Siete de cada diez embarazadas por violación rechazan el aborto

Tan sólo dos estudios en el mundo se han aproximado a uno de los temas «tabú» que rodean al aborto: la violación. Los expertos señalan que una agresión sexual es una contraindicación más para acabar con la gestación.

MADRID · 09 DE OCTUBRE DE 2006 · 22:00

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Mientras gran parte de los países han despenalizado la supresión de la gestación en este supuesto, la realidad de un embarazo por violación es desconocida por la gran mayoría de la sociedad y de la clase política, que dan por hecho que la madre querrá abortar sin dudarlo. Pero son precisamente las mujeres que han pasado por este terrible trauma las que se encargan de desmentir este tópico. En el primer estudio realizado en 1979 por la doctora Sandra Mahkorn, 28 de las pacientes embarazadas continuaron con su embarazo. El segundo estudio, realizado por el Elliot Institute y Fortress International ha ido más allá: a lo largo de la década de los noventa han recogido los testimonios de 192 mujeres que resultaron embarazadas a causa de una violación en EE UU. El 70% de estas mujeres eligieron continuar con su gestación. De las que abortaron, el 90% se arrepentía de haberlo hecho. David Reardon, experto en Bioética, investigador y director del Elliot Institute, denuncia en el citado libro que las organizaciones que promueven el aborto usando los argumentos de la violación jamás han buscado la opinión de las mujeres que han sufrido una agresión sexual y han quedado embarazadas. Diversas organizaciones en todo el mundo dedicadas a ayudar a la mujer recuerdan que, año tras año, nuevos estudios científicos continúan probando que una supresión de la gestación puede perjudicar gravemente la salud física de la mujer y que, además, no hay ningún condicionante psiquiátrico para el que el aborto sea indicado como beneficioso. No hay pruebas de que las víctimas de una violación se hayan beneficiado gracias al aborto. En cambio, sí hay pruebas documentadas de que el aborto empeora los problemas de las mujeres violadas», explica Reardon. Kathleen DeZeeuw es una de las mujeres que aporta su testimonio en esta valiente obra, ya que habiendo vivido la experiencia de una violación y habiendo sacado adelante a un niño fruto de esa agresión sexual, se siente agredida e insultada cada vez que oye que el aborto debería ser legal en caso de violación. Cree que son utilizadas para promover el aborto, incluso cuando nadie se ha interesado nunca por su parte de la historia.

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