Abuso sexual a niños, una tortura que se prolonga en el proceso judicial

“Save the Children” estima que el 23% de las chicas y el 15% de los chicos han sufrido vejaciones. Entre los abusadores se observan con frecuencia personalidades con gran poder de seducción. Médicos, abogados y jueces señalan que el proceso judicial por agresión sexual agrava las secuelas.

SEVILLA · 18 DE DICIEMBRE DE 2006 · 23:00

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Los profesionales que intervienen en los casos de abusos a menores coinciden en que la denuncia y el consiguiente proceso judicial supone un suplicio añadido al de los propios abusos y agrava las secuelas psicológicas y hasta físicas que los menores padecen. Dos hermanas de Sevilla de 15 y 11 años, sufrieron vejaciones por parte del padre y de sus amigos, que las fotografiaban o grababan en vídeo mientras consumían cocaína. Hace tres años que denunciaron los abusos y aún están a la espera de juicio. Hay un informe forense que acredita la versión de las niñas, informes médicos y de los psicólogos especializados. Las niñas han dado nombres y apellidos de quienes abusaban de ellas, pero el juez no ha hecho nada. ¿SON CASOS AISLADOS? Según Save the Children, un 23% de las mujeres españolas y un 15% de los hombres ha sufrido algún tipo de abusos o agresión sexual antes de los 17 años. La Asociación de Mujeres para la Salud (ASA), una organización que aglutina a personas que en su día sufrieron abusos, eleva esa cifra hasta el 30%. Todos coinciden al señalar que apenas se conoce entre el 10% y el 20% de los abusos de menores, de los que sólo el 2% se denuncian. Si el recorrido hasta que se dicta sentencia dura entre tres y cuatro años de media, la detección, aporte de pruebas e instrucción del caso supone un gran sufrimiento para la víctima por las múltiples pruebas, repetidas a veces, a las que se ve sometido el menor. A veces tiene que repetir la misma declaración siete u ocho veces y todos dudan de lo que dice. Todo comienza con una sospecha. La alarma puede saltar en la escuela, en el instituto: la víctima se lo cuenta a un amigo o llama la atención porque se transforma en un ser extraño. Insulta a los profesores o se pega con los compañeros. En ocasiones, se autolesiona. En el hospital de Valme (España), se detectan anualmente 25 casos. Desde que en 1993 se empezó a aplicar el protocolo han tratado a 250 menores víctimas de abuso sexual, de los que 187 eran niñas y 63 niños. TIPOLOGÍA DEL ABUSADOR La tipología del abusador, aunque variada, incluye con frecuencia personalidades con poder de simulación: son tipos encantadores, próximos a las víctimas y con gran capacidad de seducción. Una vez seducida, vendrá la interacción sexual (voyerismo, exhibicionismo, masturbación) para, en una tercera fase, tratar de sellar el secreto empleando amenazas si es preciso. Si por cualquier razón el secreto se rompe y los abusos salen a la luz, el abusador comienza una fase represiva en la que es muy frecuente que sea la propia familia la que trate de explicar y justificar lo que ocurre, con tal de que no trascienda nada. De ahí que sólo se denuncie el 2% de los abusos sexuales a menores. LOS MENORES NO MIENTEN El psicólogo Pedro Jaén, director de la Asociación Andaluza para la Defensa de la Infancia y Prevención del Maltrato (ADIMA), es tajante diciendo que esta demostrado que los menores no mienten en estos temas. ADIMA, que desde su fundación en 1993 ha atendido más de 2.000 casos de maltrato a menores, no tiene en sus archivos ni uno solo que diga que la fantasía de una niña o un niño le ha llevado a inventar un abuso.

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