Menos años de vida por la alimentación

Los problemas alimenticios de hoy tienen que ver con el consumo excesivo y la sociedad moderna (con los bollos y comidas preparadas).

MADRID · 03 DE MARZO DE 2008 · 23:00

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Un informe de la Fundación La Caixa analiza la alimentación de los españoles y los problemas asociados. A este paso, advierten, las nuevas generaciones pueden tener una menor esperanza de vida. A finales de los años 60, el estado nutricional de nuestro país era deficiente y desequilibrado. Los españoles no alcanzaban el nivel de calorías de los países desarrollados (por entonces, en 3.200 kcal) y presentaban un alto consumo de pan, patatas, pescados y verduras, frutas y legumbres. España aparecía por debajo de la media en el consumo de carne, leche y huevos. Los dos primeros Informes sostenían que el camino hacia una dieta "equilibrada y racional" pasaba por introducir en los hogares comida asociada a la modernidad, como el pescado y la carne congelados o las sopas preparadas. En 1976, el Tercer informe, se congratula de la "mejora sustancial de la dieta" al constatar un incremento del 30% al 45% en el consumo de proteínas de origen animal. En los años 80, la comida moderna irrumpe en las cocinas de nuestros hogares. Llegan la pasta, el arroz y los dulces industriales. Todo ello conduce a la aparición de nuevos problemas alimentarios asociados al aumento del colesterol y a los excesos de calorías. PARADOJAS DE LA VIDA MODERNA En una sociedad caracterizada por la sobreabundancia alimentaria, la obesidad infantil y juvenil crecen alarmantemente y proliferan otras patologías asociadas a la nutrición como la anorexia, la bulimia o la ortorexia. Estos factores pueden provocar que por primera vez los hijos tengan menor esperanza de vida que sus padres. Nunca había habido tanta regulación, ni tantos riesgos asociados a lo que comemos; nunca había habido tanta información sobre cómo comer sano. La obesidad (cuya prevalencia entre los críos españoles de seis a 13 años se ha duplicado en los últimos 20 años) está estrechamente vinculada al consumo de productos azucarados, bollería, embutidos y refrescos; además del tiempo dedicado a actividades sedentarias, como ver la televisión o los videojuegos. LAS DIFICULTADES DE COMER SANO Los productos frescos son menos accesibles, a diferencia de los precocinados o de consumo inmediato, comidas con alto contenido en azúcares y grasas. Diferentes estudios han visto que las dietas sanas (con mayor proporción de frutas y verduras) se asocian a tener cerca mercados y tiendas especializadas en productos frescos. El 52% de los consumidores dice que tiene en cuenta la salud al elegir alimentos. Pero el 91% reconoce que come lo que le apetece o le gusta Existen grandes divergencias entre lo que el usuario dice comer y lo que realmente come. Según el Observatorio de la Alimentación, el 52% de la población asegura que lo primero que tiene en cuenta a la hora de elegir los alimentos es "la salud". Sin embargo, en las respuestas espontáneas, el 91% de los entrevistados dicen que consumen los alimentos que "más le gustan o apetecen". Ramón Aranceta, especialista en medicina preventiva, recomienda que cada familia tenga un proyecto de salud que acomode los gustos con lo que nos favorece.

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