Cinco de cada 100 personas presentan síntomas graves de duelo patológico tras perder un ser querido

El duelo tras la pérdida de un ser querido es un proceso que suele durar entre seis y doce meses. Pero, en algunos casos, se prolonga en el tiempo y se intensifica apareciendo síntomas cercanos a la depresión que incluso impiden la vida normal de las personas.

MADRID · 29 DE OCTUBRE DE 2007 · 23:00

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Según los especialistas, cinco de cada 100 personas que pasan por el trance del fallecimiento de un familiar o amigo presentan ´síntomas graves´ de duelo patológico. DUELO PATOLÓGICO Esta situación surge cuando fracasa el proceso mental de adaptación a la pérdida de la persona querida y es imprevisible en cuanto a duración, consecuencias y secuelas. La mayor parte de los procesos de duelo se resuelven espontáneamente y en cerca del 90% de los casos remite. Sin embargo, diez de cada 100 personas pueden desarrollar cuadros depresivos, y en un 5% de los casos pueden llegar a experimentar alucinaciones e incluso sentimientos de culpa. Aunque no alcanza este estado de gravedad, se calcula que alrededor de un 16% de las personas que sufren la pérdida de un ser querido presentan un cuadro depresivo, de mayor o menor intensidad, el año siguiente a la pérdida. Esta cifra se incrementa hasta aproximadamente el 85% en la población mayor de 60 años. OTROS DUELOS Los datos apuntan que el médico de atención primaria atiene anualmente entre 70 y 100 procesos de duelo de sus pacientes. El doctor Miguel Roca, de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan Marcha de Palma de Mallorca, indica que el duelo puede convertirse en patológico cuando su gravedad y duración no guardan proporción con la pérdida. El doctor Javier García Campayo, psiquiatra del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, explica que cada vez más personas demandan tratamiento para no sufrir. Campayo no recomienda el tratamiento farmacológico a medio y largo plazo no debería para duelos no patológicos, ya que impiden que éste se resuelva con normalidad. Pero el periodo de duelo no sólo se debe al fallecimiento de personas cercanas, ya que se pueden experimentar síntomas similares ante cualquier ausencia vital como perder el trabajo, quedar inválido por un accidente de tráfico, o mujeres a las que se les ha practicado una mastectomía.

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