que la mayor ansiedad social y la excesiva sensibilidad de los jóvenes al rechazo por sus iguales, refleja los mayores niveles de violencia y malestar social. Para el profesor Mingote la familia sigue siendo la unidad básica de convivencia y el sistema fundamental de integración sociocultural, pero, recalca, no basta con ensalzar su papel extraordinario, sino que resulta imprescindible mejorar las políticas de apoyo a la misma. En relación con el papel de la familia en la formación de la personalidad de los hijos, Carlos Mingote y la psicóloga Mónica Calzada Pereira, que participa también en el estudio, coinciden en que el hecho de que ambos progenitores trabajen fuera de casa no es obstáculo para una atención adecuada a los hijos. Para Mónica Calzada se trata básicamente de ´promover un buen vínculo en las relaciones padres-hijos, que se logra fomentando las capacidades de escucha activa, de empatía y de poner límites´. No es cuestión de cantidad de tiempo, sino de calidad, afirman: ´se sobrevalora el tiempo cuando lo que importa es la calidad de la atención que dedicamos a los hijos, la capacidad de escuchar y la transmisión de felicidad´. Necesitamos, apostilla Mingote, ´desarrollar más escuelas de padres para enseñar un estilo educativo democrático en vez del permisivo o del intolerante, porque una cosa es la democracia formal y otra la que desarrollamos en la familia y en las empresas´. Para Mónica Calzada se trata básicamente de promover un buen vínculo en las relaciones padres-hijos, que se logra fomentando las capacidades de escucha activa, de empatía y de poner límites.

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