La infidelidad del marido: mitos y realidades

Los hombres de Sudáfrica, por ejemplo, se justifican diciendo que prefieren ser infieles en vez de tomar una segunda o tercera esposa. Los estadounidenses se lamentan porque el amor se ha terminado en sus matrimonios, y los japoneses creen que el sexo extramarital no es adulterio si pagan por él. Estas son sólo algunas de las excusas culturales para ser infiel a su esposa, según registró Pamela Druckerman, autora de una nueva visión comparativa sobre la infidelidad. AFRICA A escala mundial, los hombres de países africanos, desde Togo a Mozambique, resultaron los más propensos a tener otra pareja sexual en los últimos 12 meses, y hasta el 37 por ciento dijo que fue infiel en ese tiempo. FRANCIA Los franceses, con fama de vivir la pasión sexual intensamente, no se corresponde con los estudios y encuestas realizadas. Sólo el 3,8 por ciento de los hombres casados y el 2 por ciento de las mujeres en el mismo estado en Francia admitió tener aventuras amorosas. En cambio, los franceses fueron superados por los ciudadanos de Estados Unidos, en donde las tasas reconocidas de infidelidad llegan al 3,9 por ciento para los hombres y al 3,1 para las mujeres. Pero sin embargo, son también los que se sienten más culpables por hacerlo. En un promedio nacional, los adúlteros estadounidenses tienen más tendencia a autoculparse por ello. EEUU Aunque los estadounidenses se han vuelto más tolerantes en prácticamente cualquier tema sexual importante, desde tener un hijo fuera del matrimonio al divorcio y homosexualidad; sólo un 6 por ciento de los estadounidenses de una encuesta declaró que era aceptable ser infiel en alguna o cualquier circunstancia. Frente a esta cifra, cerca del 40 por ciento de los rusos encuestados no vio problema alguno en teber relaciones sexuales siendo infieles a su pareja. LOS PAÍSES POBRES, MÁS INFIELES De forma global, los hombres de países más pobres eran los más propensos a ser infieles. Sin embargo, es también importante reseñar que dentro de cada uno de los países, las tasas de infidelidad varían enormemente dentro de las subculturas o incluso en los diferentes vecindarios de una misma ciudad.