Un padre psicópata puede convertirse en filicida

El odio, el rencor y el deseo de venganza pueden enajenar la mente humana al punto de llevar a un progenitor a asesinar a sus propios hijos.

CÓRDOBA · 05 DE SEPTIEMBRE DE 2012 · 22:00

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Sólo en 2010, once hijos murieron a manos de sus progenitores. La cifra salta ante el último caso que engrosa la negra historia reciente de España.El filicida José Bretón, un tipo frío como el hielo, ni se inmutó hace unos días, cuando la Policía le llevó de nuevo a la finca de Las Quemadillas, en Córdoba, y le colocó frente a la hoguera donde los investigadores creen que carbonizó los cuerpos de sus hijos, Ruth y José, de 8 y 2 años respectivamente. Ante esto, es inevitable plantearse la pregunta: ¿Qué pasa por la cabeza de una persona capaz de asesinar a sus hijos? ODIO Y RENCOR Todo apunta a que –como en otros casos- la venganza ha sido el móvil. Algunos expertos analizan la situación y llegan a conclusiones que no dejan de ser escalofriantes. El psiquiatra Jesús Criado explica que no es nuevo que un padre o madre se ensañe con sus hijos para hacer daño a su pareja. "El rencor puede hacer que el ser humano solo se centre en su odio y entonces toda su actividad, su pensamiento y motivación al actuar, pensar, sentir y vivir se enfoque hacia dicho odio. Todo lo demás no importa, deja de tener entidad y deja de ser algo real en su existencia, porque lo único que le alimenta es su deseo de hacer daño", afirma. DESEO DE HACER DAÑO Por su parte, el psicólogo Javier Urra sigue la misma línea de pensamiento: "Lo que pasa por la cabeza de Bretón, absolutamente tóxica, es el odio, el rencor, las ganas de hacer daño a su ex mujer y, desde luego, pensar que esos hijos no son suyos, eso es lo que le da la fuerza para matarlos, planearlo y para, después de cometerlo, no suicidarse inmediatamente". "Lo que le quiere transmitir a su mujer es: tú te separaste, tú has hecho que mi mano ejecute, pero tú eres la culpable. Por eso él no se quita la vida, porque quiere seguir disfrutando de ser el único que sabe donde están los niños. Algo ahora quizá se le desvanezca", concluye. UN CÓDIGO PROPIO La Asociación Española de Psiquiatría ha aclarado desde el primer momento su postura sobre este caso: "No queremos que se piense que lo que le ocurre a Bretón es producto de una enfermedad mental; no debe confundirse la psicopatía con una enfermedad". Esta es, precisamente, la idea que recalca la psicóloga Juana María Biedma: "La psicopatía no es una enfermedad mental, pues el psicópata conserva el juicio de realidad y sabe lo que está bien y lo que está mal, pero no asume las normas morales y sociales, se conduce por sus propios códigos y su ley interna". Para completar el cuadro la especialista añade que "las emociones son superficiales, manifestándose frío y calculador; puede emocionarse a veces, pero de manera muy fugaz". Los expertos señalan que el egocentrismo, la falta de empatía, el ser manipulador y mentiroso, la capacidad para seducir, la ausencia de remordimientos o la insensibilidad hacia los demás son otras características frecuentes en la personalidad de un psicópata.

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