Abuelos esclavos: el eslabón más débil de las nuevas familias, al borde del estrés

La vida de Pilar ha cambiado desde que, hace 13 meses, naciera su nieta Claudia. A sus 60 años, se siente una mujer nueva. Claudia entra por la puerta de casa de su abuela a las 10:00, hora en la que Olga, su madre, la deja para ir a trabajar. Así, de lunes a viernes hasta las ocho o nueve de la noche. La recoge de la guardería, prepara su comida, la duerme y pasa las horas en el parque jugando.

MADRID · 25 DE SEPTIEMBRE DE 2006 · 22:00

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Una situación cada vez más frecuente a la que se ven abocadas numerosas familias para poder cumplir con su jornada laboral, con lo que los abuelos vuelven a representar el papel de progenitores. ESTRÉS Y TENSIÓN Aunque se da por hecho que los abuelos están satisfechos con esta labor, no siempre se tienen en cuenta sus necesidades. El estrés que puede llegar a generar la crianza de un niño repercute en los mayores. Porque acatar la responsabilidad de los padres a una edad avanzada incrementa, en gran medida, la tensión y puede trastornar los planes de vida. Hay circunstancias en las que los abuelos pueden llegar a sentirse utilizados por sus hijos a la hora de hacerse cargo de los nietos. Es entonces cuando la ayuda se convierte en abuso y el abuelo pasa a ser un mero esclavo, no de los pequeños, sino de sus propios hijos. Sostener una familia sale caro y la mejor opción antes de recurrir al banco, son los mayores. El segundo baremo está comprendido entre los 65 y los 84 años, etapa en la que los problemas y las preocupaciones se centran en el miedo a la soledad y la opinión que de ellos tenga su familia pueden ser motivadores de esa disposición a ser explotados. No obstante, las relaciones familiares en España son buenas, ya que las familias se ven con frecuencia. PERJUDICIAL PARA LA SALUD Lo cierto es que hay circunstancias en las que los mayores pueden ver perjudicada su salud. Un afán de ser «superabuelos» que les lleva a sobrecargarse de actividades y que cumplen perfiles específicos. Es importante que los abuelos sepan decir ‘no’ y saber qué tipo de limitaciones tienen a la hora de decidir hasta dónde y cuándo se puede ejercer el cuidado de los pequeños. Es decir, aprender a poner límites y detectarlos. Saber compaginar el cuidado de los nietos con sus propios proyectos como sus relaciones personales, viajes, o contactos con otras familias.

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