Crece un movimiento organizado contrario al desaforado marketing navideño

El movimiento “Buy Nothing Christmas”, que comenzó en 1989, ha crecido hasta incluir a activistas sociales, organizaciones religiosas y personas comunes que han renunciado al aparentemente obligatorio consumo en los días festivos.

MADRID · 25 DE DICIEMBRE DE 2006 · 23:00

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Mientras la temporada festiva de compras del 2006 llega a su máximo, la gente se enfrenta a una de las más fuertes presiones comerciales del año: eñ marketing de Navidad. Pero un cada vez mayor grupo de personas se está rebelando contra unas navidades que son cada vez más impulsadas por el consumo, y e estimuña a rechazar comprar y aceptar regalos. Por ejemplo, desde el sur de Florida y hasta el noroeste del Pacífico, cada vez más personas están participando en el movimiento de Navidad de “No Comprar Nada”, dejando totalmente a un lado sus billetes y guardando sus tarjetas de crédito. Otro colectivo, el llamado grupo LASN, va más allá y sostiene que unos 3,000 mensajes de publicidad que se repoten una y otra vez, todos los días, en el cerebro del comprador medio, machacando en forma de anuncios por televisión e internet, con logos y marcas, tienen efectos sicológicos sobre los consumidores que en algunos casos conducen a deudas y depresión. El movimiento “Buy Nothing Christmas”, que comenzó en 1989, ha crecido hasta incluir a activistas sociales, organizaciones religiosas y personas comunes que han renunciado al aparentemente obligatorio consumo en los días festivos. No hay cifras sobre cuántas personas se han unido al movimiento y sus seguidores ciertamente no han hecho efecto en los gastos globales y cada vez mayores de la temporada navideña, que este año se estima en casi 500 mil millones de dólares por la Federación Nacional de Detallistas (NRF). Por otra parte, resistir el aspecto comercial de las navidades no significa que haya que renunciar a las ideas tradicionales asociadas con la fecha: fe, esperanza, amor y familia. En vez de regalos, según este movimiento la gente debía intercambiar certificados donde amigos y familiares acordaran pasar tiempo juntos, no gastar dinero más allá de lo habitual. Se puede disfrutar de un paseo por la playa o tomando una cerveza en una bar (dependiendo de la temperatura, claro).

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