Cientos de adolescentes están en tratamiento para curar sus adicciones

Las nuevas tecnologías han convertido a los videojuegos, el móvil o internet en las ofertas lúdicas por excelencia para los menores, una realidad cuyas sombras ya se han puesto de manifiesto. Las nuevas tecnologías despliegan un abanico de posibilidades en las que el juego y el dinero se convierten en potentes armas de seducción para los chavales. Sus consecuencias son estremecedoras: cientos de menores se encuentran hoy en tratamiento para curar sus adicciones al juego.

Madrid · 28 DE NOVIEMBRE DE 2005 · 23:00

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Existen menores en tratamiento o adultos cuyas adicciones tuvieron su origen en la infancia. La Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación (AZAJER) atendió el pasado año a 400 jóvenes de entre 16 y 28 años de edad. En el 2005 la cifra asciende a 617. En el abuso del móvil se gasta mucho dinero, por lo que estamos en el mismo proceso que la ludopatía, con mentiras para ocultar lo que se hace. Para niños y adolescentes el móvil no sólo es un aparato para comunicarse, sino que lleva implícito un posicionamiento, un tipo de status. Los niños con esta adicción se obsesionan de tal manera que llegan incluso a dormir con el móvil encendido debajo de la almohada y a despertarse de madrugada para ver si han recibido un SMS. En España, el 38 por ciento de los menores que posee un móvil se agobia o lo pasa fatal cuando se ve obligado a prescindir de él y un 25 por ciento de ellos gasta más de 20 euros al mes en llamadas y mensajes de texto. Un 11 por ciento confiesa haber engañado a sus padres y sustraído dinero para poder recargar su saldo. También a la Asociación Cordobesa de jugadores en Rehabilitación (Acoger) llegan cada vez más peticiones de padres que piden su intervención en problemas relacionados con las nuevas tecnologías. El médico especialista en adicciones de este colectivo, Román Fernández, asegura que la incidencia de ludopatía infantil «se ha duplicado en los últimos cinco años». En los años de trabajo han pasado de atender a una docena de niños por año a la treintena que están tratando en la actualidad. FALTA EDUCACIÓN Esta patología afecta de igual forma tanto a los chicos como a las chicas y la franja de edad en la que tiene más incidencia se sitúa en los 12 y los 15 años, según explica Fernández, quien además denuncia la «falta de regulación educativa respecto a las nuevas tecnologías». Uno de los síntomas que suele poner a los padres en alerta respecto a la posible adicción de sus hijos es «el fracaso escolar». Asimismo, los menores muestran una «excesiva irritabilidad y síndromes ansiosos o depresivos». Las máquinas tragaperras y los videojuegos son otros de los imanes a los que muchos niños quedan enganchados. Según declara Juan Luis Suárez, presidente de la Federación Andaluza de Jugadores Rehabilitados (FAJER), estas adicciones implican un abandono de las relaciones sociales del niño y, en el caso de los videojuegos, genera robos en las grandes superficies. Advierte que el número de menores adictos al juego entre los 16 y 17 años triplica al de los jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años. Andalucía ocupa uno de los primeros lugares de nuestro país en donde más se gasta en juegos de azar. El 32 por ciento de los escolares ha jugado alguna vez con apuestas de dinero y que el 4,5 por ciento lo ha hecho muchas veces. Han frecuentado alguna vez las salas de juego el 44,4 por ciento de los chavales, varias veces el 4,1 y acuden a diario a estos lugares el 2,9 por ciento. Se alerta de si no se controla la conducta des estos menores se vuelve más fuerte en la adolescencia y tarde o temprano desembocará en ludopatía.

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