Premios Ignobel: la ciencia salva la vida, pero a veces mata de risa

Durante más de medio siglo, el ingenio doctor Franz de Conpenhague dio para mucho en las páginas de los grandes inventos del TBO.

COPENHAGUE · 08 DE OCTUBRE DE 2007 · 22:00

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"Efectos secundarios de la ingestión de sables" (Medicina), "Extracción de esencia de vainilla de la bosta de vaca" (Química), "Cómo la viagra combate el `jet-lag´ en los hamsters" (Aviación), "Censo de los ácaros que pueblan una cama" (Biología), "Modelo matemático para determinar las arrugas de las sábanas" (Física)... Estos son cinco de los diez premios Anti-Nobel que acaba de conceder, en su decimoséptima edición, la revista humorístico-científica "Annals of Improbable Research" (Anales de la investigación improbable), en una ceremonia celebrada en el teatro Sanders, de la Universidad de Harvard (Massachusetts). Estos Anti-Nobel son el producto de años de licenciatura, doctorado e investigación que científicos de todo el mundo han desarrollado a golpe de horas de exprimirse sus ideas. El Anti-Nobel de la Paz ha sido concedido al Laboratorio de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de Patterson Wright, en Dayton (Ohio), en reconocimiento a su proyecto de fabricar una "bomba gay" que, lanzada sobre las filas enemigas, provocara la homosexualidad masiva de sus soldados. Un arma química que despertó en 2005 el interés del Departamento de Defensa hasta el punto de financiar su desarrollo, aunque el proyecto finalmente fue paralizado. No ha faltado la representación española en los investigadores catalanes -Josep Trobalon y Nuria Sebastián Gallés- que han logrado el premio de Lingüística por un estudio que demuestra que las ratas no distinguen entre el holandés y el japonés cuando escuchan grabaciones en estas lenguas pasadas al revés. En ediciones anteriores las investigaciones premiadas no eran menos que las de este año: "Interrupción del hipo mediante un masaje rectal dactilar", "Estudio de las fuerzas producidas al arrastrar una oveja sobre distintas superficies", "Los arenques se comunican con pedos"... A veces los científicos no deben ser tomados muy en serio.

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