El amor «desactiva» la capacidad de criticar a la persona querida

Las últimas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro han revelado que las personas que están realmente enamoradas pierden la capacidad de criticar a sus parejas, es decir, se vuelven incapaces de ver sus defectos, lo que viene a confirmar aquel popular refrán que asegura que "el amor es ciego".

MADRID · 31 DE MARZO DE 2008 · 22:00

,
Al menos esto es lo que sucede en los casos de amor romántico o también maternal, en los que se ha detectado que, ante determinados sentimientos, se activan las mismas regiones del cerebro, según ha explicado la neurobióloga Mara Dierssen, investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona. Lo más curioso del caso, sin embargo, es que, paralelamente a esta estimulación que se produce en las mismas regiones cerebrales, en ambos tipos de amor se "desactiva" la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas. Se suprime, por tanto, la capacidad de criticar a los seres queridos, ya sea pareja o cualquier persona cercana a nosotros, situación que se reproduce tanto en humanos como en animales. Los estudios que desde hace varios años se llevan a cabo en humanos y ratones para conocer el complejo funcionamiento del cerebro están aportando datos tan novedosos como sorprendentes en el terreno del amor. Estos avances están ayudando, por ejemplo, a responder a preguntas como qué pasa en nuestro interior cuando nos enamoramos, qué sucede en el cerebro o por qué sentimos -o no- deseo sexual. El diccionario de la Real Academia Española define el amor como un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Para Mara Dierssen, sin embargo, el amor es básicamente una adicción química entre dos personas. Dice esta investigadora que cuando existe enamoramiento de verdad se dan, en mayor o en menor medida, una serie de circunstancias comunes, como la atracción física, el apetito sexual o el afecto y el apego duradero. Estos sentimientos desencadenan en nuestro interior un conjunto de alteraciones químicas que generan sustancias como la dopamina, responsable de la sensación de atracción, o la serotonina, implicada en los pensamientos obsesivos. El análisis de estos aspectos, así como de la actividad cerebral, también ha permitido constatar que el cerebro de hombres y mujeres funciona de manera diferente en cuanto al amor se refiere y que cuestiones como los diferentes niveles de apetencia sexual tienen una explicación científica. Se ha descubierto que existen diferencias entre géneros, de manera que el hombre es más sexual, tiene un apetito sexual más constante, mientras que la mujer es más sensitiva. Incluso la infidelidad ya sea en personas humanas o en animales, afecta de manera diferente a unas y otras especies. Se sabe, por ejemplo, que sólo el tres por ciento de los mamíferos son monógamos, como los ratones de la pradera, las orcas o el hombre, mientras que la gran mayoría son promiscuos. No obstante, un experimento llevado a cabo en ratones de montaña, caracterizados por su gran promiscuidad, ha permitido comprobar algo sorprendente: la monogamia animal es genética y un cambio de los genes de estos animales puede hacer que los machos sean fieles a su pareja.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - El amor «desactiva» la capacidad de criticar a la persona querida