Los errores más frecuentes al elegir colegio

A pesar de que a los padres intentan buscar el mejor colegio para sus hijos, los profesionales consultados aseguran que hay una serie de errores muy comunes y que se repiten cada año entre los progenitores que se enfrentan por primera vez a esta decisión. La cuestión no es baladí porque la relación de las familias con un colegio puede llegar a durar hasta 15 años o más. Uno de los errores más frecuentes es dejarse seducir solo por la información del folleto publicitario del centro. «No se pueden quedar en las apariencias —apunta Josep Luis González, director del British School Barcelona— Los padres deben visitar siempre el colegio e investigar cuestiones esenciales como lo que significa para ese centro ofrecer una formación integral, fomentar ciudadanos globales... Y por supuesto, no dejar de preguntar por vergüenza». En este sentido Carmen Guaita, vicepresidenta de la Asociación Nacional de Profesores de Enseñanza (Anpe) ha observado que muchas personas se quedan con las anécdotas que escuchan a vecinos, «sin preocuparse por tener más opiniones que confirmen si son verdad o no las ideas que tienen sobre un colegio, o sin acercarse a las Ampas para conocer de primera mano la versión de los padres e, incluso, de profesores». VALORAR PROS Y CONTRAS Según José Luis González, docente del colegio Santa María de los Apóstoles, «hay que evitar valorar en exceso un solo aspecto del centro escolar, como puede ser que este sea económico, que esté cerca del domicilio, o que tenga una piscina excelente, algo que vemos con frecuencia. Lograr una buena educación para los hijos supone un conjunto de variables», insiste. En este sentido, corrobora Guaita, es usual dejar en el profesorado todo el peso de la elección. «Su cualificación es una cuestión muy importante, pero también hay que valorar el clima existente entre profesores y alumnos, cómo atienden a los estudiantes, si se fomentan determinados valores...», explica. En definitiva, concluye el director del British School Barcelona, «tomar una decisión precipitada puede ocasionarnos muchos disgustos, por lo que nuestra recomendación es que las familias dediquen tiempo suficiente a pensar y a valorar pros y contras, para no dejarse llevar por impresiones fugaces. Es más, como mínimo la elección se debería tomar el septiembre del curso anterior. De esta manera se podrá optar a las listas de espera, visitar el centro en varias ocasiones... Ningún padre va a pecar por empezar con antelación».