Uno de cada tres desplazados en Sudán vive en campos de refugiados

El Gobierno y la milicia llegan a las aldeas matando a gente con lo que han obligado a más de 95.000 personas a huir de la violencia y a vivir en campamentos para desplazados. En Darfur ningún lugar es seguro, ni siquiera Kalma, todo el mundo tiene miedo a salir del campamento. Sólo cuando los soldados de la Unión Africana escoltan a la gente que quiere ir a recoger madera o hierba para los burros se atreven a salir. Varias mujeres que salieron a recoger leña, fueron retenidas por tres hombres y las violaron. La inseguridad afecta a la población civil de Darfur y a las ONG que trabajan sobre el terreno. La organización Oxfam, ha cerrado temporalmente dos de sus cinco oficinas en Darfur tras el secuestro de uno de sus trabajadores. En este contexto, la ONU denunciaba la semana pasada la muerte de un empleado de la organización humanitaria Relief International en Darfur. EL ACUERDO DE PAZ NO SE CUMPLE Oxfam y Médicos sin Fronteras son algunas de las organizaciones que a pesar de las duras condiciones trabajan con los refugiados y desplazados en Sudán. Cuando Kofi Annan estuvo en Kalma, la gente le dijo que tenía que parar los enfrentamientos pero ya son ya tres años y la guerra continúa. Desde el inicio del conflicto en 2003, unas 200.000 personas han muerto y más de dos millones de personas han tenido que dejar sus hogares. A pesar del acuerdo de paz firmado el pasado mes de mayo en Nigeria, han incrementado los combates entre los grupos rebeldes. Naciones Unidas, por su parte, afirmaba hace unos días que no tenía el dinero necesario para ayudar en graves crisis humanitarias como la de Darfur, Somalia y Gaza. Aún así, muchos refugiados en Kalma todavía tienen esperanza y piensan que cuando se acaben los combates, toda la gente regresará a sus aldeas.